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Bitácora PI

Cultura de la vida

EL ABORTO EN CIFRAS. COMPARATIVA HISTÓRICA PSOE / PP

EL ABORTO EN CIFRAS. COMPARATIVA HISTÓRICA PSOE / PP

Bitácora PI

 

   Podemos opinar, discutir y rebatir si los gobiernos de distinto color que se han sucedido en España desde 1985 consideraban la despenalización del aborto un mal necesario o un derecho inalienable de la mujer. La discusión podría alcanzar límites de barroquismo dialéctico, y de hecho es frecuente que los alcance cuando este asunto se aborda en debates y coloquios públicos. Lo que en ningún caso será licito es mentir a los electores insinuando que los gobiernos conservadores presididos por José María Aznar defendían la vida de los más indefensos e inocentes españolitos. Lisa y llanamente no puede decirse que el Partido Popular sea el voto necesario de quienes rechazamos la barbarie hedonista y criminal de nuestro tiempo. Los argumentos son susceptibles de debate; las cifras no.

 

Cifras exactas de abortos durante los mandatos de González y Aznar

 

  Los abortos legales realizados durante el periodo de Felipe González, desde el  5 de Julio de 1985 (sanción Regia de la despenalización) hasta el 5 de Mayo de 1996 (Toma de posesión de Aznar), fueron 359.624

  1985 = 9     1986 = 467    1987 = 17.766    1988 = 26.069    1989 = 30.552    1990 = 37.231    1991 = 41.910

  1992 = 44.962     1993 = 45.503    1994 = 47.832    1995 = 49.367     Desde 01/01/1996 hasta 05/05/1996 = 17.956

 

  Los abortos legales realizados durante el periodo de José María Aznar desde el 6 de Mayo de 1996 (Primer día de gobierno) hasta el 17 de Abril de 2004 (Toma de posesión de Rodriguez)  fueron 511.429

  Desde 06/05/1996 hasta 31/12/1996 = 33.046    1997 = 49.578    

  1998 = 53.847    1999 = 58.399    2000 = 63.756    2001 = 69.857

  2002 = 77.125    2003 = 79.788   desde 01/01/2004 hasta 17/04/2004 = 26.033


(Fuente:  Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología)

 

  Y ahora trasladamos las cifras a gráficas:

 

  Número absoluto de abortos en los periodos de gobierno del PSOE y del PP

 

Número absoluto de abortos en los periodos de gobierno del PSOE y del PP

 


Tasa de abortos (por cada mil habitantes) en los periodos de gobierno del PSOE y del PP

 


Tasa de abortos por edades en los periodos de gobierno del PSOE y del PP

 

 

 

  Por otra parte obsérvese que son las regiones con gobiernos autonómicos del PP, con competencias tranferidas en Educación y Sanidad, donde se han incrementado más, muy por encima de la media, las tasas de aborto.

 

 

 

Cuando se aproximen nuevos comicios, por favor, absténganse militantes y simpatizantes del Partido Popular de pedir su voto insinuando su mayor sensibilidad en las materias de respeto a la vida y protección familiar. No aceptamos más embustes. Rogamos de modo especial, incluso encarecidamente, a todos aquellos Obispos católicos que se sientan inclinados a recomendar a sus fieles el "voto útil" y el "mal menor" que se abstengan de hacerlo. Por simple respeto a la verdad.

MÁS SOBRE LA CUESTIÓN DE LOS EMBRIONES CONGELADOS

MÁS SOBRE LA CUESTIÓN DE LOS EMBRIONES CONGELADOS

María VALENT

 

  Planteamiento general del problema

 

  La cuestión de los embriones humanos congelados se plantea, una vez más, de forma dicotómica y parcial (es decir: incompleta y posicionada en una ideología muy particular).

 

   - En primer lugar, nos informan acerca de una realidad preocupante y embarazosa: en España hay almacenados en los congeladores de las clínicas donde se practican fecundaciones in vitro (FIV) miles de seres humanos en estadio de embrión. Parece ser que todos coincidimos en que este hecho es, cuanto menos, "problemático" y requiere una solución.

   - A continuación, afirman tajantemente que estos embriones humanos no tienen más que un posible destino: la muerte. Dado que no es posible implantarlos en el útero de una mujer de modo que puedan llegar a nacer.

   - Por otro lado, nos proponen dos posibles modos de eliminar estos embriones: debemos escoger entre tirarlos a la basura sin más (como se hace con los restos de los niños abortados) o bien transformarlos en un montón de células con interés en investigación biomédica y aprovechar así su teórico potencial terapéutico. Dicho de otro modo: podemos eliminarlos sin más o dignificar su sacrificio transformándolos en un "medicamento" capaz de tratar personas enfermas y curarlas o mejorar su deteriorada calidad de vida.

   - Además, nos hacen saber que enfermedades tales como la Diabetes tipo 1, el infarto de miocardio, el Alzheimer, el Parkinson, las lesiones medulares y otras dolencias son potencialmente curables con células madre. De hecho tratan de convencernos de que estas innovadoras y esperanzadoras líneas de tratamiento exigen la investigación con células de origen embrionario.

   - Finalmente, el planteamiento del problema y sus posibles "soluciones" se culmina con la afirmación efectuada por científicos, biólogos, y médicos de supuesta talla, de que, de hecho, el embrión humano de menos de 14 días de desarrollo no es un ser humano: y así ha quedado recogido en el Derecho español, concretamente en la Ley 35/1988 de 22 de noviembre sobre Técnicas de Reproducción Asistida.

 

  Planteado así, parece que lo más razonable sería destinar estos embriones humanos a la investigación biomédica. Si lo único que vemos es que hay, desgraciadamente, miles de embriones que de ningún modo pueden llegar a nacer y miles de personas, desgraciadamente enfermas, cuya única esperanza de curación la constituyen esos embriones... es fácil posicionarse a favor de la utilización de dichos embriones como material de investigación médica.

  Pero el problema no es tan simple ni las alternativas tan drásticas como a priori nos podría parecer. Debemos tener en cuenta, también, que:

 

   - Esos embriones existen porque un equipo técnico los ha creado para satisfacer la demanda de un servicio concreto de reproducción asistida. Hay personas responsables de estos embriones (tanto de su existencia como del estado en que se encuentran como del negro futuro que les aguarda). Resulta un poco hipócrita denunciar esta lamentable realidad sin recordar el "porqué" y el "por quién" esos embriones están ahí. Es preciso también constatar que la existencia de este "problema" era perfectamente previsible y evitable, de modo que su aparición puede calificarse de negligencia por parte de las personas responsables.

   - El embrión humano es, sin lugar a dudas, un ser humano en el estadio más incipiente de su desarrollo. Son muchos los falsos y absurdos argumentos con que se trata de negar la naturaleza humana del embrión de menos de 14 días de vida. Comentarlos y analizarlos no es objeto de este artículo pero quizás sí merece la pena recordar cuán turbiamente se introdujo en los textos jurídicos el término "pre-embrión" y con qué rapidez este término y su injustificable significado han penetrado en el Derecho de la mayoría de países europeos. El término "pre-embrión" fue propuesto el año 1984 en el Informe Warnock, emitido por el Comité de Investigación sobre Fertilización y Embriología Humanas de Gran Bretaña. En este informe se puede leer:

   "Una vez que la fertilización ocurre, el proceso de desarrollo subsecuente continúa de uno a otro en un orden sistemático dirigiéndose hacia una división, a la mórula, al blastocisto, al desarrollo del disco embrionario, y así a características identificables dentro del disco embrionario tales como la línea primitiva, pliegue neural y tubo neural" .... "cuando ha empezado el proceso de desarrollo, ningún estadio particular del proceso de desarrollo es más importante que otro; todos forman parte de un proceso continuo, y a menos que cada etapa se lleve a cabo normalmente, en el momento adecuado, en la secuencia adecuada, el desarrollo posterior cesará"... "De modo que, biológicamente, no existe en el desarrollo del embrión ninguna fase particular antes de la cual el embrión "in vitro" podría dejar de ser considerado con vida" ... "Sin embargo, se ha convenido que ésta es un área en la que se debe tomar alguna decisión precisa, a fin de calmar la preocupación del público". Y la decisión, tomada por mayoría, se expresó así: "A pesar de nuestra división sobre este punto, la mayoría de nosotros recomienda que la legislación debería conceder que la investigación pueda conducirse sobre cualquier embrión obtenido mediante fertilización in vitro, cualquiera que sea su procedencia, hasta el término del día 14.2 de la fertilización" y fue entonces cuando se introdujo el término "pre-embrión", propuesto precisamente por un miembro del propio Comité, a fin de "polarizar la cuestión ética".

 

  En este documento queda patente la ausencia de un fundamento científico que permita negar la naturaleza de "ser humano" del embrión humano desde el momento de la fecundación. Pone en evidencia que el objetivo era lograr la permisión de investigar con embriones humanos y que con el término "pre-embrión" tan sólo se pretendía "calmar la tensión del público".

  Aún así, la legislación española, al hacerse eco de este informe y redactar la Ley 35/1988 parece interpretar que el embrión de menos de 14 días de desarrollo no es un ser humano y que la vida propiamente humana se inicia con la implantación del embrión en la pared uterina de la madre. En el preámbulo a la Ley, podemos leer:

 

   "Generalmente se viene aceptando el término (preembrión) también denominado (embrión preimplantatorio), por corresponderse con la fase de preorganogénesis, para designar al grupo de células resultantes de la división progresiva del óvulo desde que es fecundado hasta aproximadamente catorce días mas tarde, cuando anida establemente en el interior del útero acabado el proceso de implantación que se inició días antes , y aparece en él la línea primitiva".
   "Se manifiesta la tendencia a admitir la implantación estable del óvulo fecundado como un elemento delimitador en el desarrollo embriológico". Al margen de tales consideraciones biológicas, diversas doctrinas constitucionales apoyan tal interpretación. Asi el Tribunal Constitucional de la República Federal de Alemania en sentencia de 25/2/75, al establecer que (según los conocimientos fisiológicos y biológicos la vida humana existe desde el día 14 que sigue a la fecundación), mientras que por su parte, el Tribunal Constitucional español, en sentencia de 11/4/85, fundamento jurídico 5.A), se manifiesta expresando que (la vida humana es un devenir, un proceso que comienza con la gestación, en el curso del cual, una realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente configuración humana que termina con la muerte); queda así de manifiesto que el momento de la implantación es de necesaria valoración biológica, pues anterior a él, el desarrollo embriológico se mueve en la incertidumbre, y con él, se inicia la gestación y se puede comprobar la realidad biológica que es el embrión".
   "Se acepta que sus distintas fases (las del desarrollo embrionario) son embriológicamente diferenciables, con lo que su valoración desde la ética, y su protección jurídica también deberían serlo, lo cual permite ajustar argumentalmente la labor del legislador a la verdad biológica de nuestro tiempo y a su interpretación social sin distorsiones".

 

  Por lo menos el informe Warnock tenía la honradez científica de reconocer que la vida humana se inicia con el fenómeno de la fecundación. La Ley española, ante la dificultad que supondría permitir la manipulación embrionaria que las técnicas de FIV suponen si admitiéramos la realidad de que esa manipulación se realiza sobre un ser humano, opta por distorsionar a conveninecia el conocimiento científico y afirmar, sin ningún tipo de fundamento científico, que la vida humana empieza con la gestación (es decir, en su argot manipulado, con la implantación del embrión en la pared uterina).

   - Los embriones que aguardan congelados, fueron creados para ser hijos, por expresa demanda por parte de sus progenitores y, ahora, nos vemos incapaces de ofrecerles un futuro y un trato acorde a su dignidad. Ninguna de las posibles alternativas a permanecer congelados indefinidamente es éticamente aceptable: el mismo hecho de conservarlos congelados supone una falta de respeto a su dignidad. Es decir, que nos encontramos en un "callejón sin salida".

   - La pretendida "inviabilidad" de estos embriones no es biológica sino legal. Me explico: la Ley 35/1988 determina que los embriones (preembriones) se crioconservarán por un máximo de cinco años y que, pasados dos años de crioconservación quedarán a disposición de los bancos correspondientes. La Ley, astutamente, no dice qué se supone que hay que hacer con estos embriones una vez prescrito su plazo: se ha interpretado que no podían ser implantados y gestados ("inviabilidad legal"), pero se han continuado conservando (desobedeciendo, de este modo, las indicaciones de la Ley y generando, a su vez, estos sobrecogedores almacenes de diminutos seres humanos). Según la Ley 35/1988 los embriones humanos sólo se pueden criopreservar durante 5 años: aunque no especifique qué se debe hacer con ellos pasado este tiempo, lo que parece claro es que deben dejar de ser conservados: lo más lógico sería descongelarlos y, a consecuencia de ello, dejarlos morir. Esto, en consonancia con los presupuestos de la Ley, no debería haber supuesto ningún problema, dado que esos "preembriones" son considerados un mero "material biológico" que ya no es útil para el fin para el que fue creado y, por Ley, ya no pueden conservarse por más tiempo. La eliminación de estos "preembriones" sólo supone un problema de conciencia si aceptamos que se trata de auténticos seres humanos: pero si partimos de esta "presunción" tampoco sería lícito crearlos in vitro, manipularlos y criopreservarlos. Es como si la decisión de crearlos y congelarlos hubiera sido tomada por personas convencidas de que el "preembrión" no es un ser humano mientras que la decisión de mantenerlos con vida pasado el plazo establecido por la Ley hubiera sido tomada por personas convencidas de que se trata de auténticos seres humanos, de modo que su destrucción no les parecía lícita.

   - Por último debemos denunciar la falta de rigor y prudencia científica que supone afirmar que las células madre de origen embrionario son capaces (y las únicas que disponen de esta capacidad) de curar ciertas enfermedades: esta afirmación es imprudente porque todos los estudios están todavía en fases muy incipientes y no sabemos su auténtico alcance, ni sus efectos adversos ni su viabilidad. Supone, además, una falta de honradez científica el ignorar que las células madre pueden obtenerse también de tejidos de personas adultas y de cordón umbilical. El caso es que no es preciso utilizar células embrionarias para cubrir el campo de la Medicina Regenerativa. Así mismo, generar expectativas desproporcionadas en las personas directa o indirectamente afectadas por estas enfermedades es una astuta e inaceptable táctica para generar un grupo de presión respetable y siempre digno de consideración (enfermos y familiares de enfermos pidiendo desesperadamente un tratamiento para enfermedades incurables).

 

  Pero... ¿qué hacer con los embriones humanos congelados?

 

  Concluir que no es necesario recurrir a los embriones humanos para intentar tratar ciertas enfermedades mediante terapia celular, no nos permite resolver el problema principal de qué hacer con los miles y miles de embriones humanos que esperan congelados a la espera de un veredicto.

  La respuesta a esta pregunta no es nada sencilla. Creo que yo misma, a priori, no sabría responderla. Pero esta incapacidad es debida, en parte, a que el planteamiento de esta pregunta exige, previamente, la respuesta a otra conflictiva cuestión.

 

  Primera medida: dejar de generarlos

 

  Esos embriones están donde están porque alguien los creó y los sometió a crioconservación. Si coincidimos en que la existencia de estos embriones es un auténtico problema ético (yo diría que, más bien, es un drama humano), lo más razonable y honrado sería dejar de generar este grave conflicto: dejar de producir embriones humanos. El tomar esta razonable e imprescindible medida nos garantiza que no vamos a continuar colocando en la misma situación de jaque a más embriones de los que ya tenemos, pero no nos permite resolver el problema de los embriones que ya están congelados.

  Insisto en que, probablemente, ninguna de las alternativas propuestas para estos embriones es verdaderamente acorde a su dignidad, pero ello no nos permite desentendernos del problema. Finalmente, tendremos que tomar una decisión: quizá aquella que, sin ser ideal, en menor medida atente contra la dignidad de esos seres humanos. Tomar este tipo de decisiones siempre resulta incómodo: pero no hacer nada, también es una decisión: tendremos que estudiar si hay alguna opción mejor al "no hacer nada".

  Se podría, en primer lugar, estudiar la viabilidad biológica (que no legal) de estos embriones: es decir, determinar si tienen posibilidades razonables de ser gestados en el útero de una mujer (idealmente su madre o, en su ausencia una madre adoptiva) y llegar a nacer. Si llegáramos a la conclusión de que son razonablemente viables, deberíamos plantearnos en serio el ir implantándolos en la medida de lo posible y darles la oportunidad que merecen de poder desarrollarse y llegar a nacer, crecer, etc. Si llegáramos a la conclusión de que, a consecuencia de su prolongada congelación, han sufrido daños irreparables que hacen imposible su desarrollo prenatal,... deberemos asumir la triste y dolorosa realidad de que, a pesar de estar todavía vivos, estos pobres embriones no tienen ninguna posibilidad (hoy por hoy) de llegar a nacer. Entonces tenemos dos posibles alternativas: dejarlos congelados en espera de que algún día la ciencia avance lo suficiente como para devolverles su original viabilidad o descongelarlos y dejarlos morir. En caso de que asumiéramos esta última determinación, la opción de utilizarlos en investigación biomédica en lugar de dejarlos morir en paz, continúa presentando objeciones considerables: de entrada porque ningún ser humano puede ser objeto de investigaciones científicas que atenten contra su integridad física, psicológica o moral: la investigación con embriones supone siempre la destrucción de ese embrión y sólo tienen sentido si se aplican sobre embriones vivos. En segundo lugar porque el invertir importantes recursos a este tipo de investigación presupone que la fuente de "materia prima" (es decir: de embriones) va a ser continua, ilimitada e ininterrumpida, de lo que se deduce que no se está tratando de encontrar una salida a los embriones congelados sino lograr la permisión de investigar con embriones humanos.

  Si, a pesar de reconocer la conflictividad del problema y la ausencia de una auténtica solución moralmente aceptable (acorde con la dignidad de esos seres humanos), continuamos generándolos... nos encontraríamos ante una falta de coherencia y un exceso de hipocresía intolerables.

  Si nuestra casa se estuviera inundando de agua a causa de un grifo abierto que alguien olvidó cerrar (o que alguien dejó abierto sin preocuparse por las consecuencias de su negligencia), podemos plantearnos cuál será la mejor manera de sacar el agua: ¿con calderetas o con una manguera succionadora? Pero, sin duda, la primera medida a tomar es cerrar el grifo: de otro modo, no sería posible resolver el problema. Intentar buscar una salida a los embriones congelados sin considerar la necesidad de dejar de generarlos es cómo discutirse acerca de si es mejor la manguera succionadora o los cubos de agua, pero no estar dispuestos a cerrar el grifo: de este modo asumimos un cierto grado de inundación permanente (siempre vamos a tener embriones almacenados que no podrán ser implantados y a los que habrá que buscar otro destino) y la necesidad también permanente de echar mano de calderetas y mangueras (es decir, de irnos deshaciendo de los embriones denominados "sobrantes", "caducados" o "legalmente inviables").

  No estar dispuesto a cerrar el grifo equivale a no querer si quiera cuestionar la legitimidad de las técnicas de reproducción asistida que impliquen fecundaciones in vitro y la consiguiente producción de un exceso de embriones (entendiendo por exceso la producción de un número de embriones superior al que se implantará en el útero de la madre, de modo que los "sobrantes" quedaran congelados a la espera de la "nada"). Lo cierto es que las técnicas de reproducción asistida ofrecen a las parejas con problemas de infertilidad una esperanza de satisfacer su legítimo deseo de ser padres (también ofrece esta posibilidad a mujeres que, homosexuales o no, deseen ser madres sin la participación del padre, a personas sin problemas de infertilidad pero que han dejada atrás su edad fértil o a parejas que optan por someter a sus futuros hijos a un diagnóstico pre-implantatorio y seleccionarlos en función de su estado de salud, su sexo o cualquier otra característica que pueda ser estudiada en el embrión todavía no implantado).

 

  El origen del problema: la Fecundación in vitro

 

  Los miles de embriones humanos que aguardan congelados son el resultado de haber ido almacenando, ininterrumpidamente y durante años, todos aquellos embriones que fueron obtenidos in vitro en el contexto de tratamientos de reproducción asistida y que no llegaron a destinarse al fin para el que fueron creados.

  Los especialistas en FIV insisten en que es necesario producir este exceso de embriones para garantizar una eficiencia mínimamente aceptable. Bueno: yo no soy especialista en esta materia, así que voy a hacer un acto de fe en esta afirmación (la alternativa sería que no fuera cierto y que el exceso de embriones se estuviera consintiendo o efectuando ex profeso para disponer de embriones con los que investigar).

  Si realmente es inevitable producir este excedente de embriones... entonces también es inevitable plantear seriamente la licitud ética de la práctica de FIV: la moralidad de la FIV en sí es discutible (es decir: continuaría mereciendo la pena discutir acerca de ella en el supuesto ideal de que todos los embriones generados llegaran a nacer). Pero sin lugar a dudas, el hecho de que su práctica actual implique necesaria e inevitablemente la condena a muerte de miles de seres humanos... la convierte en inaceptable.

  De hecho, en Alemania es obligatorio producir tan sólo el número de embriones que vaya a ser implantado (con éxito o sin él). Parece ser que esta medida va asociada a una disminución de la rentabilidad de la técnica. Pero un discreto aumento de eficiencia de una técnica, no justifica la creación, congelación y destrucción de seres humanos, por muy incipiente que sea su estadio de desarrollo. La producción de un "exceso" de embriones no es "imprescindible" sino "conveniente" a efectos de incrementar las tasas de éxito de la técnica.

  Si la FIV pudiera realizarse de modo que sólo se generaran los embriones que fueran implantados a continuación (con unas tasas de éxito razonables), su cuestionabilidad ética sería de muy distinta naturaleza. Algunas de las objeciones que se podrían plantear a la FIV serían:

 

   - La FIV supone la escisión de reproducción y sexualidad (de modo opuesto a cómo lo hacen las técnicas anticonceptivas).

   - Permite la maternidad en mujeres que deseen tener hijos sin la participación del padre o que hayan dejado atrás su edad fértil.

   - Nos invita a la eugenesia (es decir: a la selección de la especie) y a la discriminación pre-implantatoria por muy distintos motivos (sexo, estado de salud, predisposición a sufrir determinadas enfermedades o a desarrollar ciertas conductas, entre otras características fenotípicas siempre que puedan ser estudiadas en el embrión todavía no implantado).

   - En ocasiones, a consecuencia de lo que se considera una "mala praxis", se produce un embarazo múltiple, de alto riesgo (tanto para la madre como para los hijos como para el ginecólogo responsable, que ve amenazadas sus estadísticas de éxito y que no está dispuesto a hacerse cargo de un parto de tanto riesgo). El modo de resolver esta "negligencia" es la denominada "reducción embrionaria": es decir el aborto selectivo de los embriones "sobrantes".

 

  Que la FIV permita o pueda dar pie a todo esto no significa que necesariamente lo haga; pero somos testigos de que así ha sido en todos los países en los que se practican FIVs, de modo que no tiene mucho sentido tratar de valorar éticamente la FIV al margen de ello.

 

  En el Reino Unido, se ha lanzado una encuesta a la población acerca de la elección del sexo de los hijos. Por ahora, en Gran Bretaña (al igual que en España) se practica la selección del sexo por motivos considerados "médicos": es decir, en caso de que una determinada enfermedad genética pueda trasmitirse únicamente a la descendencia de uno de los dos sexos. Esta encuesta va acompañada de un interesantísimo documento elaborado por la "Human Fertilisation and Embriology Authority" en que se propone como métodos posibles para la elección del sexo tanto técnicas previas a la fecundación, como el estudio pre-implantatorio de embriones obtenidos mediante FIV y la consiguiente selección, como el estudio prenatal y el aborto de los embriones o fetos del sexo no deseado. Como "motivos" para elegir el sexo de los hijos sugiere razones "médicas" (enfermedades que sólo pueda sufrir la descendencia de uno de los sexos) o "no médicas" como "preferencias personales" o razones "sociales", "culturales" o "económicas" (cuestiones de herencia, transmisión del apellido a la descendencia, evitar el pago de dotes, hijos varones para trabajar el campo o aportar un sueldo, obtener una descendencia donde ambos sexos estén proporcionalmente representados,...). Este documento es muy ilustrativo de cómo la generalización de una determinada conducta que pretende un fin bueno (que los hijos nazcan sanos) pero que resulta inaceptable como medio (impedir el nacimiento de los enfermos) tiene por consecuencia la pérdida de conciencia del mal implícito en esa conducta: "es muy fácil pasar del mal menor a la justificación del mal" pero, naturalmente, "el buen fin no hace bueno al mal medio". Esta misma idea ha sido brillantemente expresada por Robert Spaeman, de modo que no voy a resistirme a la tentación de introducir una cita más en este artículo:

   "La costumbre constituye un poder. A las buenas costumbres las denominamos virtudes, y a las malas, vicios. Los vicios o pecados habituales son aquellos en los que la conciencia ya apenas repara. Por eso, la tradición cristiana los considera especialmente perversos. Donde, so pretexto de libertad, todo vale desde el punto de vista ético, lo que se hace sin remordimiento de conciencia deviene en costumbre que transforma lo malo en bueno, y lo mismo ocurre con el sentido de la culpabilidad: parece que la propia culpa también acaba desapareciendo. De manera análoga, estamos inclinados, en la vida social, a considerar gradualmente lo habitual como normal, sobre todo si eso no hace daño a nadie de forma directa, o si ello nos ahorra identificarnos con quienes son víctimas de una normalidad inhumana, como los esclavos, las brujas, los hombres de otras razas o los niños no nacidos".

 

  Pero, sin duda, el problema más grave al que da lugar la FIV es la existencia de seres humanos que han sido creados de forma planificada para nacer y crecer siendo hijos de sus padres y que, injustamente, aguardan congelados ante la indiferencia irresponsable de aquel que los creó y la ignorancia de sus propios progenitores.

 

  ¿Por qué no es lícito permitir la investigación con embriones humanos?

 

  Si permitiéramos la experimentación con células embrionarias (aunque procedieran de embriones "no viables") estaríamos asumiendo que la fuente de esas células nunca faltará (pues no vamos a invertir grandes recursos humanos y económicos en desarrollar posibles tratamientos que luego no puedan llevarse a cabo por falta de "materia prima").

  Para asegurarnos la fuente de células embrionarias tenemos dos opciones: o las técnicas de FIV continúan siendo tan ineficaces como hasta ahora (y no nos esforzamos por lograr que no sea preciso crear embriones en exceso) o creamos embriones con la única intención de investigar con ellos y obtener células madre a partir de los mismos.

  Si, al investigar con estos embriones humanos "sobrantes", "legalmente inviables" se llegara a desarrollar posibles tratamientos para tratar a otros seres humanos de sus dolencias (curándolos o mejorando su calidad de vida) podríamos vernos ante la "conveniencia" de crear embriones humanos con el fin exclusivo de investigar con ellos o de favorecer que continúen sobrando embriones humanos de los procesos de FIV (de hecho, ésta sería la forma más "políticamente correcta" de asegurar una fuente continua e inagotable de embriones humanos).

  Así mismo, nos podríamos ver ante la dolorosa decisión de optar entre un tratamiento que suponga la creación, destrucción y utilización de seres humanos en estadio de embrión o la no curación de un hijo. ¿Sería legítimo plantear a los padres una decisión de esta categoría? ¿Puede el Estado consentir la oferta de este tipo de servicios?

 

  La permisión del Aborto como justificación de la destrucción de embriones

 

  Al discutir la licitud moral de la FIV y de la destrucción de los embriones obtenidos por esta técnica (a causa de una "tara" genética o simplemente porque ha prescrito el plazo de viabilidad legal) nos encontramos con una pequeña dificultad: en nuestro país está despenalizado el aborto, de modo que se puede poner fin a la vida de un embrión o un feto o, lo que es lo mismo: de un ser humano con el único requisito de que todavía se halle en el interior del útero de su madre. Si está permitido acabar con la vida de un ser humano de 22 o más semanas de gestación... ¿porqué no iba a estarlo acabar con un ser humano de tan sólo tres días de desarrollo? Sería absurdo permitir lo primero y prohibir lo segundo.

  Es obvio que el debate acerca de qué hacer con los embriones congelados nos retrotrae inevitablemente al debate sobre el aborto. No es coherente prohibir la utilización y destrucción de embriones sin prohibir el aborto. La despenalización del aborto y la permisión de las técnicas de FIV presuponen que el ser humano no nacido no es sujeto de dignidad y derechos que deban ser reconocidos y respetados. De lo contrario, no sería posible legitimar jurídicamente su práctica o dejar de penalizarla. En este contexto ideológico es difícil sostener por mucho tiempo más la prohibición de utilizar embriones humanos para cualquier fin. Es una cuestión de coherencia interna.

 

  El negocio del aborto y de la Fecundación in vitro

 

  En cierto sentido, no deja de ser paradójico que aquellos que defienden la FIV (o que se dedican a ella) sean los mismos que justifican, promueven o practican abortos y argumentan a favor de la utilización de embriones humanos como materia prima en biomedicina.

  A priori, parece sorprendente (incluso incoherente) que, aquellos que en nombre de la defensa del legítimo deseo de las parejas a tener hijos, practican FIVs, con un ardiente deseo de dar vida y proporcionar hijos, defiendan también la destrucción de los más pequeños. Parece increíble que personas dedicadas a dar vida, estén ideológicamente a favor del aborto.

  Pero si lo analizamos con un poco más de detalle en lugar de quedarnos en el juicio fácil y superficial, debemos considerar, en primer lugar, que los profesionales de la FIV trabajan cada día creando, manipulando, analizando embriones, sentenciándolos a muerte y destruyéndolos si son diagnosticados de alguna "tara", perdiendo por el camino a un buen número de ellos debido a imperfecciones de la técnica, congelándolos a bajísimas temperaturas con la intención de detener su espontáneo desarrollo, etc. Si estos profesionales tuvieran conciencia plena de estar trabajando con auténticos seres humanos... dudo que se atrevieran a "juguetear" con ellos del modo en que lo hacen. Pues... ¿qué derecho puede tener cualquier persona a congelar a otra? ¿a arrancarle una parte significativa de su ser para hacer un diagnóstico sin su consentimiento que pueda sentenciarlo a muerte? ¿a exponerlo a riesgos imprevisibles sin ningún miramiento? ¿a condenarlo a muerte o a donante involuntario de células al precio del propio sacrificio?

  Aquel que practica FIV, movido (en el mejor de los casos) por la tierna intención de satisfacer el legítimo deseo de paternidad y maternidad de parejas estériles, parte de la convicción personal (recogida, además, por el Derecho) de que el embrión humano no es un ser humano. De otro modo, en conciencia, le resultaría imposible llevar a cabo su trabajo.

  Lo que, indudablemente une a los defensores de la FIV, del aborto y de la utilización de seres humanos en estadio de embrión, es una IDEOLOGÍA muy particular y, sobretodo, el DINERO. Me explico: la industria del aborto mueve ingentes cantidades de dinero: en sí, constituye un negocio redondo. Pero, además, es un negocio que alimenta la FIV que, a su vez, da pie a la industria de los embriones como material de investigación biomédica.

  Seguramente, si las mujeres que abortan decidieran no interrumpir su embarazo, la mayoría de ellas acabaría quedándose felizmente con su bebé. Pero también es cierto que los niños que antaño iban a parar a los centros de adopción, ahora ni tan siquiera llegan a nacer: son abortados durante su vida prenatal (se hace realidad el escalofriante lema: "niño que no es deseado, niño que es abortado"). La consecuencia de este fenómeno (juntamente con una determinada política de adopción) es que resulta bastante difícil lograr adoptar un niño del propio país (y tampoco es sencillo lograr adoptar un bebé de otro país). Esto hace que muchas parejas que hubieran preferido adoptar un niño ya nacido (pero abandonado, necesitado de una familia) no lo puedan hacer y recurran a les técnicas de reproducción asistida como segunda y última esperanza de llegar a ser padres.

  Así mismo, en las técnicas de FIV se generan (por "necesidad" o por "negligencia") miles de embriones "sobrantes" cada año. Con el término "sobrantes" tan sólo se quiere decir que jamás podrán ser destinados al fin para el que, oficialmente, fueron creados: llegar a nacer. De modo que serán silentemente congelados hasta que pasen cinco años, devengan "legalmente inviables", no puedan ser reclamados por sus padres y su único posible destino sea la muerte (y, muy probablemente, la muerte como donantes involuntarios de células). Las clínicas de FIV disponen de la preciada materia prima, fuente de células madre para los científicos dispuestos a investigar y desarrollar tratamientos a partir de estos diminutos seres humanos. Si esto se permitiera tanto los investigadores como las clínicas de FIV saldrían económicamente beneficiados. El beneficio de uno es el beneficio de todos.

  Además, la despenalización, legalización y generalización de cualquiera de estas actividades contribuye a difundir una ideología que las favorece a las tres. Esto es: arrebatarle al ser humano no nacido todos sus derechos y la consolidación de la cultura del "capricho": el deseo como fundamento del derecho: tener hijos o no tenerlos como un derecho que el Estado debe garantizar: el aborto y la FIV son los medios que mejor permiten garantizar este derecho y, por tanto, son irrenunciables.

 

  ¿Una postura neutral?

 

  Otro de los pseudo-argumentos sin fundamento con los que se pretende legitimar la despenalización de la destrucción de seres humanos no nacidos es la supuesta pretensión de "neutralidad" por parte del Estado. Esto es así en parte porque son muchos los que equivocadamente asocian la exigencia del respeto a los derechos humanos del no nacido con una determinada confesión religiosa o con una ideología concreta que merece el mismo respeto y consideración que la opuesta. Pero esta supuesta asociación es errónea, en tanto que la defensa de los derechos humanos afecta por igual a todos los hombres y mujeres con absoluta independencia de su confesión religiosa (presente o ausente) o ideología. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene, como su nombre indica, una pretendida validez "universal", es decir: válida para todos los hombres: de todos los tiempos, edades, culturas, religiones e ideologías. Y el mundo occidental manifiesta repetidamente su intolerancia con aquellos que, abiertamente no reconocen la validez de esta declaración ni respetan los derechos que recoge.

  En nuestros días, parece ser que defender los "derechos de los animales" es políticamente correcto y aquel que lo hace es un héroe, mientras que aquel que solicita el respeto al no nacido es un intolerante que trata de imponer su ideología a todos.

  Aquellos que tratan de evitar que los animales reciban malos tratos, en primer lugar, no los maltratan, pero, en segundo lugar, tratan de lograr que el resto de personas, aunque quizás no piense como ellos, tampoco les maltraten: no se conforman con el falaz argumento de que aquellos que no comparten su modo de ver las cosas, tienen el derecho de maltratar a los animales. De hecho, tratan insistentemente de impedir que los maltratos a los animales ocurran: y lo hacen tanto instando a los gobiernos a tomar medidas legales para proteger a los animales como tomándose la ley por su mano y boicoteando el trabajo de aquellos que, a su modo de ver, cometen graves e intolerables oprobios contra inocentes e indefensos animalitos.

  El Estado que permite que los animales sean maltratados asume que los animales no merecen recibir esa protección. El Estado no es neutral. También puede ser que no sea necesario promulgar leyes al respecto porque la población respete la naturaleza de modo espontáneo y no incurra en la perversión de destrozarla y maltratarla gratuitamente y sin sentido.

  El Estado que tolera, permite y promueve el aborto, asume que el nasciturus (el que va a nacer) no es un ser humano con dignidad y derechos que deban ser reconocidos por el Derecho y protegidos por el Estado. El Estado está muy lejos de ser neutral: asume una ideología muy particular, concreta e identificable. El hecho de que la opción más permisiva permita a cada cuál actuar coherentemente con su modo de pensar no implica neutralidad.

 

  Reflexión final

 

  A menudo, nos llegan declaraciones efectuadas por reconocidos investigadores, médicos o biólogos en las que afirman, con su autoridad de científicos (es decir, como verdad incuestionable) que el embrión no es una persona. Pero lo cierto es que la pregunta de si el embrión y el feto humanos son o no seres humanos con dignidad y derechos inherentes a su ser que deban ser reconocidos, respetados y protegidos... no debe ni puede responderla la ciencia. Como científicos, lo único que, con humildad, podemos afirmar, es que, efectivamente, el embrión humano es un ser humano (en el estadio más inicial de su desarrollo). La reflexión acerca de qué dignidad y qué derechos debemos reconocerle y en qué medida debe ser protegido por el Derecho, es objeto del conocimiento filosófico (ontología, metafísica, antropología y ética). A los juristas les tocará la delicada y comprometida tarea de legislar en consecuencia.

 

  Nota: Recomiendo muy especialmente visiten la página web: www.bioeticaweb.com

¿QUÉ TIENEN DE MALO LOS BANCOS PRIVADOS DE SANGRE DEL CORDÓN UMBILICAL?

¿QUÉ TIENEN DE MALO LOS BANCOS PRIVADOS DE SANGRE DEL CORDÓN UMBILICAL?

Rafael SERRANO

 

 

En España se empieza a recurrir a ellos y el Ministerio de Sanidad se opone

 

  La sangre del cordón umbilical (SCU) es rica en células madre válidas para tratar distintas clases de cáncer como linfomas o leucemias. Cada vez se les descubren más aplicaciones en medicina regenerativa, como sucede con otras células madre, con la ventaja de que éstas son de las más fáciles de obtener. Ya en 2004 se hicieron en Japón más trasplantes con ellas que con las de médula ósea.

 

  Como las células madre de SCU duran congeladas quince años o quizá más, se pueden usar para tratar al mismo niño del que se obtuvieron si después desarrolla una enfermedad, como un cáncer infantil, a no ser que el mal sea hereditario (p.ej., la anemia de Falconi), pues en tal caso las células madre tendrían el mismo defecto genético. Y si las células valen pero el mismo niño no las necesita, pueden servir para otra persona genéticamente compatible, que puede ser incluso alguien sin relación de parentesco, aunque eso es mucho menos probable.

 

  Se comprende, pues, que cada vez más padres quieran conservar la SCU para su mismo hijo o un familiar, aunque depositarla en un banco privado cuesta 1.500 euros o más. Podrían donarla a un banco público, pero entonces no la tendrían reservada para uso propio. Ciertamente, la probabilidad de que lleguen a necesitarla es muy pequeña; pero lo mismo ocurre con otras muchas eventualidades para las que la gente contrata pólizas de seguro: muerte en accidente, incendio… Además, el sistema público español no cubre el transporte si en el lugar del parto no hay banco, mientras que los privados se encargan de todo. En el caso de clientes españoles, tienen que trasladar la SCU al extranjero, porque en España solo están autorizados los bancos públicos. Uno privado que empezó –dicen sus responsables– con todos los permisos fue cerrado por la autoridad en cuanto se divulgó el caso.

 

  Y es que a la Administración española le parece muy mal que la gente contrate esos servicios. El Ministerio de Sanidad se apresuró a asegurar que la Ley de Trasplantes no los permite, y por si hubiera dudas se ha puesto a preparar un decreto para prohibirlos expresamente. El Sistema Nacional de Trasplantes, dependiente del Ministerio, se opone porque contradicen los principios básicos de la donación, consignados en la Ley de Trasplantes: altruismo y que no haya ánimo de lucro.

  Guardar la SCU del hijo no es una pura manifestación de altruismo, aunque no lo excluye: quien guarda células a sus expensas también podría donarlas si valieran para otro. Con 20.000 muestras de SCU en el sistema público español, los bancos privados –con unas decenas de clientes en el país, hasta ahora– no son "competencia", y si se permitieran en España, podrían sumarse al conjunto. Cuantas más muestras haya en bancos, público o privados, mayor es la probabilidad de encontrar células válidas para quien las necesite.

Donde sí hay ánimo de lucro

  En todo caso, no se puede prohibir a nadie que conserve la SCU donde quiera, ni se ve cómo puede eso ser ilegal. La Ley de Trasplantes impone la gratuidad para impedir el tráfico de órganos; pero el depósito de SCU en un banco privado, aunque tenga precio, no es venta de células. Si al Ministerio le preocupa el posible tráfico de material biológico, haría mejor en mirar a otro sector, donde el riesgo es real y el ánimo de lucro evidente. Las clínicas de reproducción asistida recurren a la donación de gametos, que por ley ha de ser gratuita; pero se permite una compensación por las molestias, por donde se puede colar el tráfico.

 

  En el caso de la donación de óvulos, las molestias de la estimulación ovárica son importantes. Entre el 0,3% y el 5% o más de las mujeres sometidas a ese procedimiento sufren complicaciones como dolor severo, fallo renal o riesgo de quedar infértiles, explica la Prof. Natalia López Moratalla en una entrevista para el semanario "Alba" (27 enero-2 febrero 2006). Por eso, añade la profesora, "las mismas molestias de la multiovulación para la mujer que quiere ser madre se consideran lo suficientemente fuertes para que las clínicas de fecundación "in vitro" congelen los embriones en vez de repetir el tratamiento y la punción". En el caso de una donante, hará falta una poderosa motivación o una satisfactoria compensación por las molestias.

 

  El peligro de tráfico encubierto no sería para preocupar si la donación de óvulos fuera rara. Pero resulta que España es el país europeo donde más se practica, con gran diferencia: en casi el 11% de los ciclos de reproducción asistida, según muestran los datos recopilados por la ESHRE (Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología; cfr. "Assisted reproductive technology in Europe, 2000", en "Human Reproduction" 19 [2004]: 490-503). En España, que registra el 5% de los ciclos que se realizan en Europa, los ciclos con óvulos donados (cerca de 1.600 en 2000) son el 24% del total del continente.

 

  El actual equipo del Ministerio de Sanidad ha redactado la última reforma de la ley de reproducción asistida, que da vía aún más libre a las clínicas del ramo. Permite la criba eugenésica de embriones para hallar "bebés medicamento", generar embriones sin finalidad de reproducción, la clonación "terapéutica", crear híbridos de humano y animal y casi cualquier uso de los embriones. Son prácticas por las que se cobra o que pueden reportar beneficio económico. Resulta paradójico que los mismos promotores de este "laissez-faire" se erijan en campeones del altruismo cuando algunos pagan para conservar sus células.

EL HOLOCAUSTO DE EMBRIONES

EL HOLOCAUSTO DE EMBRIONES

Nicolás JOUVE DE LA BARREDA (*)

 

  Se acaba de cumplir el 25 aniversario de la implantación de la fecundación in vitro, y, aunque han nacido por este método más de un millón de niños en el mundo occidental, muchos otros han quedado olvidados en congeladores.

 

  Además de los exiguos resultados de la fecundación in vitro (FIV), hay otro aspecto más lamentable: el enorme problema que representan los embriones que se pierden, olvidados en congelación, destruidos por la manipulación, reducidos tras la implantación o sacrificados para fines distintos a los reproductivos.
  Se están creando centros para la investigación con células de origen embrionario en Andalucía, Valencia y otras regiones. Además, se está procediendo a la aprobación en España de proyectos de investigación que implican la mal llamada clonación terapéutica, y se espera para los próximos meses la tramitación de una Ley, impulsada por el actual Gobierno, que desarrollará y ampliará el Real Decreto 2.132, de 29 de octubre de 2004, por el que se establecían los «Requisitos y procedimientos para solicitar el desarrollo de proyectos de investigación con células troncales obtenidas de preembriones sobrantes». Una ley que es previsible que deje en manos de los investigadores la utilización e, incluso, la producción de nuevos embriones, para su uso sin restricciones con fines de investigación, y una puerta abierta hacia la eugenesia.

 

  ¿Son los embriones seres humanos reales, o simples conglomerados de células? ¿Qué hacer con los embriones sobrantes, producto de reproducción in vitro? Por definición, en biología sabemos que un embrión constituye la etapa inicial de la vida de un ser vivo. Si se habla de embriones humanos se trata de vidas humanas nacientes. De esto no caben dudas ni es ético alimentarlas. En los últimos años, se han acumulado pruebas científicas irrefutables desde la genética, la biología celular y la embriología. En primer lugar, en el cigoto se constituye la información del genoma individual, o sea, la identidad genética, el conjunto de la información sobre cómo va a ser (es ya) el nuevo individuo humano. Desde la concepción, una vez fusionados los núcleos gaméticos materno y paterno, queda determinado todo sobre las características del nuevo ser humano y que ya no variarán hasta la muerte. La expresión de estos genes irá aflorando a medida que llegue su turno durante el desarrollo.

 

  En segundo lugar, desde la biología celular, los trabajos de la doctora Magdalena Zernicka-Goetz, en el Wellcome/Cancer Research (Cambridge, Inglaterra), publicadas en Nature hace dos años, demuestran que, «en la primera división celular, ya existe una memoria de nuestra vida». En ese instante queda determinado el plano general del desarrollo del ser recién concebido.
  De cumplirse las condiciones necesarias, el embrión irá atravesando los diferentes estadios morfogenéticos hasta el nacimiento. Al cabo de 4, 5 días presentará el estado de blastocisto y tendrá la forma de una bola hueca, en cuyo interior presentará una masa de un centenar de células, de las que surgirán todos los tejidos y órganos, que empezarán a formarse superada la anidación en el útero materno.

 

  La anidación es el primer paso para una gestación. Proporciona la oportunidad al embrión de que se complete su programa de desarrollo, establecido en su genoma individual desde el momento de la concepción. A partir de esta etapa crucial, se acentúa la relación y dependencia entre el embrión y el ambiente materno, pero la cualidad de vida humana ya existía desde el principio. Un embrión no acogido en su momento en el ambiente materno se detiene, se colapsa en su desarrollo y muere, a menos que se le congele. Pero la congelación es otra fuente de problemas. Tras 25 años de FIV, se supone que existen más de 1.500.000 embriones congelados en todo el mundo, de ellos, unos 200.000 en España. ¿Qué hacer con ellos?

 

Dignos desde su origen

 

  Partamos de la base de que la condición de vida humana es independiente del origen del embrión. La artificialidad de su producción o de su conservación no altera ni su naturaleza biológica ni su dignidad de vida humana. Frente a la situación planteada por la acumulación de vidas humanas congeladas, se han propuesto varias posibles soluciones: la ideal es la primera, la devolución a la propia pareja de la que procedan, para futuros embarazos. La segunda, la adopción por otra pareja diferente, sería aceptable si se piensa en los embriones congelados, pero habría que regular el procedimiento para evitar los abusos comerciales, o la compra-venta de úteros de alquiler. La tercera, dejar morir a los embriones manteniéndolos en estado congelado, es muy discutible, pues han sido creados para la vida y no puede considerarse ético; no hay una diferencia clara entre dejar morir o matar. El cuarto supuesto, la utilización para la investigación, es inaceptable desde todos los puntos de vista, ya que se trata de sacrificar los embriones sin darles la más mínima oportunidad, y además no hay necesidad de ello. Hoy, todas las investigación básicas sobre temas de desarrollo embrionario son fruto de trabajos experimentales realizados con animales, que nos ofrecen las mismas posibilidades de avanzar en el conocimiento, y no plantean problemas éticos. Pero, sobre todo, para las aplicaciones biomédicas y clínicas no hay por qué recurrir a las células madre embrionarias. Tras varios años de investigación, no han dado ningún resultado aceptable. La alternativa más eficaz son las llamadas células madre adultas, extraíbles de tejidos somáticos de los propios pacientes a tratar, ante un problema de un tejido deteriorado, y que por lo tanto no requieren el sacrificio de embriones.

  (El Prof. Jouve de la Barreda es catedrático de Genética, en la Universidad de Alcalá)

 

MILICIA, GÓNADAS Y PSIQUIS.

MILICIA, GÓNADAS Y PSIQUIS.

Jorge GARCÍA-CONTELL

  En 2004 José Antonio Gordo, que había servido anteriormente como cabo a bordo de un buque de la Armada española, se reincorporó a su puesto tras dictaminar un tribunal médico que su recién estrenada apariencia femenina no era causa de inaptitud. Se le facilitó una elegante falda blanca para su uniforme de gala y nueva documentación militar extendida a nombre de María del Mar, que sin duda es nombre adecuado a su puesto en las Fuerzas Armadas. En 2002 el agente de la Guardia Civil Juan Carlos Romero, hijo de guardia y con cuatro hermanos más en el benemérito Cuerpo, pidió licencia para iniciar un tratamiento hormonal y someterse a una operación para extirparse los genitales y la nuez amén de acrecer sus pechos. Hoy ha vuelto al servicio, con el nombre de Alba, tras dictaminar la Guardia Civil que la ausencia de testículos no mengua su aptitud.

 

  No soy profesional de la milicia y no me atrevo a opinar sobre si la presencia de unas determinadas gónadas aporta eficacia al tripulante de un navío en alta mar o si, por el contrario, su ausencia incapacita para salvaguardar el orden público. No; sólo soy una persona normal. Normal significa “sujeto a las normas”. A las normas de la naturaleza por ejemplo, o si ustedes lo prefieren de la biología.

 

 

  En 1990 la Organización Mundial de la Salud, plegándose ante la presión formidable del lobby rosa mundial, dejó de calificar las conductas homosexuales como patológicas. Existen, y siempre existieron, personas que afirman sentir su psiquis prisionera de un cuerpo que no les corresponde. En el siglo XXI la cirugía extirpa cartílagos e implanta glándulas a gusto del cliente, precisamente por ser cliente y no paciente. Antes se ha determinado que es en el cuerpo donde se halla la tara, el error. Pero la vía quirúrgica, la amputación y recreación de órganos, a la que hoy denominamos “transexualidad” no pasa de ser el fruto técnico de una convención social. Convención enteramente anormal, porque la ley natural y la ética caminan de la mano y no pueden disociarse caprichosamente pues los resultados de la arbitrariedad en estas materias suelen ser nefastos y, no pocas veces, monstruosos. Lo reconozca la OMS o no, lo afirme Agamenón o lo niegue su porquero, cuerpo y espíritu en el ser humano son de imposible escisión y la psiquis de cada individuo es adecuada a su estructura física y simultáneamente condicionada por ella. Si un sujeto se siente preso en un cuerpo inadecuado no padece un alteración física sino psíquica, mientras los sentimientos no surjan en los testículos sino en la mente.

 

 

  La tolerancia universal, también conocida como pensamiento débil, suele equiparar la transexualidad con la obesidad, patología incuestionablemente física, sin reparar en que la anomalía de esta última viene determinada por la no adecuación del cuerpo a sus proporciones y funciones biológicamente naturales. No es éste el caso que nos ocupa. Los transexuales poseen una estructura física biológicamente normal, perfectamente funcional y operativa que, sin embargo, rechazan con vehemencia. Más que con la obesidad, tal vez habría de compararse con la anorexia, hoy por hoy catalogada como patología psíquica. Al menos tanto en cuanto los médicos sean incapaces de mantener con vida a mujeres adultas que deseen pesar menos de cuarenta kilos; si algún día esta aberración llega a ser factible tal vez asistamos a la vindicación del derecho, digámoslo así, a la levedad física.

 

  Insisto y concluyo: desconozco por completo si era acertado o erróneo en la Guardia Civil equiparar la carencia de testículos con demérito de las virtudes castrenses. Simplemente me inspira una gran tranquilidad encomendar el uso de las armas sólo a personas psíquicamente equilibradas.

UN POZO DE IMPUNIDAD

UN POZO DE IMPUNIDAD

José Luis REQUERO (*)

 

   Pregunta A. M. (28 años, Bilbao): «¿Cuánto dinero cuesta un aborto? ¿Hasta qué mes del embarazo puede practicarse? ¿De qué modo se hace? ». Y Vampirella informa de los casos en los que es lícito. Al referirse al grave riesgo físico o psíquico para la madre, añade: «Como no es fácil demostrar si se sufre o no un riesgo psíquico, cualquier mujer puede referirse al tercer caso y abortar».Y sigue ilustrando sobre lo fácil que es abortar acudiendo al fármaco RU-486. Saco esas líneas del Consultorio -sección «Sexo»- del suplemento juvenil EP3 (El País, 14 de octubre de 2005).

 

   The Sunday Telegraph hablaba el pasado 11 de septiembre de las facilidades económicas que dan las clínicas abortistas británicas para abortar en España; citaba el centro Mediterrània Mèdica, de Valencia. Al parecer, el grave riesgo psíquico para la madre ha hecho de la ley española una bicoca para que las inglesas se zafen de los límites de su ley nacional. Ponía en boca del doctor Leonardo Llorente que jamás rechazaría a una embarazada inglesa de seis meses -límite de la ley inglesa para abortar- pues «probablemente todas las mujeres que esperan abortar en ese periodo estarán psicológicamente alteradas». Este doctor es claro: «Siempre puede probarse que las pacientes en ese momento tenían serios problemas mentales, aunque después sean completamente normales» y, preguntado si eso significa que puede abortarse en cualquier situación, el doctor dicta su cautelosa sentencia: «Definitely» (seguramente).

 

   Definitely que en España hay aborto libre e impune, pero no gratuito porque para eso es negocio. Si no, carece de explicación este turismo abortivo desde la antaño meca del aborto. Gracias a esa impunidad desde que se introdujo el aborto en 1985 hasta 2003 (año de las últimas estadísticas del INE), se han practicado unos 850.000 abortos; según el Instituto de Política Familiar, en 2004 han sido 84.000, lo que haría un total acumulado de 934.000.Estos últimos no son datos oficiales, pero no van descaminados.La tendencia creciente -que es cierta y objetiva- hace prever que en 2006 superaremos el millón. El número crece cada año, como las facilidades. Lo que dicen Vampirella y el doctor Llorente lo corroboran instancias en principio más respetables, si es que lo es quien da facilidades. Por ejemplo, que el Ayuntamiento de Madrid expenda gratuitamente píldoras abortivas o que el Colegio de Médicos de Barcelona abogue por que las menores aborten sin el consentimiento de los padres evidencia la trivialización de la vida: como diría Vampirella o cualquier otro doctor abortista, gestar un ser humano es una resaca superable.

   Ignoro qué preocupa en este momento al fiscal general del Estado. Definitely algún grave asunto. Y el que comento, ¿lo es? ¿Habrá leído a Vampirella o The Sunday Telegraph? Temo que no. Sí que leería que hace un año el Gobierno renunciaba al aborto libre dentro de las primeras 12 semanas de embarazo. Según El País (11 de agosto de 2004) es innecesario porque «al fin y al cabo la norma actual permite abortar sin apenas cortapisas». Vivimos un holocausto creciente e impune que ha costado ya 934.000 vidas.Cuando esto ocurre, el Estado de Derecho pierde su lógica y las paradojas saltan. ¿Qué sentido tiene que el Tribunal Constitucional diga que nuestros tribunales pueden perseguir hasta los confines del Universo cualquier delito contra la Humanidad si aquí no se investiga si las clínicas abortistas respetan el Código Penal? Se persigue la violencia doméstica pero se tolera la que, silentemente, ocurre en el seno materno. ¿Y no son manifestaciones de un mismo desprecio de la vida?. Y si esta impunidad ocurre con lo más, ¿quién garantiza que no ocurra con lo menos? Por ejemplo, que los restos de los abortos se empleen para fines cosméticos, con lo cual el negocio se duplica. Repito: estamos hablando de 934.000 seres humanos eliminados, sin contar las no mensurables víctimas de la píldora del día después o de la fecundación in vitro.

 

   ¿Esto tiene marcha atrás? Sí, aunque los partidarios del matrimonio homosexual se chuleen diciendo que no se derogará como no se derogó la ley del aborto. Cuando la izquierda reina sus reformas son irreversibles y a la derecha le corresponde gestionar esa sociedad que, inconmoviblemente, le va dejando la izquierda.La misión de la derecha parece limitarse a poner al día los datos macroeconómicos, es decir, a llenar la despensa. Hecho esto, la izquierda volverá para seguir construyendo su modelo de sociedad.

   He hablado de vuelta atrás, pero no se trata simplemente de derogar la ley del aborto. Esto sería hasta fácil, pero no arregla el problema. Que se hayan eliminado a 934.000 no nacidos, no pase nada, vaya en aumento, Vampirella, The Sunday Telegraph o las evidencias de El País nos digan públicamente que se puede delinquir sin problema, que las Administraciones den facilidades y el Estado de Derecho consienta tal impunidad, todo eso evidencia que hay una sociedad enferma y desde el BOE no se expenden fórmulas magistrales.

   Hay que derogar la ley del aborto, cierto, porque las leyes educan o deseducan. Cuando algo se despenaliza, primero es lícito, de ahí pasa a ser derecho, luego prestación de la Seguridad Social y, si se contraría, violación de los derechos constitucionales; es más, no informar sobre la posibilidad de abortar se indemniza.Es pasmosa la tranquilidad con la que se ha instalado en la mente algo jurídicamente inexistente: el derecho al aborto. Abortar es delito, salvo en algunos supuestos en que el Estado no lo persigue. Pero ya se ha visto cómo una reforma del Código ha generado un derecho y un boyante negocio que cotiza en bolsa.

   La repenalización no basta y en época de «políticas activas» (inmigración, tercera edad, mujeres maltratadas, medio ambiente, población marginal, etcétera), habrá que diseñar otra más: la de respeto, defensa y promoción de la vida. Si en los colegios se imparte circulación vial o se simulan juicios, no está de más enseñar el respeto a la vida como un valor básico, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Si las administraciones crean narcosalas, se ocupan de la población desfavorecida, crean casas de acogida para maltratadas o a sin papeles, habrá que acoger a la mujer que se plantea abortar, habrá que acoger al concebido y no nacido para que nazca porque siempre es un bien en sí.Y si en torno a estas cuestiones se mueven decenas de ONG, habrá que apoyar a las que se ocupan de la mujer embarazada y del hijo en riesgo de ser eliminado. Acometiendo estos aspectos y otros más tendría sentido esa modificación penal; el holocausto es reversible, es cuestión de voluntad; es lo que se está implantando en Italia y quien lo promueve... ¡es la izquierda!

 

   Vivimos en una sociedad violenta, la violencia es única y la abortista es parte de un mismo fenómeno. Las víctimas siempre son los más débiles. Una parte de esa violencia recae sobre ancianos y menores, otra sobre mujeres y tiene variadas manifestaciones: está la de género, también la que la mercantiliza o cosifica (prostitución, pornografía) más la abortista: se elimina a un no nacido, pero el trauma psicológico es para la madre, y eso no hay quien se lo quite. Todo invita a que nos preguntemos si nuestra sociedad no tiene sus fundamentos minados; el clamor de 934.000 vidas -que superará el millón de muertes- nos interpela y nuestra responsabilidad es contestarle.

(*) José Luis Requero es magistrado y vocal del Consejo General del Poder Judicial.

DECLARACIÓN DE LIMA

DECLARACIÓN DE LIMA

CONCLUSIONES DEL II CONGRESO INTERNACIONAL PROVIDA.

Lima 10 - 13 de Noviembre de 2005

 

   Los representantes de organizaciones nacionales e internacionales, defensoras de la vida y la dignidad humanas, provenientes de diferentes partes del mundo, reunidos en Lima del 10 al 13 de Noviembre del 2005, en el II Congreso Internacional Provida (CIP) y en el 1er Simposium Juvenil Internacional Provida, en continuidad con el 1er CIP, realizado en Madrid el año 2003, nos dirigimos a:

Todos los gobernantes, líderes políticos, miembros de organizaciones de la sociedad civil, y medios masivos de comunicación, responsables de defender los derechos humanos,

CONVENCIDOS QUE:

 

   1.- El primer derecho humano es el derecho a la vida, sin ningún tipo de discriminación por sexo, edad, raza, credo, situación socio – económica, estado de salud o cualquier otra condición.

   2.- Por tanto, todo ser humano debe ser protegido y respetado, desde el momento de la concepción/fecundación, esto es el momento en que científicamente comienza la vida humana, que luego seguirá un proceso de desarrollo dentro y fuera del útero, tal como lo reconoce la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

   3.- Si el derecho a la vida es respetado, comienza a garantizarse el respeto de todos los demás derechos de carácter social, económico, político, etc.

   4.- Su primera responsabilidad como gobernantes y líderes, es defender incondicionalmente la vida de cada ser humano.

   5.- La familia basada en el matrimonio de varón y mujer, monogámico, indisoluble y abierto a la vida, es el espacio natural para que se genere y eduque todo ser humano.

 

A ELLOS LES EXIGIMOS QUE SE OBLIGUEN A:

 

   1.- Respetar y hacer respetar toda vida humana, desde la concepción/fecundación, hasta su muerte natural. El ser humano debe ser tratado como persona, desde el instante inicial de su existencia.

   2.- Eliminar toda práctica abortiva, eugenésica, eutanásica, mutilante, o que manipule la vida humana, cualesquiera sean los medios utilizados para ello.

   3.- Aprobar leyes que garanticen la estabilidad del vinculo matrimonial.

   4.- Respetar el derecho a la patria potestad, que por naturaleza corresponde a los padres; siendo siempre subsidiaria, la función del Estado en materia educativa.

   5.- Respetar el derecho fundamental a la objeción de conciencia, frente a leyes totalitarias o injustas.

   6.- Promover soluciones humanas y solidarias que siempre respeten y afirmen la vida, para las necesidades de mujeres y varones, tales como:

* Mortalidad materno perinatal: propiciar acceso y atención calificada del parto,

* Embarazo adolescente y enfermedades de transmisión sexual: promover y financiar programas que fomenten la castidad antes del matrimonio, y la fidelidad dentro de él.

* Violencia doméstica: ejecutar programas para fortalecer la familia basada en el matrimonio, y la educación de la juventud en las virtudes.

* Pobreza estructural: no combatir a los pobres sino la miseria. Los actores económicos promoverán educación, pleno empleo, salario equitativo y vivienda digna para todos. El Estado creará un marco estable y justo, que lo haga posible.

* Sistema sanitario insuficiente: Asegurar la provisión necesaria de recursos humanos, de infraestructura e insumos, y garantizar hábitos saludables en toda la población. Las prioridades sanitarias deben ser atendidas con equidad. El embarazo no es una enfermedad; por lo tanto el control de la natalidad, nunca podrá ser una prioridad sanitaria.

* Pornografía: dictar y hacer cumplir la legislación y sanciones, que eliminen el crimen organizado de la pornografía. La libertad de expresión, no debe ser utilizada para permitir este flagelo.

 

NOSOTROS NOS COMPROMETEMOS A:

 

   1.- Vigilar de manera permanente, el grado de observancia del derecho a la vida y dignidad humanas. Denunciar públicamente a quienes violen este derecho fundamental.

   2.-Crear organismos nacionales e internacionales de monitoreo a: partidos y dirigentes políticos, organizaciones de la sociedad civil, medios masivos de comunicación y sus financiadores, como paso previo para informar y documentar a la población, de modo que le permita iniciar las acciones judiciales, sociales o políticas pertinentes.

   3.- Promover y crear instituciones de bien público que prioricen, entre otras, las siguientes acciones:

 

* Presentación de proyectos normativos que promuevan la vida, la dignidad humana, el matrimonio y la familia.

* Difusión de métodos naturales sobre la fertilidad humana.

* Difusión de un enfoque adecuado de la sexualidad basada en una educación en virtudes y para el amor.

* Multiplicación centros de ayuda a la mujer.

* Creación de centros de orientación familiar.

* Tratamiento humanitario del síndrome post-aborto.

* Apoyo a las familias, para la atención prioritaria de la niñez en situación vulnerable.

* Desarrollo de alternativas humanas y dignas, de acompañamiento familiar a los ancianos, y cuidados paliativos para los enfermos terminales.

* Estudios interdisciplinarios que generen una bioética humanista.

* Capacitación dirigida a los padres, para la adquisición de hábitos saludables de higiene, alimentación, estimulación temprana y otras, durante el embarazo y la crianza de los hijos.

   En Lima, a los trece días del mes de Noviembre del año 2005