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ALMUDENA PASO: RECORDANDO A PAPÁ

ALMUDENA PASO: RECORDANDO A PAPÁ

Juan V. OLTRA

 

   Presentar la figura de Alfonso Paso, hace unos años, hubiera sido ridículo. Comparado con Lope de Vega por su prolífica escritura, autor de teatro sobre todo, sí, pero también hombre de cine, escritor de ensayo y novela, actor, cantante... Alfonso Paso debería ser recordado hoy, treinta y dos años después de su muerte, mucho más que lo que nuestra sociedad lo hace. Pero cuestiones ajenas a las bambalinas lo tienen castigado, casi expulsado de los manuales de teatro.

   La fortuna ha querido que nos encontremos con su hija Almudena, y ésta generosamente nos permite que tengamos una pequeña intervíu sobre la figura de su padre.

 

Pregunta. Almudena, tu padre era alguien verdaderamente polifacético: además de autor de teatro, fue articulista, novelista, ensayista, hombre de cine, actor, escribió guiones de fotonovelas (con Karina y Junior), series de TV...escribió canciones ¡y grabó al menos un disco! ¿Con qué actividad crees que disfrutaba más?

Respuesta. Sin duda, con la de autor de teatro; le gustaba escribir, lo disfrutaba. Debo decirte a este respecto que otra cosa que disfrutaba tremendamente era la arqueología. Era licenciado en Filosofía y Letras en la rama de arqueología, y creo que de no haber sido autor hubiera sido arqueólogo. Viajó extensamente por todas las partes del mundo donde podía meterse de lleno en esta pasión. Libia, Egipto, Roma, México, todos esos países le cautivaban.

P. En los años cuarenta, el teatro está dominado por Benavente, Arniches, Marquina, Álvarez Quintero, Juan Ignacio Luca de Tena, Fernández Ardavín, Adolfo Torrado... de los tres grandes renovadores, Lorca, Casona y Jardiel, sólo queda activo y en España el último. Parecía lógico, pues, que se aproximara a esa sombra. Con Medardo Fraile, Pérez Puig y otros, formaba parte de los que se llamaban "los jóvenes de Jardiel", como recordaba en una entrevista Eva Jardiel, quien fuera durante unos años su esposa. Al, en esa época, llamado "FonFón" ¿cómo crees que le influyó la cercanía a Enrique Jardiel Poncela? Hay quien incluso le acusó de plagiarlo, cosa ridícula simplemente observando el volumen de su producción, pero no creo que pueda negarse su influjo. ¿Cómo lo ves tú?

R. Creo que Jardiel y papá son autores completamente distintos. Ambos grandes autores, pero el hecho de que ambos tuvieran comedias de enredo no significa que papá le plagiara a él o a nadie. Sus influencias venían de muchas otras partes y tocó muy diversos temas en sus obras.


P. Como concesión a las preguntas típicas en toda entrevista, aunque no carente de interés ¿qué obra prefieres de tu padre? ¿El canto de la cigarra, Vd. puede ser un asesino, Querido profesor...

R. Pues tengo tres, por diferentes razones. Vamos a contar mentiras por ser, sin duda, la mas divertida, Cosas de papá y mamá, por su ternura y Enseñar a un sinvergüenza, por los recuerdos. Fue una obra que estuvo mas de veinte años en cartel y yo crecí viéndola todos los fines de semana, cuando iba al teatro con papá y mamá, y adoraba estar entre los actores y ver la obra. Especialmente recuerdo momentos maravillosos con Pepe Rubio, al que adoro.

P. Recuerdo una entrevista a tu hermana Antonia donde se disparó un buen titular. Preguntada por si era fácil dedicarse al teatro apellidándose Paso, dijo que "Los malos recuerdos que pueda tener el apellido te los llevas tú". ¿Que malos recuerdos crees que puede traer tu apellido?

R. En esto sólo puedo dar mi experiencia propia, no la de los demás. Los recuerdos de mi apellido son los mejores y no puedo estar mas orgullosa de él. Llamarme Paso es mi mayor orgullo.

P. De niño conoció a Ortás, a Riquelme, a Mariano Azaña, a José Isbert, a Bonafé, relacionados con su padre, gran autor. Muy temprano, antes del bachillerato, ya desea ser escritor. ¿Realmente crees que tenía otra alternativa en ese ambiente?

R. Papa era un hombre tremendamente inteligente, con dos carreras terminadas y una sin terminar. Dada su inteligencia y sabiduría podría haberse dedicado a muchas otras cosas, y de hecho las hizo, como su carrera de periodista la cual ejerció, como bien sabes. Pero sin duda disfrutaba del teatro y disfrutaba escribiendo. Por eso se concentro más en ello.

P. Esa carrera sin terminar fue Ingeniería Aeronáutica. No es el único escritor que se matricula inicialmente en escuelas de ingeniería: Echegaray sí acaba los estudios. Jacinto Benavente y tu padre no. ¿Crees que hubiera sido hombre de teatro también, de acabar una carrera tan exigente en tiempo con éxito, o fue precisamente el abandono de la carrera una consecuencia de su mayor amor al teatro?

R. Como ya te he dicho, tenía dos carreras terminadas y una de ellas la ejerció; si se dedicó plenamente al teatro, era por el amor y la pasión que sentía hacia esta faceta.

P. Mientras los autores españoles sólo reparan en los extranjeros cuando los plagian, Paso lee y relee a Prietsley y a otros.  Monta y dirige obras de teatro de Lorca, Valle-Inclán, pero también de Tennesse Williams. Recrea una obra de Sartre, "Hui-Clos".  Para preparar su estética, estudia a Quevedo y a Arniches, pero también a Beckett, Anouilh, y claro, a Prietsley, aunque confiesa que le aburre Adamov (y a mí también, si me guardas el secreto). Todo esto me hace pensar que no sólo tenía inspiración, sino que hacía buena la máxima de Édison que añade a ésta, para el éxito, la transpiración. Esto es, creo ver que tu padre podía dar la imagen de vago, de bohemio, como muchos de su generación, pero en realidad era un trabajador incansable.

R. Sin duda un trabajador incansable. Él escribía de noche, mientras el mundo dormía. Estuviera donde estuviera, sus ocho horas de trabajar escribiendo no se las robaba nadie. Recuerdo una cosa siempre a este respecto: mamá le esperaba levantada leyendo o hablando por teléfono con varios actores. A veces, como todo crío pequeño, me despertaba por la noche y llamaba a mamá para que me diera agua o me llevara al baño, y recuerdo entonces ella diciéndome, “entra en el despacho a dar un beso a papa”. Yo, medio dormida, entraba y siempre tendré en la memoria el cambio en el gesto de papa. Al abrir la puerta veía a un hombre concentrado, consumido en su trabajo, que de pronto levantaba la cabeza y al verme, cambiaba con la mayor naturalidad el gesto por uno de ternura infinita. Jamás he visto a un hombre irradiar más ternura y más amor en un solo gesto.

P. Lo cierto es que el "genio", eso necesario para hacer teatro de calidad, vivía en él. Confiesa que recibe la inspiración de los modos más diversos, desde el libro leído de forma pausada a la forma más iconoclasta de inspirarse viendo la jaula de los monos.

R. Qué razón tienes en citar esto. Papa siempre me decía: “Hija, escucha a todo el mundo, sin hacer diferencias de clase social, trabajo, religión o raza. Todo el mundo tiene algo que contar y siempre vas a aprender algo”. Se inspiraba en todo tipo de gentes y de situaciones vividas.

P. La ingratitud. A partir de 1958 la fecundidad de Alfonso Paso y la masiva aceptación de sus obras por el público evitó que muchas compañías se disgregaran, que muchos teatros se convirtieran en almacenes o garajes y que muchos cómicos se encontraran en paro forzoso. Todo esto ha sido olvidado por quienes menos debían: los directamente beneficiados. Él nada contracorriente, compra el cine Panorama y lo convierte en el Teatro Arniches. Mientras algunos le acusan de repetirse, otros viven, literalmente, gracias a él. ¿Alguno de los que tanto le deben te ha mostrado que no lo ha olvidado?

R. A mí no me tienen que demostrar nada, pero debían demostrárselo a él, a su memoria:  ha dado de comer a tantos, a tantos que le han rogado una obra porque querían trabajar y hoy no sólo no se dignan reconocerlo sino que ni siquiera le quieren nombrar.  A mí los cobardes no me van y prefiero ignorarlos. Bastante tienen esos con vivir en su miseria y su desagradecimiento. Yo no soy quién para perdonarles, sólo Dios puede perdonar, pero no olvido, jamás olvidaré al que me haga daño a mí o a los míos.

P. Aunque sus obras de humor amable son las que la gente recuerda con más cariño, hay que recordar que fue autor de grandes obras con trasfondo histórico, como "Nerón-Paso", aunque después de leer cómo él negaba que su obra "Preguntan por Julio César", que siempre catalogué también como de recreación histórica lo fuera, aduciendo que existen anacronismos intencionados, que lo único que pretendía era una partitura donde escribir con la soltura que acostumbraba, me queda la duda. ¿Estamos con "Nerón-Paso" ante "una partitura que permita al autor mostrarse como actor"?

R. Papá tenia absoluta pasión por el imperio romano y especialmente por la figura de Nerón, la cual me ha pasado y he leído muchísimo sobre esta parte de la historia. Nerón ha sido catalogado de monstruo por los ignorantes o los que jamás han cogido un libro. Sin duda papá hizo su versión de Nerón; era un personaje que le apasionaba y sin duda en este caso no era tanto mostrarse él como actor sino meterse en su personaje favorito de la historia.

P. Una pasión compartida. Pero sigamos. Yo soy pesimista. Esta generación, no sólo de público sino incluso de actores, que no conocen a Rodero, a Carlos Lemos, y menos aun a López Rubio o a Alfonso Paso, creo que es incapaz de distinguir entre el buen teatro y las obras que pisan escenarios sólo para cobrar subvención. Y no, no voy a preguntarte si tu padre cobró alguna vez subvenciones para estrenar. Quisiera conocer tu punto de vista sobre la situación actual.

R. Pues a pesar de que no me lo preguntes es algo que quiero contestar. Alfonso Paso jamás recibió una subvención de la época franquista, en la cual vivió. Que esto quede tremendamente claro: Paso jamás recibió una subvención.

P. Paso no es un autor solitario. Colabora con otros; por ejemplo con el genial Peliche en "Diga ud. treinta y tres". Pero donde su capacidad de trabajo en equipo adquiere toda su dimensión es en el cine, colaborando con guionistas y directores como Benito Perojo, Lazaga, Dibildos, Mariano Ozores, o el gran Rafael Salvia... no da pues la imagen de ser un hombre poco dispuesto a dar su brazo a torcer, que es capaz de aceptar otros criterios por el bien de una obra. ¿Era así realmente?

R. Papá no tenia ningún problema en colaborar con otros autores o guionistas. Tenía buenos amigos en la profesión y colaborar con ellos era siempre un placer. Respecto a criterios, supongo que unas veces daría él su brazo a torcer y otras veces lo harían los otros.

P.  "Vivimos en una época de compromiso y, por tanto, vivimos un teatro de compromiso. Una obra bien hecha no basta". Ésa es una frase de tu padre. Y predicaba con el ejemplo, por ejemplo con "La corbata", una obra con sentido social con aire de sátira. Además de calidad literaria y técnica dramática, Paso se reafirma en que "Un teatro de espaldas a los problemas es un teatro perdido". No es, sin embargo, la imagen que queda hoy de él. Como autor de teatro, como director de cine, se le ve como un creador de cine y teatro popular, lo que no es en absoluto malo. ¿Con cuál de las dos visiones te quedas?

R. Pues me quedo con las dos facetas por diversas razones. Creo que es importante para un autor algunas veces profundizar en temas sociales, pero por otra parte no hay nada más bello que hacer reír al público. ¿Sabes cuál es una de las frases que él decía siempre? “Yo escribo para el pueblo, para que los teatros se llenen de gente que sólo quiere divertirse un rato, quiero que mis comedias las entiendan todas las gentes”.

P. A pesar de que Evangelina Jardiel en su breve biografía que, si me permites, no trata demasiado bien a tu padre, dice que ignoraba sus ideas políticas, lo cierto es que su segundo libro de ensayo, de historia, aunque él modestamente niega que sea ensayo aunque está mucho mejor construido que obras de "profesionales" de la materia, es "Los demonios familiares", publicado por Vassallo de Mumbert en 1978, en la colección "España continente nuestro", un texto que no puede dejar indiferente a nadie en una editorial nada dudosa en lo político. ¿Le pasó quizá a tu padre, hijo de alguien que se definía como republicano, que, a pesar de no interesarse especialmente en la política, una vez muerto Franco, y como dijo mi querido y llorado Fernando Vizcaíno Casas sobre sí mismo, no aguantaba ver a tanto valiente alancear a moro muerto? Hay que decir que no catalogo a Paso dentro de lo que despectivamente se llama "la carcundia". Él díjo una vez que "Me siento mucho más cerca de los melenudos de Carnaby Street que de tanto y tanto señor serio con el porvenir asegurado que veranea, come bien y ve la televisión", y la verdad es que una lectura rápida a algunas de sus obras basta para mostrarnos que es así, rezuman rebeldía.


R. Sin duda era un rebelde, no se iba a callar nunca e iba a exponer todo tipo de denuncia social, o simplemente contestar a los denostadores. Papá me dedico varios de sus artículos a mí, los cuales son unos de mis mayores tesoros, y en uno de ellos me dice, con referencia a los que  le hacen daño, a los que le intentan hundir “A éste sí, vaya; a éste le contesto”. Y muchas veces utilizaba sus obras para ello, ridiculizando ciertos personajes de la sociedad, por ejemplo.

P. Casi enlazando con lo anterior, hay un punto de su biografía, siendo exactos más bien en la de su padre, que resulta chocante: el cómo abandonan el apellido Afán de Ribera, ilustre y cargado de historia, por el de Paso, en homenaje a un hermanastro de don Antonio. Como estoy vinculado familiarmente a la familia Afán de Ribera es algo que me veo casi obligado a sacar a colación, a no dejarme en el tintero. ¿Nunca tuvo la tentación de revertir ese paso que se dio en el BOE de 13 de noviembre de 1923?

R. Sí lo hizo; sé que intentó volver a tener su apellido original, estaba tremendamente orgulloso de ser Afán de Ribera, ni te imaginas la de veces que me hablaba de ello, de dónde provenía nuestra familia, de nuestros antepasados. Siempre que viajábamos por España, bien en vacaciones o bien en giras con las compañías de teatro, si había algún punto de esa ciudad ligado a nuestra historia, se preocupaba de contármelo todo. No recuerdo bien la razón por la cual no pudo volver a tomar su autentico apellido, pero sé que hubo una.

P. Nos dejamos muchas cosas en el tintero. Hemos sobrevolado muchos aspectos suyos. Nos dejamos casi sin rozar al Paso actor debutante en "Sosteniendo el tipo", al Paso cantante en Florida Park en 1970, local donde poco después se vería con Íñigo en sus programas de la entonces omnipresente TVE, al Paso que fue capaz de escribir en 1950 "La opinión de Bolivar sobre España"... nos dejamos Paso para rato, para cien entrevistas más. Pero hay que poner un fin a todo y éste es un momento estupendo para agradecerte tu amabilidad.

R. Yo también quiero agradecer tu admiración por papá. Para el mundo, Paso era un autor; para mí era algo más grande, algo sin igual, era mi padre, el mejor padre del mundo. Es y será siempre mi héroe, mi gran inspiración. Me enseñó tanto, me inculcó tantas cosas buenas. Le echo de menos a diario, y todo lo que hago en esta vida lo hago para que se sienta orgulloso de mí desde el cielo, para seguir distribuyendo su obra por el mundo y para que ustedes puedan disfrutar de su trabajo.

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