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Bitácora PI

Presente y futuro de España

JOSÉ LUIS CONOCE A NAPOLEÓN

JOSÉ LUIS CONOCE A NAPOLEÓN

Juan V. OLTRA

  

 

   Harto de dar vueltas en la cama, mareado por los problemas que sus colaboradores ponían sobre su mesa, José Luis decidió levantarse.  

   Pepiño y Maritere, que fueron los últimos en irse, le dejaron sobre la mesa de trabajo un buen número de papeles que tenía que revisar. Decidido a no perder más tiempo a la captura de un sueño que se escapaba, se encaminó al despacho tras calzarse las pantuflas para poder ir adelantando algo y ahorrar tiempo al día que aún ni se anunciaba.

   De camino, aún aturdido por las nieblas de la noche, tropezó con una gran librería que, en el pasillo, almacenaba todos esos textos que sus predecesores en el cargo habían adquirido para dar lustre al despacho, aunque nunca los hubieran abierto, ni siquiera desprecintado, pero que a él incluso incomodaban por su mera presencia. Del anaquel más alto, se le cayó en la cabeza "El príncipe", comentado por Napoleón. Frotándose levemente el chichón que esa encuadernación noble le había causado, entró en el despacho y, apenas cerró la puerta, escuchó un roce sobre su moqueta. No estaba solo.

 

    - ¿Sonso, ¿eres tú?

 

 

   No encontró respuesta. Encendió el flexo de su mesa y lo vio. Notó que el corazón se le escapaba por la boca al reconocer esa silueta, esa imagen tan reproducida a lo largo de la historia, esa mano en el pecho...

   Salió de su sopor, balbuceando "es absurdo, es absurdo", cuando escuchó a Napoleón decir...

 

N: En política, un absurdo no siempre es un obstáculo

JL: No, no puedes ser tú, es increíble...

N: La credulidad reside en nuestra naturaleza imperfecta

JL: Que vengas a visitarme me alegra, me da un espaldarazo definitivo como gobernante

N: Me siento solidario con todo, desde Clodoveo hasta el comité de salud pública 

JL: Aun así, me siento conmovido y agradecido, porque...

N: El hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental. 

JL: Vale, perdona. Justo estos días estoy muy preocupado por los ajustes económicos que he tenido que hacer...

N: Nada más difícil que decidirse.

JL: Dije muchas cosas de las que ahora debo arrepentirme, ¿sabes?

N: La mejor manera de tener palabra es no darla nunca.

JL: Los sindicatos, a los que tanto he dado, ahora están enfadados.

N: La ingratitud es el defecto más vil del corazón humano.

JL: Yo creía que tendrían en cuenta la situación, el esfuerzo necesario, el...

N: Las naciones, como la historia, sólo tienen en cuenta los acontecimientos.

JL: Bueno, de todas formas, con esto lo que hago es salvar la situación. La historia ésa que mencionas me considerará un gran líder.

N: De lo sublime a lo ridículo sólo hay un paso.

JL: ¡Pero si ni siquiera he tomado todas las medidas que me recomendaban!

N: Es lo mismo hacer las cosas a medias que no hacerlas. 

JL: ¡Pero yo no podía hacer todo eso! ¡Entonces si que me crucifican!

N: No atreverse significa no hacer nada valioso. 

JL: ¡Sí me atrevo! He explicado a todo el mundo que nos esperan días duros, que...

N: Sólo se puede gobernar un pueblo ofreciéndole un porvenir. Un jefe es un vendedor de esperanzas.

JL: ¿Me sugieres que les mienta?

N: La mentira pasa, la verdad permanece.

JL: Menos mal; una cosa es que me llamen tonto, otra mentiroso o malvado.

N: Cuando se ha sido pérfido, uno no puede convertirse en tonto. 

JL: Hacer lo que tengo que hacer, sin al menos maquillar la verdad, es imposible, créeme.

N: Lo imposible es el refugio de los cobardes.

JL: Tendría que hacer cosas que dirían que son inmorales.

N: Lo más inmoral es desempeñar un oficio que no se conoce.

JL: Al menos me reconocerás que hasta ahora mi gobierno ha brillado.

N: Un gobierno nuevo tiene que deslumbrar y sorprender; cuando deja de brillar, cae. 

JL: Además del pueblo, tengo a Su Majestad de mi lado, sus últimas declaraciones...

N: Los reyes sólo aprecian a aquellos que les resultan útiles, y sólo mientras lo son.

JL: ¿Útil yo al Rey? 

N: Hay dos palancas para mover a los hombres: el miedo y el interés.

JL: Bah, de todas formas, siempre tendré a los míos, a mi partido, ayudándome...

N: Gobernar por un partido significa, tarde o temprano, depender de él; ¡A  mí no me cogerán! Soy nacional. 

JL: ¿Insinúas que sólo atiendo a sus razones?

N: Aquél que lucha contra su patria es un hijo que mata a su madre.

JL: La gente se queja en la calle, pero no hay mejor manera de gestionar.

N: Mi política consiste en gobernar a los hombres como la mayoría quiere ser gobernada. Creo que ésa es la manera de reconocer la soberanía de un pueblo. 

JL: Eso es lo que intento hacer. Por eso respondí al clamor popular colocando a la Iglesia Católica en su sitio.

N: Una sociedad sin religión es como un barco sin brújula. 

JL: Discrepo. La religión en general es una mentira que...

N: La religión atribuye al cielo una idea de igualdad que impide que los ricos sean masacrados por los pobres. 

JL: Yo soy ateo, no me hace falta ese apoyo.

N: El ateismo ha sido un principio destructor de toda organización social que niega al hombre toda posibilidad de consuelo y toda esperanza.

JL: No me hacen falta los curas para eso.

N: La religión cristiana será siempre el apoyo más sólido para el gobierno que sepa cómo servirse de ella.

JL: Insisto, podemos sustituir esa estructura clásica.

N: Los conquistadores hábiles nunca se enemistan con los sacerdotes. 

JL: Me hablas de una institución con los días contados.

N: Los pueblos pasan, los tronos caen, la Iglesia permanece.

JL: La Iglesia caerá en el momento en que no tenga fieles. Y la Fe es algo escaso en la España del XXI.

N: Si le arrebatáis al pueblo la Fe, sólo tendréis salteadores de caminos.

JL: Veo que abogas por la Iglesia como apoyo al gobernante.

N: No puede existir sociedad sin moral; no hay buena moral sin religión Así pues, no hay más religión que la que proporciona al Estado un punto de apoyo firme y duradero. 

JL: Estás desfasado, eres de otro siglo.

N: Sólo la religión consigue que los hombres soporten las desigualdades de rango, porque tiene consuelo para todo. 

JL: En esta España multicultural hay más de una forma de llegar a eso.

 

 

   Napoleón se revolvió inquieto, y mientras mascullaba "El mérito de Mahoma es haber fundado una religión prescindiendo del infierno", se sentó en el silloncito azul de la esquina.

 

 

JL: Hablas demasiado de conceptos caducados. La religión, la moral... son tiempos de democracia

N: No son necesarios cien hombres para discutir las leyes dictadas por treinta: no hacen más que parlotear.

JL: No discuten. Mi discurso les cautiva...

N: Los grandes oradores que dominan a las asambleas por el esplendor de sus discursos son, en general, políticos mediocres; su fuerza esta en la imprecisión, la práctica los mata.

JL: De acuerdo con que en la práctica algunas cosas fallan, pero es que las circunstancias...

N: Quienes no saben aprovecharse de las circunstancias son tontos.

JL: La oposición no lo pondrá fácil.

N: Hay que presentarse ante los enemigos y poner buena cara; si no, creen que se les teme y eso les hace intrépidos.

JL: De todas formas no me dan miedo, seguro que al final los sindicatos me ayudan, es su enemigo común.

 

 

   Napoleón le miró con un brillo de ironía en sus ojos y dijo "En las revoluciones hay dos tipos de personas: las que hacen y las que sacan provecho"

No se dio por aludido José Luis.

 

 

JL: Eso sí, estarán un poco enfadadillos porque no he podido cumplir mi palabra.

N: Los gobiernos sólo cumplen su palabra cuando se ven forzados a ello, o cuando hacerlo les resulta provechoso.

JL: ¿Tú qué hacías cuando ocurrían cosas sorprendentes?

N: Un incidente no puede dirigir la política, sino que la política debe dirigir los acontecimientos.

JL: Pero ¿cómo lo capeabas?

N: Actúo en política como en la guerra: distraigo un flanco para batir al otro.

JL: Básicamente es lo que yo hago también, claro. Pero no logro tener contento a todo el mundo.

N: Se gobierna mejor a los hombres por sus vicios que por sus virtudes.

JL: Creo que te voy entendiendo...

N: La ambición es la más poderosa de las pasiones.

 

José Luis se rascaba la cabeza intentando digerir lo que el corso le decía, cuando éste continuó: "Los hombres que han cambiado el mundo no lo han conseguido remplazando a los gobernantes, sino agitando a las masas".

JL: ¡Eso! Agitación. Se lo decía a Iñaki. Agitación y aparentar estar convencido de lo que se dice

N: Es necesario emplear el tono conveniente para que los pueblos obedezcan, y obedecer, en general, es temer.

JL: Me gusta eso de que me teman. Cada vez me gusta más, pero eso sí, guardando las formas.

N: La buena política consiste en hacer creer a los pueblos que son libres.

JL: Aunque no me acompañen las circunstancias...

N: En la guerra, como en la política, la oportunidad perdida nunca vuelve a presentarse.

JL: Ya, eso lo he comprobado, me refería a que suelen decir que mi gobierno deja muchos cabos sueltos.

N: En toda gran operación, siempre nos vemos obligados a dejar algo al azar.

JL: ¡Exacto! Pero yo no tengo mucha suerte, dicen que soy gafe...

N: Recordad que a mi lado marchan los dioses de la guerra y de la fortuna.

JL: Yo creo que es culpa de mi gabinete. No he tenido demasiada suerte al elegir...

N: Un hombre al que haga ministro no ha de poder volver a mear al cabo de cuatro años. Es un honor y una suerte eterna para su familia.

JL: A algunos de los míos se les acusa de enriquecerse; mira a Pepe, que le recriminan los pisitos que tiene.

N: En general hay una disposición negativa hacia los que tienen dinero.

JL: Al menos tengo a la gente de la cultura oficial dando palmas con las orejas, haga yo lo que haga; eso me consuela.

N: Todos los hombres de talento y todos los que han obtenido un rango en la república de las letras son hermanos, sea cual sea el país que les haya visto nacer. 

 

 

   José Luis se giró para coger un periódico. Quería preguntarle a Napoleón cómo solucionar algunos problemas candentes del momento. Pero el pequeño corso se dio cuenta, sacó la mano de su pechera y espetó "Es necesario que la moral y las ideas políticas de la generación que está formándose dejen de depender de la noticia del día o de las circunstancias del momento". Enfadado, salió de la habitación. José Luis le siguió, pero al girar, de nuevo un libro le golpeó en la cabeza.

 

 

Sonso: José, José ¿estás bien?

JL: ¿Qué ha pasado?

S: Estabas en el suelo. Ven, anda, vamos a acostarnos, que las niñas aún no han vuelto del concierto de "Malas pulgas satánicas"; vamos a esperarlas mientras vemos la grabación de "La Noria", que tanto nos gusta.

 

 

 

Nota para inquisidores: Ésta es, obviamente, una historia inventada, pura ficción. Las frases del pequeño gran corso son, eso sí, suyas. Las de José Luis deben adjudicarse única y exclusivamente a mi animus jocandi, zarandeado por una digestión pesada. Cualquier parecido con la realidad, es obvio, no puede dejar de ser más que una terrible coincidencia.

 

CHACÓN NO QUIERE HÉROES.

CHACÓN NO QUIERE HÉROES.

Francisco TORRES

 

   Todos los ejércitos del mundo rinden honor a sus caídos, especialmente a aquellos que dieron su vida en acto de servicio y merecieron por su acción las más altas condecoraciones. En todos los países del mundo se reconoce esa entrega generosa, independientemente de la razón o la sinrazón de la contienda en la que participaran. Incluso muchos ejércitos son capaces de rendir similar tributo a los enemigos que realizaron gestas sublimes de entrega.

   Estos héroes son modelos de una milicia que aún rinde culto a una profesión considerada como de hombres honrados y preñada de virtudes. De ahí que en todos los cuarteles y centros militares del mundo se rinda tributo a estos hombres a través del nomenclátor de los acuartelamientos, de las calles y plazas de los acuartelamientos y academias, de la denominación de las unidades, etcétera.

 

   Carmen Chacón, a la sazón Ministra de Defensa, ejecutora de la "venganza histórica" impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero, ha decidido limpiar el ejército español de héroes. Estas Navidades la Jefatura del Estado Mayor remitió a todas las unidades una orden con un anexo para la inmediata retirada, en aplicación de la "Ley de la Memoria Histórica", de cualquier referencia a una larga lista de militares y acciones de guerra. Leyéndola es evidente que de lo que se trata, más allá de las consideraciones políticas en las que se ampara la Ministra, es de borrar de la memoria militar una concepción del heroísmo, ya que resulta difícil de creer que Carmen Chacón, rodeada de asesores militares con estrellas, no haya reparado en el hecho de que esos nombres recibieron las condecoraciones, que les hacen acreedores del recuerdo, no por haber participado en ésta o en aquella guerra; las recibieron por haber realizado una acción de carácter heroico; muchas veces por dar la vida para salvar a otros.

   Venganza e injusticia histórica parecen ser los verdaderos móviles que han impulsado a los redactores de la lista negra de la Ministra. Lista que sólo ha podido ser elaborada por el propio Ejército, ya que la significación de muchos de esos nombres es escasamente conocida fuera de los centros militares.

   Sólo voy a traer un caso para ejemplificar la injusticia y la venganza con la que han procedido tanto la Ministra como sus asesores. En el Acuartelamiento Cervantes, situado en Granada, existía una calle dedicada al soldado -¡sí, a un soldado!- Antonio Ponte Anido. Este muchacho, en medio de un combate durísimo, donde la mayor parte de sus compañeros habían caído, herido, vio cómo un tanque de 38 toneladas se dirigía hacia el puesto de socorro. Poco antes los mismos tanques habían atacado un hospitalillo y hecho saltar por los aires una ambulancia en la que se trataba de evacuar a dieciséis soldados heridos que murieron en el acto. Pertenecía Antonio Ponte a una unidad de zapadores, conocía perfectamente el funcionamiento de una mina antitanque. El acorazado ya situaba su cañón en línea de tiro con el puesto de socorro. Antonio no lo pensó, agarró su mina, se lanza a las cadenas, único lugar vulnerable, y vuela el tanque perdiendo la vida; algo de lo que él era consciente. Era muy joven. Por esta acción, en 1944, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración del Ejército español. Su único pecado, el que le ha condenado a perder esa calle en el acuartelamiento, es que murió en Rusia, en la batalla de Krasny Bor, enrolado en la denominada División Azul, unidad del Ejército español enviada al frente al servicio de la política nacional de entonces.

 

   Naturalmente, desde el mundo de la milicia, no ha habido ni una protesta, ni una salida de tono. Pero alguien debería contestar a la pregunta que un soldado cualquiera, como Antonio Ponte, pudiera realizar a sus superiores sobre el recuerdo que se debe rendir en las filas militares a quienes dieron la vida por la Patria.

   El Jefe del Estado, Capitán General de los Ejércitos, Jefe de la Real y Militar Orden de San Fernando debería exigir que se reparara la injusticia cometida con un soldado.

REFORMAS ELECTORALES ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

REFORMAS ELECTORALES ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

Francisco TORRES

 

   La mal llamada "memoria histórica" nos recuerda que el actual sistema electoral fue el resultado de la decisión de los artífices de la Transición. El consenso entre el centroderecha y el socialismo alumbró un sistema de representación proporcional corregido siempre en beneficio del  partido mayoritario. Ambos, PP (UCD+AP) y PSOE, defendieron y defienden esta opción porque cada uno entendía que beneficiaba a su posición: el centroderecha porque entonces tenía un voto que superaba el 45% y el socialismo porque estimaba que pausadamente se produciría una inversión de la tendencia. Como se ha visto, ambos tenían razón.

   La justificación a la que se recurrió para establecer un sistema electoral que indefectiblemente conduciría a la creación de un bipartidismo, denominado imperfecto, que acabaría con la voz de las minorías fue, curiosamente, el nefasto ejemplo de la atomización de las cortes republicanas que hoy tanto se reivindican.

 

   Siendo evidente el déficit democrático que el sistema electoral español presenta, sin entrar en el funcionamiento de los partidos y en el modo en que se conforman las listas electorales, junto con la existencia de facto del mandato imperativo que supone la disciplina de voto, pese a estar expresamente prohibido por la Constitución, desde hace dos décadas se habla de la necesidad de reformar el sistema electoral. Es una propuesta que teóricamente asumen tanto PP como PSOE pero que jamás concretizan. Entre otras razones porque, una vez en el poder, el sistema electoral teóricamente favorece la permanencia en el mismo a través del clientelismo (político, mediático, control de organizaciones que aparentemente son producto de la sociedad civil...); lo que es claramente visible en algunas Comunidades Autónomas y en muchos Ayuntamientos.

   Cada vez que los partidos mayoritarios, PP o PSOE, han intervenido en la legislación del sistema electoral lo han hecho para acrecentar el bipartidismo y reducir la voz de las minorías. En algunas autonomías uniprovinciales se han establecido distritos para así conseguir que, en la práctica, sólo PP o PSOE puedan obtener representación; también se han establecido caprichosos límites porcentuales para desanimar la presencia de otras opciones para corregir la aplicación estricta de la regla matemática que rige la imputación de representantes a las fuerzas políticas.

 

   En los últimos años se ha extendido la idea de que es necesario reformar el sistema para acabar con el peso de los nacionalistas elevando los techos porcentuales nacionales, pero se trata de una propuesta que no ha prosperado, que es dudosamente constitucional en los términos planteados. Si tan preocupados están, PP y PSOE, por el peso político del nacionalismo sería suficiente que ambos acordaran prescindir de sus votos. Ese día acababa el problema nacionalista. Pero ambos prefieren utilizarlo como justificación y pactar con los nacionalistas.

   La propuesta que tienen en mente, tanto PP como PSOE, es la de aproximarnos al modelo británico. Bono la ha expuesto como una novedad y con una aparente y falsa valentía en EL MUNDO, como si fuera el verso suelto del PSOE, cuando en realidad se lleva tiempo trabajando en ello en ambos partidos.

   ¿En qué consiste la propuesta de reforma? En la utilización de los distritos uninominales en los que sólo resulta elegido un diputado por sistema mayoritario a una o dos vueltas. Aparentemente, con ello, se reduce el poder del partido porque el diputado dependerá más del elector. Dejando a un lado que es muy dudoso que el partido no controle la designación de candidatos, aunque ahora tendría que preocuparse por los nombres de toda la lista y no sólo por el cabeza de cartel y la sigla, lo que sin duda obligaría a ser más cuidadoso con los diputados paracaidistas y los paniaguados, este modelo lo único que haría sería contribuir a la conversión definitiva del sistema español en bipartidista absoluto reduciendo aún más el valor del voto del ciudadano y las posibilidades de la existencia de un pluralismo efectivo. Aún cuando como migajas se hable de unos cuantos diputados elegidos en lista nacional que a duras penas sí permitiría que irrumpieran en el Parlamento dos o tres partidos. Representación que probablemente desaparecería con el tiempo o sufriría los típicos efectos tobogán que se dan en Inglaterra o Francia. Un sistema que en ningún modo supondrá la proscripción de los nacionalistas, ya que probablemente, sobre todo en el caso de los catalanes, hasta permitiría incrementar su representación.

 

   La propuesta de Bono, que es una opción que se estudia en los ámbitos populares y socialistas, secundada ingenuamente desde algunos ámbitos externos, no va a contribuir ni a regenerar democráticamente el sistema, ni a dar más poder al ciudadano, ni a permitir la expresión de las minorías, ni a reducir el poder de los aparatos de los partidos. Al contrario la aparición de los distritos uninominales contribuirá a reforzar aún más el bipartidismo y a reducir la participación del ciudadano en la vida pública. Lo que pasa es que tanto en el PP como en el PSOE andan haciendo las cuentas para saber cuántos diputados más conseguirían y si ello les conviene.

LA CRISIS DE UNA ECONOMÍA MONTADA SOBRE UNA FICCIÓN

LA CRISIS DE UNA ECONOMÍA MONTADA SOBRE UNA FICCIÓN

Jorge ÁLVAREZ

 

   Es cierto que la crisis que padecemos es global. Pero también es cierto que la crisis no está sacudiendo a todos por igual. Alemania o Francia la están encajando de forma infinitamente menos traumática que España, que en 2010 duplicará la media de paro de la OCDE ¿Por qué? Es fácil de entender, nuestro país ha vivido una etapa de crecimiento ficticio, completamente de espaldas a la realidad de lo que debe suponer una economía construida sobre una base sólida. Y la culpa no es de este gobierno de catetos descerebrados, no. La culpa hay que buscarla en el momento en el que, en Junio de 1985, el gobierno de Felipe González con el consenso de todos los partidos del arco parlamentario, a fin de apuntarse un éxito mediático, metió a España en la UE (entonces Comunidad Económica Europea) sin negociación digna de tal nombre. España entró prácticamente sin condiciones, plegada a los designios de los grandes, sumisa y desarmada. Esta adhesión se vendió como un gran triunfo, como la vuelta a Europa de una España aislada por el franquismo y ahora por fin redimida de sus pecados.

   Detrás de esta entrada se hallaba la mayor estafa que ha sufrido nuestra nación desde que el gobierno frentepopulista de Negrín entregó a su jefe Stalin las reservas de oro del Banco de España. Los primeros efectos de la mendicante adhesión española a la CEE fueron, la salvaje reconversión industrial y la llegada de los fondos estructurales y de cohesión. La primera era condición previa para la llegada de los segundos. Y éstos eran el edulcorante para hacernos tragar mejor la primera. Y el objetivo final no era otro que obligarnos a dejar de ser un país de productores para convertirnos en un país de consumidores de productos principalmente franceses y alemanes. Felipe González, no lo olvidemos, nunca habría alcanzado el poder sin el apoyo incondicional que recibió del canciller socialdemócrata Helmut Schmidt y de los fondos que éste hizo llegar al PSOE en los comienzos de la transición. Aunque ahora pocos se acuerdan del millón de marcos que a principios de los ochenta el PSOE recibió de la Fundación Friederich Ebert, vinculada al SPD alemán. O del ya desaparecido Guido Brunner y sus generosos "convolutos".

   La industria siderúrgica española fue desmantelada, los astilleros reducidos a su mínima expresión a pesar de que España era la tercera potencia mundial en construcción naval y la industria automovilística nacional (Pegaso, Santana, SEAT...) pasó directamente a las multinacionales extranjeras. Mientras los países poderosos protegían sus industrias estratégicas, nosotros las desmantelábamos, las inmolábamos en el altar de los sacrificios a la insaciable diosa Comunitaria.

   Los fondos recibidos para infraestructuras tenían por principal finalidad facilitar y acelerar el acceso de los productos de las grandes empresas europeas a nuestros mercados. Convertidos en un país de servicios, el papel que se nos había reservado en el nuevo orden europeo era el de consumidores, nunca el de competidores.

   Las cifras son las que son. España ha recibido hasta hace poco, algo más de cien mil millones de euros de Bruselas mientras que las grandes empresas europeas han obtenido cerca de doscientos mil millones, es decir, el doble. El déficit comercial de España respecto a la UE, y fundamentalmente respecto a Alemania y Francia, no ha dejado de crecer desde la adhesión de nuestro país hace ya más de 20 años. Cuando se afirma con evidente intención manipuladora que España ha recibido mucho más dinero de Europa del que aporta, se trata de una verdad a medias, pues no se tiene en cuenta el gigantesco incremento del volumen de negocio de las multinacionales con nuestro país. Y éste era el objetivo principal de los grandes países ricos a la hora de admitirnos en su club.

   El espectacular crecimiento basado en una economía especulativa de la era Aznar no fue más que un espejismo. España se convirtió en un país de albañiles, camareros y funcionarios. Con un tejido industrial desmantelado y con el remanente entregado a empresas foráneas, sólo la construcción y el turismo acompañados de un enorme consumo interno mantenían la ficción de que España tenía una economía sana y envidiable. No hacía falta ser economista para darse cuenta de que esa ilusión no podía durar y que en cualquier momento la realidad nos pondría en nuestro sitio.

   Durante los últimos años España se ha entregado en cuerpo y alma a la cultura de la fascinación por el enriquecimiento rápido. Los padres preferían tener un hijo futbolista o constructor antes que uno investigador. La sociedad dio la espalda a cualquier tipo de esfuerzo que no pudiese procurar un éxito económico inmediato. A diferencia de otras épocas en las que se veneraba a los hombres sabios aunque viviesen modestamente, se pasó a idolatrar a personajes opulentos no sólo por serlo, sino también por hacer una ostentación obscena de su riqueza.

   Ahora llega una crisis global - todo es ahora global - y España está desarmada. No investiga, no fabrica, no produce. No existe un tejido industrial ni nada que se le parezca y no hay ninguna posibilidad de articular políticas monetarias pues hemos renunciado a esta herramienta con la desafortunada entrada en la Zona Euro. Esta nefasta moneda sólo ha servido para facilitar aún más la integración de los mercados globales que tanto benefician a las compañías multinacionales. Para los españoles de a pie el Euro sólo ha supuesto una descomunal subida de precios y una sangrante disminución de su poder adquisitivo.

   España no saldrá de esta crisis ni por sus medios ni por sus méritos, pues los gobiernos que hemos padecido en los últimos treinta años han renunciado a la soberanía nacional en el ámbito económico. Hasta que las grandes potencias económicas mundiales no se recuperen nosotros no lo haremos, por la sencilla razón de que nos hemos convertido en el último eslabón de la cadena. O en el vagón de cola, que es lo mismo. Y también dará lo mismo que entonces mande el PP o el PSOE. El que tenga la suerte de gobernar cuando los grandes decidan que ya nos toca volver a consumir, será el que se pondrá las medallas por habernos sacado de la crisis. Y lo peor es que muchos ingenuos se lo creerán.

REGALOS AL REY

REGALOS AL REY

Vera CASTELLÓ

 

   Se acabaron las ostentaciones de poder, los excelentísimos o ilustrísimos y quedará terminantemente prohibida la aceptación de regalos. Como mucho, algún detalle de cortesía. Éste es el duro régimen que José Luis Rodríguez Zapatero va a imponer a los altos cargos de la Administración central. Sin embargo, este "Código para el Buen Gobierno del Gobierno", que busca que los ciudadanos nos sintamos más cerca de nuestros representantes, no será de aplicación para el primer servidor de la Patria, el Rey. Don Juan Carlos y su familia no parece que se vayan a dar por aludidos y seguirán recibiendo los más variados y valiosos obsequios, presentes que en más de una ocasión han logrado inclinar la balanza a favor del donante.

   El 10 de diciembre de 2004 el ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla presentaba una de las medidas estrella de su departamento: la próxima aplicación de un código de conducta para los altos cargos. El objetivo es que los miembros de la Administración Central se comporten de forma ética, perfeccionando su independencia y alejándose lo más posible de cualquier signo de ostentación de poder. Para ello este "Código para el Buen Gobierno del Gobierno" incluye una medida a todas luces acertada: los altos cargos tendrán absolutamente prohibido aceptar regalos, favores, préstamos, servicios o cualquier prestación económica que pueda condicionar el desempeño de sus funciones. Ya existía una regulación similar en el caso de los funcionados de organismos como el Instituto de Crédito Oficial, la Agencia tributaria o la Comisión nacional del Mercado de Valores.
   Sin embargo, estas normas de buena conducta no son de aplicación para el Rey, que seguirá disfrutando de ese sobresueldo en especie que en más de una ocasión le ha puesto en posiciones no deseadas. Se pierde así una oportunidad de oro para dar un paso más en la dignificación de la democracia y regular una práctica que puede viciar el correcto desempeño de las funciones del Jefe del Estado. Inglaterra lo hizo ya hace tiempo (Ver el despiece Los Windsor, un ejemplo a seguir) y existe una normativa  muy precisa sobre la materia que se aplica a todos los miembros de la familia real.
 

   Aún recuerdan en Zarzuela a aquel jeque árabe que llenó de presentes, valiosas joyas, a toda la familia. Entre las alhajas destacaba una daga árabe cuya empuñadura estaba incrustada con piedras preciosas. Al parecer, don Felipe mandó desmontarla y las piedras preciosas sirvieron para confeccionar una pulsera que regaló a Isabel Sartorius, su primera novia.
   Pero aquel príncipe árabe no sólo tuvo tan generosos "detalles" con los Borbones, los ministros de aquella época también recibieron un reloj de oro cada uno. Un tanto aturdidos por lo espléndido del presente, decidieron depositar la joya en las cajas fuertes de sus respectivos ministerios. Fue entonces cuando el Gobierno de Felipe González se planteó la necesidad de regular este tipo de ofrendas, sin embargo cuando se lo comentaron al Rey -hay que recordar que el monarca tendría que sancionar esa ley- éste se negó en redondo: "Qué queréis. Está uno aquí pringando todo el día y encima me pedís que rechace estos detalles...", espetó a los socialistas, según relata José García Abad en su libro "La soledad del Rey".
   Por aquel entonces, algunos miembros del Gobierno eran partidarios incluso de aumentar el presupuesto de la Casa Real para que el jefe del Estado no padeciera la presión de obsequiosidades excesivas. Lo cierto es que el problema de los regalos ha preocupado desde el primer momento a los gobiernos democráticos y para solucionarlo pronto se arbitró la fórmula de adscribir todos ellos al Patrimonio Nacional. Sin embargo, como ya habrán comprobado, que  el Rey oficialmente no se quede con esos presentes, sino que los ceda a todos los españoles vía Patrimonio Nacional, no significa que usted vaya a poder disfrutar de ellos o que se queden apartados en una esquina sin darles utilidad, no; los borbones los usan, y mucho.

   En cualquier caso, no es ése el verdadero problema. Lo peligroso es el fin que busca cualquier persona o institución que se anima a agasajar al alto representante de los españoles, sabedor de que el receptor de alguna forma se sentirá en deuda con él. Y el Rey, consciente de su deber de absoluta imparcialidad, lleva casi tres décadas aceptando espléndidos regalos que en más de una ocasión han empañado su buena imagen.
   Don Juan Carlos aún acarrea la pesada losa de, por ejemplo, haber aceptado en 1988 un Porsche 959 ofrecido por Javier de la Rosa. El catalán, hoy en prisión, y otros diez empresarios se lo regalaron con motivo de su cumpleaños, y el monarca, mostrando cierta irresponsabilidad, aceptó el obsequio valorado en 24,5 millones de pesetas de las de entonces. El obsequio salió a la luz al encontrase documentación referente al pago del deportivo durante un registro judicial a una sociedad de De la Rosa. Así consta en el libro "JR El tiburón" de Manel Pérez y Xavier Horcajo.
   Con aquel coche tuvieron el Rey y la infanta Cristina un pequeño accidente que tuvo gran eco en los medios de comunicación y que sirvió para presentar al monarca en una faceta claramente inadecuada: padre e hija se dirigían al pirineo leridano a pasar, como todos los años, unos días esquiando en familia, pero el vehículo, conducido por don Juan Carlos, se salió de la carretera al coger una placa de hielo y tuvieron que ser asistidos por los miembros de  un puesto cercano de la Cruz Roja mientras esperaban la llegada de los coches de escolta que iban retrasados ante la velocidad, de crucero, a la que conducía el monarca. Aquel incidente descubrió a la opinión pública a nuestro Rey al volante de un impresionante deportivo poco acorde con la imagen que para muchos debería dar don Juan Carlos y absolutamente alejada de la idea de austeridad que José Luis Rodríguez Zapatero busca para sus altos cargos.
   En descargo de don Juan Carlos, hay que citar la vez que rechazó un regalo: el valiosísimo reloj que quería entregarle Mario Conde, otra de sus peligrosas amistades. El banquero quiso así entrar a formar parte de su círculo más cercano. Al no conseguirlo en su primera intentona, se dedicó a agasajar a su padre, a don Juan, a quién pagó la clínica de Pamplona donde murió el conde de Barcelona.

   Pero ese Porsche 959 no es el único coche que ha aceptado la Casa Real de parte de particulares. Desde Alemania, el presidente del grupo Audi-Volkswagen, amigo del Rey, le hizo llegar hace años un Audi 4-sport que fue matriculado a nombre de un miembro de la Casa Real. También su cercanía a Jorge de Bragation, ex relaciones públicas de Lancia, propició que la casa desde Italia le entregara al Príncipe una versión del Lancia Delta HF Turbo. Las motos, también están en la lista de regalos que ha recibido don Juan Carlos: la Harley Davidson del magnate Malcom Forbes  o, por ejemplo, la MV Augusta que le dejó en herencia el diseñador Nicola Trussardi. Incluso el hijo de la princesa Diana de Francia y el duque Karl le obsequió con un sofisticado carrito de golf motorizado diseñado por él mismo.

   Pero don Juan Carlos no ha recibido coches sólo de "amigos" particulares, las marcas de automóviles rivalizan por cederle sine die sus últimas novedades. Tal y como contó esta revista en su tema de portada Loco por los coches (ver nº 566) Audi,Nissan, Mercedes o Ford, conscientes de la afición al volante del Monarca, tienen como costumbre hacerle llegar, unas veces a él directamente y otras a distintos miembros de su familia, sus vehículos más recientes para que "los prueben". Esos coches nunca llegan a formar parte de Patrimonio, ya que aunque permanezcan en Zarzuela tiempo ilimitado, oficialmente siguen perteneciendo a las distintas marcas.
   Así, por ejemplo, Audi entregó hace año y medio al príncipe Felipe un RS6, el modelo más exclusivo de la casa a un precio que variaba, por entonces, según cilindrada, entre los 98.800 y 101.030 euros. Nissan también se ha mostrado generosa en más de una ocasión. De entre los modelos recientemente recibidos por el monarca está el Nissan 350Z. La marca entregó en la primavera de 2003 dos unidades iguales, en color plateado, de este deportivo, no siendo la primera vez que Nissan le hace llegar sus vehículos tanto al Rey como al Príncipe.
   Algo parecido ocurre con Mercedes. Un portavoz de la compañía admitió a esta revista que los miembros de la familia real han probado coches de casi todas sus gamas, incluso en alguna ocasión el monarca o su familia han mostrado interés por algún modelo concreto y "se ha buscado la unidad". De hecho "el Rey tiene un deportivo SL55 K AMG que le gusta mucho", un coche valorado en más de 25 millones de pesetas a bordo del cual se ha visto también al príncipe Felipe.
   Volvo parece haberse especializado en atender a los duques de Lugo. Según fuentes del sector, la empresa les ha puesto a su disposición coches tanto en Madrid como en París -pasan algunas temporadas - y en Nueva York, donde residieron unos meses el pasado año. En cuanto a la Reina, le gustan más los utilitarios. Ford, por ejemplo, le ha cedido para su uso y disfrute algún modelo en más de una ocasión.

   Y es que ningún miembro de la familia real se libra de valiosos regalos que muchas veces es difícil determinar si se deben a su condición institucional o se aceptan a título privado. Es el caso de los regalos de boda.
   El pasado mes de mayo, la puerta de La Zarzuela se abría una y otra vez para recibir los obsequios con los que multitud de ayuntamientos, asociaciones, colectivos y particulares quisieron celebrar el enlace entre don Felipe y doña Letizia. Presentes de desigual valor cuyo destino o propiedad evidencian la necesidad de una regulación concreta al respecto.
  

   El mejor de los regalos.

 

   Pero con lo que el Rey ha disfrutado de verdad, es con los yates que ha tenido. El primer Fortuna se lo regaló en 1976 el rey Fadh de Arabia Saudí, cuando éste era príncipe heredero. Sin embargo aquella embarcación hoy se ve como una barquichuela si lo comparamos con el Fortuna que actualmente disfruta don Juan Carlos y su familia, que reúne lo último en alta tecnología. Mide 41,3 metros de eslora, 9,2 de manga y su casco, de aluminio, está diseñado para alcanzar una velocidad tal que ni siquiera las patrulleras de la Armada pueden seguirlo si se pone a toda máquina.
   Cuenta con tres cubiertas. En la superior se sitúan el puente y las salas de control. En la segunda, el comedor, un salón y una cocina. El nivel más bajo queda reservado para los camarotes de la Familia Real, dos aseos, tres compartimentos para la tripulación y otros tres dispuestos para invitados.
   El barco costó, según apreciaciones oficiales, unos 3.000 millones de pesetas -otras fuentes duplican el precio- y fue pagado a escote por un nutrido grupo de empresarios. En principio los obsequiadores iban a ser un número reducido y todos mallorquines -nunca ocultaron que el objetivo perseguido con este obsequio era asegurarse que la familia real seguiría veraneando en la isla- sin embargo lo abultado de la cifra hizo que se añadieran otros empresarios catalanes y grandes empresas nacionales.

   Una cosa buena sí hay que decir de este obsequio, por lo menos se construyó en los astilleros públicos de Bazán en San Fernando (Cádiz), hoy tan necesitados de nueva carga de trabajo.
   Otros amigos o admiradores han agasajado al Borbón con regalos del tamaño de casas. Al fallecido rey Hussein de Jordania se debe la residencia en Lanzarote donde la familia real ha pasado algunos días de descanso, la vez más sonada, las navidades de 1999, año que los reyes dejaron de ir a esquiar a Baqueira Beret, con el consiguiente disgusto para Jordi Pujol. Allí, en Canarias, todos juntos, recibieron la noticia del fallecimiento de la Condesa de Barcelona, la madre del Rey.

   Tampoco el Palacio de Marivent donde pasan las vacaciones la familia pertenece al Estado desde siempre. El Palacio mallorquín fue construido por un artista griego enamorado de la isla. Tras su fallecimiento, la viuda decidió cederlo a Patrimonio del Estado para disfrute del Rey.
   La confusión que podría derivarse de ese uso exclusivo que hace el Rey de múltiples propiedades llevó en 2002 a la revista Eurobusiness a considerar a don Juan Carlos una de los hombres más ricos de Europa a quien el mensual atribuía un patrimonio cercano a los 1.800 millones de euros -casi 300.000 millones de pesetas -. El embajador de España en Londres, Santiago de Mora-Figueroa, marqués de Tamarón, se vio obligado a intervenir, enviando una carta al director de Eurobusiness aclarando que la disparatada cifra "sólo se puede explicar por haber entendido ustedes, erróneamente, que los bienes públicos propiedad del Patrimonio Nacional, del Estado español, son propiedad privada de Su Majestad el Rey, lo cual es evidentemente inexacto".

 

   Un presupuesto ajustado.

 

   A tenor de la contestación que dió el Rey cuando Felipe González le planteó que se regulara la delicada cuestión de los regalos, se desprende que don Juan Carlos no se siente suficientemente bien pagado con el presupuesto que le asignamos los españoles desde el año 1976.
   Aquella primera dotación real fue de 85 millones de pesetas y en ella se incluían dos partidas: la de la anterior jefatura de Estado y la de la Casa del Príncipe. En 2005, será de 7,7 millones de euros.
   Es cierto que los 1.300 millones de pesetas de los que dispondrá la Casa del Rey el próximo año -y que distribuirá a su antojo entre su familia y empleados- no es la partida más generosa que recibe una monarquía europea -a los ingleses o a los monegascos, les sale bastante más caro -, sin embargo hay que recordar que en la práctica el Rey no cuenta solo con ese dinero, ya que para el ejercicio de sus funciones oficiales se apoya en la estructura del Estado, especialmente en los servicios y presupuesto de los ministerios de Defensa e Interior. El combustible que gasta el famoso Fortuna en el que navega toda la familia por aguas baleares, corre por cuenta del Estado. Lo mismo ocurre con el combustible tanto de sus coches oficiales como de los deportivos que tanto le gusta usar al Rey y a su familia y tampoco tiene que preocuparse de, por ejemplo, el mantenimiento o la rehabilitación de sus palacios, ya que son asumidos por Patrimonio Nacional.

(El Siglo, nº 629)

RAFAEL GARCÍA FERNÁNDEZ, "EL RAFITA"

RAFAEL GARCÍA FERNÁNDEZ, "EL RAFITA"

  Este individuo responde por el apodo "El Rafita".

   Rafael García Fernandez "Rafita" tenía 700 denuncias (sí, 700; no es una errata tipográfica) de los vecinos de Alcorcón (Madrid) por tener aterrorizado a todo su barrio y por incontables delitos: quemar y robar coches, disparar a la gente con una escopeta de perdigones con resultado de dos personas heridas, robos de carteras, amenazas de muerte y violación, etc. Sucintamente descrito, se trataba de un acabado ejemplo de delincuente mediano y potencialmente muy peligroso; un indeseable incapaz de convivir en sociedad y al que la sociedad - urgentemente - ha de alejar de sí.

 

   Sandra Palo era una muchacha de 22 años que padecía una deficiencia psíquica. Fue secuestrada en 2003 a punta de navaja por Rafael García Fernandez "Rafita" y otros tres jóvenes, tan indeseables como él mismo. La violaron repetidas veces entre los cuatro individuos, la torturaron de varias formas, a cuál más bárbara, la atropellaron ¡¡quince veces!! con un automóvil, la apuñalaron repetidamente, la rociaron con gasolina y prendieron fuego cuando estaba todavía viva. Todo ello mientras la indefensa chica suplicaba que no la mataran. Sandra Palo murio entre dolores absolutamente atroces e insoportables.

    Después de los horribles hechos, Rafael García Fernández fue amenazando a la gente que le incomodaba con "darles matarile y quemarlos vivos como había hecho con Sandra Palo". Al ser menor de edad en el momento del horrible y salvaje asesinato, el juez sólo le impuso la ridícula pena de cuatro años de internamiento en un centro de menores, del que salió el pasado 27 de junio de 2007. Al parecer, en dicho centro de menores tenía aterrorizadas a las educadoras pues afirmaba que iba a violarlas y quemarlas vivas.

 

   Ahora es mayor de edad y está disfrutando de su libertad y ha sido visto en Córdoba. Según un compañero suyo en el centro de menores, el asesino sostiene que "si le gusta una chica, se acostara con ella, tanto si la chica quiere como si no quiere". Dado que no sabemos con seguridad en qué parte de España está el violador y asesino, todos estamos en peligro, especialmente las niñas y adolescentes. Hasta ahora no se disponía de imágenes suyas, pues era menor y nuestras maravillosas leyes protegen al delincuente y no a la victima. Ahora, mayor de edad y después de pasar cuatro años en un centro de menores, jugando a la PlayStation y pasando el rato en talleres de carpintería, está en la calle, haciendo su vida, a pesar de los informes de los psicólogos quienes han señalado que no se ha reinsertado, ni arrepentido y que las posibilidades de reincidencia son numerosísimas.

  

 La Fiscalía y el Defensor del Menor pretenden que nunca más se vuelva a emitir esta imagen por ningún medio de comunicación. Fue emitida por Telecinco y en menos de 12 horas ya había sido eliminada de su página Web. La madre de la víctima defiende que la imagen pueda difundirse. Es importante que todo el mundo sepa cómo es la cara de este ser infrahumano para estar prevenido.

SONETO A LA DERECHA ESPAÑOLA

SONETO A LA DERECHA ESPAÑOLA

Fray JOSEPHO

 

Blandengue, aguachirlosa, mantequilla,
cobarde, mingafría, timorata,
con sangre tan blancuzca como horchata
y nervio de jurel o pescadilla.

 

Simplona, pusilánime, pardilla,
insulsa, blandiblup y mojigata,
que bailas siempre al ritmo del sociata
e hincas ante el progre la rodilla.

 

Estúpida, pastueña, papamoscas,
que haciéndote la cusqui no te coscas
y vas de delicada cagaflores.

 

Gilipollona, estólida y tontucia,
que sólo te conduces con astucia
en traicionar a amigos y electores.

EL PAPA NO USA CONDÓN

EL PAPA NO USA CONDÓN

Pablo MOLINA (LD)

   La Mesa del Congreso de España ha resuelto admitir una propuesta parlamentaria de ICV para reprobar al Papa por sus declaraciones sobre el uso del preservativo y la expansión del sida, sobre todo en África.

   Una petición de este jaez, con los problemas que actualmente tiene España, debería haber sido tramitada inmediatamente al cubo de la basura orgánica (ni siquiera a la papelera); pero como aquí somos muy modernos y el partido popular muy progre, gracias a los votos de Ana Pastor y Celia Villalobos los diputados destepaís se enfrascarán próximamente en un sesudo debate sobre si el Papa de Roma ha cometido un delito de lesa modernidad por su manía de ser fiel al magisterio católico. Gracias Ana, gracias Celia: los votantes católicos del PP que van a diario a los comedores sociales por la falta de empleo se sentirán siempre en deuda con vosotras.

   Como ni la Pastor ni la Villalobos, convertidas en las Thelma y Louise del progresismo pepero, han leído las declaraciones del Papa sobre el sida que tanto revuelo han provocado entre los marxistas de todos los partidos, incluido el suyo, a continuación me permito incluir el texto íntegro (sin cambiar ni una coma; como Ansón), para ver si entre todos logramos detectar dónde está el delito. Ocurrió en el avión que le transportaba a Camerún para su viaje pastoral a África, cuando un periodista le preguntó durante una rueda de prensa informal sobre la postura de la Iglesia para frenar el sida. Esto es lo que ocurrió:

   Pregunta: Santidad, entre los muchos males que afligen a África está, en particular, el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?

   El Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio, que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse el uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad, incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen.

 

   Y bien, ¿con qué parte de estas declaraciones se sienten ofendidas Celia y Ana para haber votado a favor de admitir a trámite la condena de quien las hizo? ¿Con las advertencias de que el sida no se frena sólo con anuncios publicitarios? ¿Con su deseo de humanizar la sexualidad para que exista un comportamiento sincero entre la pareja? ¿Con la expresión constante de amor y apoyo hacia los que sufren este flagelo? ¿Han tenido Pastor y Villalobos alguna vez entre los brazos a un moribundo de sida, lo han acompañado en sus últimos instantes de vida? Los empleados del Papa sí, de ahí que su jefe tenga cierta autoridad para expresarse libremente en este tema concreto, aunque a la esposa de Arriola y a su compi les fastidie mogollón.

   Pero es que además las recetas del Papa para luchar contra el sida son las únicas que han demostrado efectividad, como en Uganda, país africano de mayoría católica que ha reducido los contagios de forma muy sustancial gracias a campañas oficiales en las que, en lugar de fomentar la promiscuidad con gomita, el mensaje iba dirigido a mantener la fidelidad de la pareja y a retrasar la edad para iniciarse en el sexo. Al mismo tiempo, se concienció a la población de que no sólo era injusto discriminar a los enfermos, sino que obligarlos a permanecer en la marginación contribuía a extender la enfermedad. Ningún país africano puede presentar las cifras de reducción del sida que presenta Uganda. Ni de lejos. Una prueba más de que la doctrina progresista sólo agrava los problemas que pretende resolver y que hacer exactamente lo contrario de lo que pregonan sus altavoces es casi siempre el mejor camino para encontrar la solución.

   Sorprende también que, en materia sexual, los progres sólo se fijen en las declaraciones del Papa, naturalmente para deformarlas e iniciar furiosas campañas en su contra. Hombre, entre el clero progresista que abraza las doctrinas de la izquierda en su integridad hay algún enriquecedor ejemplo que también podrían sacar a colación en estos casos. Como el ex obispo de Paraguay, hoy presidente de aquel país, que utilizaba la verborrea absurda de la teología de la liberación para cepillarse a las feligresas menos despabiladas, cosa natural, por otra parte, pues la corrupción del intelecto lleva necesariamente a la depravación moral. El tío éste tampoco se ponía condón (¡oh, reaccionario machista!), así que no dejan de aparecerle hijos ilegítimos, engendrados cuando aún llevaba el solideo enredado en la cornamenta. Pero como este depredador sexual es marxista y muy progre, lo suyo no es más que el triunfo del amor humano y el compromiso social con los más desfavorecidos para hacer un mundo mejor.

   Dice Ana Pastor, y lo hace con gran naturalidad, que su obligación era votar a favor de admitir a trámite la chorrada de los comunistas catalanes porque así lo prevé la legislación parlamentaria, y que su decisión no prejuzga la posición final de su grupo cuando el asunto se debata en la cámara. Según la doctrina Pastor, todas las peticiones llegadas al órgano del congreso deberían ser admitidas para su debate, y sin embargo resulta que no es así, como todo el mundo sabe. De hecho, Pastor y Villalobos han votado en contra de admitir algunas propuestas cuando les ha interesado, así que lo de estar sujetas a un imperativo legal no es más que otro insulto a la inteligencia de los ciudadanos que (todavía) votan a su partido.

   Así pues, gracias este par de heroínas, el Congreso de los Diputados de España estudiará la posibilidad de condenar al Papa por hablar sobre el sida sin consultar a Zerolo. No llegan a Zapatero, que enmendó la plana al propio Jesucristo diciendo aquello de "La libertad os hará verdaderos" mientras esbozaba su sonrisa más inteligente, pero por ahí andan, siguiendo su estela.

   Todo esto nos lleva, una vez más, a la constatación de la existencia de una Ley de Hierro del Centro-Reformismo: "No importa cuán disparatada sea la propuesta de un comunista, siempre habrá un acomplejado del PP dispuesto a apoyarla". Estoy que les voto.