LA TUMBA DE COLÓN: FIN DE UN ENIGMA
Jorge GARCÍA-CONTELL
El núcleo histórico de la ciudad de Santo Domingo es uno de esos lugares que toda persona, sobre todo si es hispanohablante, debería de visitar. Impresiona vivamente al forastero con cuánto esmero se protege y conserva en la más antigua ciudad del Nuevo Mundo ese conjunto arquitectónico, el cual parece obrar el efecto de un espejo ante los ojos de cualquier hispano pues en cada piedra creemos percibir reflejada nuestra propia y más genuina imagen. Allí la Catedral Primada de América, de factura renacentista con algún vestigio gótico, albergó durante siglos un magnífico mausoleo en el que supuestamente reposaban los restos del Almirante don Cristóbal Colón. Imaginando que las tumbas sean susceptibles de mantener rivalidades, la de Santo Domingo disputaba con la que se halla en la Catedral de Sevilla la autenticidad de los restos del descubridor hasta hace unos días. El análisis del ADN, en buena hora, ha puesto fin a la controversia que enfrentaba desde hacía ciento veintinueve años a los historiadores.
¿Cómo fue posible esta confusión en torno a la tumba de uno de los hombres más insignes de la Historia universal? Cristóbal Colón murió y fue enterrado en Valladolid en 1506 y, en 1509, se le dio nueva sepultura en la Cartuja de Sevilla. A pesar de haber manifestado su voluntad testamentaria de ser sepultado en las nuevas tierras por él descubiertas, este deseo no fue cumplido hasta 1537 cuando María de Rojas y Toledo, viuda de Diego Colón, embarcó los huesos de su esposo y de su suegro rumbo a Santo Domingo. En la Catedral a la que antes me refería permanecieron hasta 1795, fecha en la que España perdió en guerra contra Francia la isla de La Española, hoy compartida por la República Dominicana y Haití. Las autoridades españolas exhumaron entonces los restos del navegante para trasladarlos a Cuba y en 1898 se repitió el proceso, con motivo de la invasión estadounidense. En aquella ocasión el destino final de los restos fue la Catedral sevillana, el mayor templo gótico de cuantos se pueden admirar en Europa. Ésta es la versión de la historiografía española, frente a la cual argumentaban los expertos dominicanos que, en 1877, al realizarse unas obras en la Catedral de Santo Domingo, se encontró un sarcófago de plomo con una inscripción que rezaba: “Varón ilustre y distinguido, don Cristóbal Colón”. Aparentemente al menos, se había errado al llevar a cabo la exhumación de 1795, se confundieron las tumbas de Colón y de su hijo y así dio comienzo la chocante duplicidad de sepulturas.
Las nuevas posibilidades abiertas por los avances científicos en el estudio e identificación del ADN llevaron, en junio de 2003, a nuevamente abrir el sepulcro sevillano. Los muy escasos restos, apenas 200 gramos de huesos, fueron confiados al Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, dirigido por el Dr. José Antonio Lorente. A su vez, éste distribuyó porciones de huesos entre los laboratorios forenses de las universidades de Santiago, Barcelona, Tor Vergatta de Roma y el Instituto Max Planck de Leipzig. En enero de 2005 se solicitó permiso a las autoridades dominicanas para examinar los huesos que ahora reposan en el colosal Faro a Colón, trasladados recientemente desde la Catedral, pero hasta la fecha sigue sin materializarse la autorización. Las conclusiones de los análisis acaban de ser reveladas por el Dr. Lorente. Los huesos tienen exactamente una antigüedad de 6.002 meses y al comparar la secuencia de su ADN con la de los restos de Diego Colón, hermano del Almirante, la conclusión no ofrece la menor duda: son hijos de la misma madre y, por tanto, la sepultura de Sevilla es auténtica.
Ahora bien, todavía permanecen algunas incógnitas por despejar. Se estima que los restos de Sevilla no representan más de un 15% de lo que cabría encontrar de un esqueleto de medio milenio, que ha sufrido repetidas exhumaciones, manipulaciones y traslados. ¿Dónde está el 85% restante? Pueden aventurarse dos explicaciones a esa merma en los restos. La primera apuntaría la posible – e incluso probable – “necrofilia histórica” de las numerosas personas que tuvieron acceso a los restos a lo largo de las cinco sucesivas inhumaciones. Con más de un personaje histórico se ha dado el caso de que uno o varios de sus huesos hayan sido sustraídos por sus admiradores; en el caso de Colón sería sin duda larga la relación de funcionarios públicos, clérigos y custodios que en una u otra ocasión tuvieron acceso a los insignes despojos. Por otra parte, aunque esto resulte mucho más improbable, cabe la posibilidad de forma no excluyente sino simultánea con la primera explicación, que sea cierta, al menos parcialmente, la tesis de los historiadores dominicanos. Si los restos de Colón y de su hijo Diego hubieran sido parcialmente mezclados en un momento previo a su traslado a tierras americanas, tal vez en Santo Domingo repose hoy la osamenta de Diego Colón confundida con una parte de la de su padre. Tanto en cuanto la República Dominicana siga dando largas al permiso para abrir la sepultura y proceder al análisis de ADN de los restos no saldremos definitivamente de dudas.
Al fin y a la postre, la autenticidad del sepulcro sevillano deja en mi ánimo un punto de tristeza. Cristóbal Colón, genial navegante y fiel servidor de los reyes de España, aunque pésimo gobernante y administrador, escribió la primera página del más glorioso capítulo de la historia española y, además de la universal admiración que hoy se le dedica, merecería que se respetara su última voluntad. Yo, que soy español y de ello me precio sobremanera, habría preferido que se confirmara el presunto error de 1795 y los restos del Almirante aguardaran el día de la resurrección en América, en la América hispánica, tal como él dispuso.
19 comentarios
claudia -
Ping -
JordiP -
VIC ELÍAS PRADO -
VIC ELÍAS PRADO -
seddie -
Andrés -
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karina -
Maria -
os lo recomiendo.
Manuel -
Odisea de Wildt -
Grumete -
En cualquier caso, el artículo no trata del origen de Colón, ni de por qué eligió servir a España después de haber sido rechazado por el rey de Portugal.
Pedro Rodrigues -
Se afirmo de una família de Almirantes(Y es verdad).
Se afirmo originário de una terra Rubia (Roja) y es veradad - Vila Rubia, próximo de Cuba (Beja - Baxo Alentejo)
Baptizou las Antillas y Caribe con mas de 40 Nombres de aldeas y ermidas del Baxo Alentejo, incluindo su villa natal: Cuba.
Aurelio Chung -
Aurelio Chung -
Juan Carlos García -
Alberto Buela -