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HANS KÜNG: EL FÍGARO DE CRISTO

HANS KÜNG: EL FÍGARO DE CRISTO

Alberto BUELA

 

  Hans Küng va a pasar a la historia de la Iglesia como un teólogo progresista que quiso escribir una “ética mundial”; nosotros, arkagueutas (1) procedentes del mundo boli, no vamos a pasar a nada, por la sencilla razón que no somos naides, como dijera el paisano.

  Hecha esta aclaración vamos al grano. Este teólogo que se dice a sí mismo católico, le cuestiona en su último artículo (2) a Juan Pablo II que no pudo ganar muchas conversiones a sus opiniones rigurosas, en especial en lo que toca a la moralidad sexual y matrimonial... que la reevangelización de Europa ha fomentado el miedo al imperialismo espiritual de Roma... que la asistencia a Misa, los matrimonios por la Iglesia, las confesiones, la vocaciones sacerdotales, todo ello va en picada.
  Y su solución es: la reforma de la Iglesia.

 

  ¿Y qué tipo de reforma propone Küng? Que Benedicto XVI saque a la Iglesia del invierno en que ha quedado desde hace un cuarto de siglo (papado de J.Pablo II). Que se permita el matrimonio de los divorciados y de los gays y lesbianas. Que se anule la confesión personal y se reduzca a un acto interior de contrición. Que se forme a los sacerdotes católicos en la ética mundial por él propuesta. Que la asistencia a misa quede al libre arbitrio de cada creyente y su valor sea intercambiable con cualquier ceremonia de otro culto.
Y por sobre todas las cosas que se deje el intento de reevangelización porque ello forma parte de la voluntad imperial de Roma.

 

  Y la barba hasta Cristo se la han afeitao, dice el tango Cambalache, y Küng es su fígaro, su barbero, su peluquero.

  ¿Qué diferencia hay entre este teólogo “católico” y un teólogo protestante? Ninguna, o si existe alguna es que los protestantes son más serios.

  ¿Para qué queremos una ética mundial?. Se cae de maduro, para justificar en un solo enunciado ético el proyecto imperialista de globalización. Para quién trabaja, si no es para el imperialismo, con semejante propuesta. Y así como Sloterdijk le dijo a Habermas: "su democracia conversada es para alemanes satisfechos con el actual sistema de representatividad política", de la misma manera le podemos decir nosotros a Küng: su ética mundial y sus reformas de la Iglesia son una antigüedad, como mínimo, de doscientos años, pues nacen con y desde el Iluminismo.

 

  Küng es viejo (de edad y de espíritu), todo lo que dice y propone está pasado de moda. Fue, como dicen los muchachos. Hoy los progresistas, como los nuevos masones (Tabaré en Uruguay o Telerman en Buenos Aires), son una antigüedad. Sus propuestas no tienen nada que ver con el curso del mundo y la inteligencia actual de los problemas.
  Hoy cuando en filosofía se está planteando el rescate de las diferencias, la recuperación de las identidades nacionales, la otredad, el rechazo al  “mundo uno”, a la homogeneización cultural, al pensamiento único, a lo políticamente correcto: reaparece Hans Küng con su ética mundial, donde las distintas religiones no se han podido poner de acuerdo ni siquiera en el nombre de Dios. Una rémora. 

  Esto ya lo denunció alguien que es más que nosotros, Vittorio Messori: Küng refrita los artículos de hace 25 años. Küng reitera  propuestas de reformas imprescindibles que vienen siendo enunciadas desde la Reforma.

 

  En realidad lo que quiere Küng es que la Iglesia deje de ser la Iglesia. Eso mismo quiere la masonería, la inmensa variedad de cultos protestantes, el mundo musulmán, el Estado Chino, que creó su propia iglesia católica y en nombre de esta iglesia persigue a los católicos romanos, etc., etc. En definitiva, todos aquellos a quienes la Iglesia molesta, irrita, incomoda con sus dogmas y ritos. La Iglesia es lo que es y hay que tomarlo como tal, o dejarlo.
  ¿No tuvo acaso el progresismo teológico de los Küng y Cía. una vigencia de por lo menos dos décadas 60 y 70 en el seno de la Iglesia? ¿No fueron acaso sus propuestas las que dejaron a la Iglesia sin clientela, los seminarios vacíos y las órdenes despobladas?

  Küng se olvida de los zafarranchos que provocó la errónea jugada que el progresismo católico le hizo hacer a la Iglesia  con su diálogo entre católicos y marxistas. Donde, mientras que en Europa ellos conversaban “civilizada y cómodamente”, en el mundo boli los miles de muertos los ponía el pueblo católico, en tanto que los marxistas se quedaron con las rentas del Estado como ocurrió con los Ortega en Nicaragua.

De esto ni una palabra, ni un mea culpa, como la película de Mastroiani: De eso no se habla.

 

  Lo que no comprende Küng en su sabiduría libresca (3) y pudiendo haber hablado con el Papa en su lengua maternal, es que la Iglesia es eso: a) ad extra, para afuera, signo de contradicción con respecto a la opiniones del mundo y b) ad intra, internamente, complexio oppositorum (reunión de los opuestos), como dijo un compatriota suyo hace ya muchos años.

  Nosotros como simplísimos arkagueutas (eternos comenzantes) le decimos: Basta Küng, es hora de retirarse a los cuarteles de invierno, porque a cierta edad, las corrientes de frío suelen ser mortales. 

 

  NOTAS:

 

  1.- Platón no se llama a sí mismo filósofo sino arkagueuta, es decir, eterno comenzante.
  2.- Aparecido en los diarios New York Times y Clarín de Buenos Aires 17/4/06.
  3.- Hace ya un cuarto de siglo o más que un buen latinista argentino, Gustavo Corbi,  se ocupó en profundidad de este personaje.

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