LA DIMISIÓN DEL "NÚMERO TRES" DEL CNI Y LA DESMORALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD
Eugenio PORDOMINGO
El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha afirmado en su última comparecencia que ni él ni nadie en el ministerio de Interior se esperaban que se pudiera producir algo similar a lo acaecido en el aeropuerto de Barajas. Se refería, por supuesto, al grave atentado de ETA del día 30 de diciembre.
Las afirmaciones de Rubalcaba de que "no se podían imaginar algo así", contrastan con algunos hechos. Por ejemplo, el "número tres" en el CNI (Centro Nacional de Inteligencia), Miguel Sánchez, presentó su dimisión unos días antes de producirse el atentado de Barajas "por desacuerdo con la política antiterrorista" del Gobierno. Eso es al menos lo que el domingo pasado afirmaba Casimiro García-Abadillo en un amplio reportaje en las páginas del diario El Mundo. Según cuenta ese diario, la "desmoralización" cunde entre la élite de los agentes que se dedican a la lucha antiterrorista, debido a la "inacción del Gobierno contra ETA".
Esa desmoralización, según mi modesto punto de vista, procede no solo de la "inacción contra ETA", sino de otros hechos, entre los que yo destacaría, por orden cronológico, cuatro:
Primero, asesinato en octubre de 2003 del responsable del CSID en Irak, a la puerta de su residencia en la ciudad de Bagdad.
Segundo, la muerte de siete agentes del CNI, en una extraña emboscada, acaecida pocos meses después y en la misma zona.
Tercero, la "muerte" del GEO, Francisco Javier Torronteras, ocurrida en el piso de Leganés donde, supuestamente, se inmolaron varios islamistas que pudieron haber tomado parte en la masacre del 11-M. Respecto a la extraña, inexplicable e inexplicada muerte del agente Torronteras, comentamos lo siguiente: "Es más, la tumba del GEO fue profanada el lunes 19 de abril, en el cementerio Sur. Allí, unos desconocidos sacaron su cadáver del nicho donde se encontraba y lo trasladaron cientos de metros (700), donde le prendieron fuego. Hasta ahora no se ha sabido más de este macabro asunto. Sobre ese cadáver, totalmente calcinado, sí se hizo la autopsia, no antes".
Y cuarto, el "chivatazo" policial que permitió a la organización terrorista ETA librarse de un cerco que se estaba llevando a cabo contra una de sus redes de extorsión, pudo ser el último, de momento, detonante de esa "desmoralización" a la que alude el diario El Mundo.
No hay que dejar de lado la "politización", las "dos Españas", que la política del Presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, está trasladando también a nuestros cuerpos de Seguridad e información. Nombramientos llevados a cabo más en razón de la afinidad política que profesional, además de perder el tiempo en "rastrear" lo que hace la escuálida oposición ecuatoguineana, o el Frente Polisario, por poner dos ejemplos, restan recursos, eficacia y credibilidad a nuestros servicios de inteligencia.
Pero, lo que es peor, la desmoralización se va extendiendo como una mancha de aceite que lo impregna todo entre el resto de la sociedad española. Habrá que esperar que de esa desmoralización surja el ánimo y el entusiasmo que necesitamos. Como dejó dicho Don Benito Pérez Galdós: "Así como de la noche sale el claro día, de la opresión nace la libertad".
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