CARTA AL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CÓRDOBA (Argentina)
Alberto R. APREA
Córdoba, Abril 05 del 2006
Al señor Rector de la UCC
Rdo. P. Rafael Velasco S.J.
Presente
Señor Rector:
¿Hacia dónde va la Universidad Católica de Córdoba?
Me dirijo al señor Rector con el propósito de tratar una vez más la deplorable iniciativa del Consejo Académico de esa Universidad de otorgar un Doctorado Honoris Causa a la Sra. Estela de Carlotto.
Deplorable por tres razones principales:
a) Por presentar a la Sra. De Carlotto como abuela de hijo de madre desaparecida;
b) Por ser dicha persona un acabado símbolo de parcialidad unilateral en defensa de los derechos humanos de los terroristas comunistas que enlutaron nuestra patria, declarando una verdadera guerra a la Nación, en su intento fracasado de tomar el poder por la violencia, para luego instalar un régimen colectivista como ya lo hiciera el tirano Fidel Castro en el actual país-cárcel, como es Cuba.
c) Por ser la referida persona una militante abortista, defensora pública de la “matanza de los inocentes”.
Veamos. En primer lugar hay que decir que se equivoca ese Consejo Académico, y de manera inexplicable, al promover a la Sra. De Carlotto como “abuela de Plaza de Mayo”, cuando en realidad nunca lo fue, ya que dicha condición jamás pudo ser probada en ninguno de los estrados judiciales por donde ella misma desfiló.
En segundo lugar, es imposible acreditar que ese Consejo Académico y a quien él reporte, pueda ignorar a qué corriente ideológica responde esa señora, su grupo y afines. De la misma manera, es también imposible creer que dicha unidad académica, de una Universidad oficialmente católica, pueda ignorar que “el comunismo es el adversario más completamente opuesto a su doctrina; tan poderoso, tan brutal, tan astuto como otro igual la Iglesia no ha encontrado en su historia bimilenaria” y, al mismo tiempo, ignore las reiteradas condena hechas desde la Cátedra de Pedro, a la filosofía marxista. Para muestra, dos de ellas: “El comunismo es intrínsicamente perverso...” (Beato Pío IX, Encíclica “Divini Redemptoris”). “Millones de nuestros contemporáneos aspiran legítimamente a recuperar las libertades fundamentales de las que han sido privados por regímenes totalitarios y ateos, que tomaron el poder por caminos revolucionarios y violentos, precisamente en nombre de la liberación del pueblo. No se puede ignorar esta vergüenza de nuestro tiempo: pretendiendo aportar la libertad se mantiene a naciones enteras en condiciones de esclavitud indignas del hombre”. (Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, Congregación para la Doctrina de la Fé, 06 de Agosto de 1984, en “Instrucción sobre algunos de los aspectos de la Teología de la Liberación”).
Sobre el aborto, tratándose de un misiva a un claustro universitario, comienzo citando a un especialista en investigaciones de células tronco-embrionarias de renombre universal, el Dr. Jerôme Lejeune, de la Universidad René Descartes, París, padre de la genética moderna y descubridor del Síndrome de Down. Sostiene él que la vida comienza con la fecundación del óvulo por el espermatozoide, como también que el anencéfalo es un ser humano vivo, aunque mal formado, merecedor de toda la protección legal.
Afirma el Dr. Lejeune: “Lo que define a un ser humanos es ser miembro de nuestra especie. Así, siendo extremadamente joven (un embrión) o que sea una persona de edad, no cambia de una especie a otra. Él es de nuestra estirpe. Esto es una definición. Diría, más precisamente, que guardo el mismo respeto a la persona humana, cualquiera que sea el número de kilos que pese, o el grado de diferenciación de sus células”.
Pero, sobre todo, al ser ésa una Institución católica, debería tener muy presente la doctrina de la Iglesia sobre este punto, que siempre condenó al aborto, y en los términos más firmes, al punto que el Canon 1.398 del Código de Derecho Canónico, conmina con pena de excomunión “latae sententiae” (automática, independiente de la proclamación formal), al católico que provoque un aborto seguido de muerte del “non natus” y a quienes voten y se empeñen en aprobar cualquier proposición legislativa que promueva el aborto. La Santa Sede a advertido en distintas ocasiones que los políticos y legisladores católicos no pueden aproximarse de la Sagrada Comunión si defendiesen proyectos de ley en ese sentido.
Sin duda, el “crimen profesional más monstruoso de la historia” es el que se cometió contra Nuestro Señor Jesucristo. Salvando las insondables distancias en lo que toca al Hombre-Dios y al género humano, bien se podría decir que el crimen del aborto es el que le sigue, con el agravante que es la propia madre, que junto con el profesional-carrasco, forman un “tribunal especial” que condena a muerte a su hijo no-nacido.
Ante esta situación, ¿pretende ese Consejo Académico, con su propuesta, poner a una militante abortista como ejemplo a seguir por las generaciones más jóvenes? Sin duda, si se continuara sustentando esa deformidad, los integrantes de ese Consejo pasarían a ser parte de una suerte de “tribalismo académico” que pretende destruir “los restos que aún humean” de la Civilización Cristiana, al intentar transformar la noble y firme doctrina de la Iglesia en un conglomerado de relativismo y falsedades.
Ese nombramiento contradice tan abierta y frontalmente el Magisterio y la doctrina de la Iglesia sobre el comunismo, que ya se cobró más de 100.000.000 de víctimas desde la Revolución bolchevique de 1917 y el aborto, que sólo en el año 2005 produjo más de 45.000.000 de asesinatos, esos sí, de “lesa humanidad”, que bien se podría pensar que ese Consejo Académico tiene el inconfesado propósito de revocar el principio: “UBI ECCLESIA IBI CHRISTUS, UBI PETRUS IBI ECCLESIA”.
Es necesario reconocer también que, “mil veces más peligrosos que los enemigos declarados son los que combaten a la Ciudad Santa dentro de sus propios muros”, por lo que bien merecen los que sustentan y refrendan ese nombramiento, lo que el beato Pío IX dijo de aquellos: “Aún cuándo los hijos del siglo sean más hábiles que los hijos de la luz, sus ardiles y sus violencias tendrían, sin duda, menos éxito si un gran número, entre aquellos que se llaman católicos, no les tendieran una mano amiga. Sí, infelizmente, hay quienes parecen querer caminar de acuerdo con nuestros enemigos, y se esfuerzan por establecer una alianza entre la luz y las tinieblas, un acuerdo entre la justicia y la inequidad…..Ellos son, ciertamente, mucho más peligrosos y más funestos que los enemigos declarados, no sólo porque los secundan en sus esfuerzos, como también porque, manteniéndose en el extremo límite de las opiniones condenadas, toman una apariencia de integridad y de doctrina irreprochable, incitando a los imprudentes amigos de conciliaciones y engañando a las personas honestas, que se rebelarían contra un error declarado. Por eso, ELLOS DIVIDEN LOS ESPÍRITUS, RASGAN LA UNIDAD Y DEBILITAN LAS FUERZAS QUE SERÍA NECESARIO REUNIR CONTRA EL ENEMIGO”. (Carta al Pte. y miembros del Círculo San Ambrosio de Milán , 06.III.1873). Sin duda, una verdadera quinta columna dentro de una Universidad católica.
Frente a este hecho, se podría parafrasear el título de un artículo del eminente líder católico brasileño, que fuera profesor de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo e inspirador de las Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP), Dr. Plinio Côrrea de Oliveira, lamentablemente ya fallecido, que a raíz de varios desvaríos dentro de las filas católicas, se preguntaba “¿Quién es católico dentro de la Iglesia Católica?". Aquí se podría indagar “Quién es católico dentro de la Universidad Católica de Córdoba entre quienes promueven, aceptan, facilitan, consienten o sustentan la disforme propuesta de otorgar un Doctorado Honoris Causa a la tal Sra. De Carlotto?"
A no ser que la lógica haya desertado totalmente de esa alta casa de estudios, se torna imperativo retirar esa propuesta delirante del Consejo Académico por el bien espiritual y psicológico no sólo de la comunidad de esa Universidad, sino la de todo Córdoba y del país, ya que la noticia de este hecho cruzó las fronteras de la provincia desde el mismo momento que se conoció la renuncia del Dr. Rey Nores (*) . Será también la única manera de evitar que la sangre de los muy pequeños inocentes y de las múltiples víctimas de la secta comunista, caiga sobre la cabeza de quienes defiendan semejantes crímenes.
Esta situación crea la impresión que la impiedad, desde la Universidad Católica de Córdoba, escogió esta época de Cuaresma para agregar un tormento más a la Pasión de Nuestro Señor Jesús Cristo.
Para terminar, se podría decir que ante “un mundo que se derrumba”, solo la proclamación íntegra del ideal católico, nos colocará en la senda de la victoria prometida por Nuestra Señora de Fátima, cuando afirmó que, después de los castigos ejemplificadores que vendrán si el mundo no se convierte, “por fin, Mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Nota:
(*): El Prof. Dr. José Narciso Rey Nores, miembro del Consejo Académico y antiguo Decano de la Facultad de Derecho de la Univ. de Córdoba, dimitió el pasado mes de marzo en protesta por la concesión del doctorado Honoris Causa a Estela de Carlotto. Igualmente presentó su dimisión el Prof. Francisco Aliaga, del Departamento de Derecho Laboral.
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