EL CAMINO HACIA ADELANTE: UN NUEVO ENFOQUE
Eugenio PORDOMINGO
El Grupo de Estudio concluye que Estados Unidos perdió la guerra en Irak
El Grupo de Estudio de Irak, integrado, en este caso, por una comisión bipartita en la que han participado miembros de los partidos Republicano y Demócrata de EE. UU., ha hecho público hace algunos días el esperado informe sobre la situación en Irak. Poco antes de conocerse de forma oficial el contenido de este informe, el prestigioso diario Washington Post informaba que en el mismo se aconsejaba al Presidente Bush que "amenace al gobierno iraquí con una disminución del apoyo económico y militar sí no logra cumplir con metas específicas en lo que respecta a la mejora de la seguridad". Y en el mes de julio el grupo redactor anticipaba que "incluso hay dudas de que cualquier nivel de recursos pueda lograr las metas establecidas por el gobierno". Pero, en el informe entregado no aparece esa reflexión.
La presentación del estudio la hizo el republicano James Baker, razón por la cual, no son pocos los analistas políticos, que consideran que esas conclusiones están abocadas al fracaso. Baker fue uno de los impulsores principales del bloqueo de Irak que duró doce años y que, aparte de las trágicas y nefastas consecuencias humanitarias, fue un auténtico fracaso. Pero, su participación en reveses similares no queda ahí. Baker, también fue participe en la decisión de atacar Irak en 1990. Por no adentrarnos en los vericuetos del denominado "Plan Baker" (I y II) que el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, le encargó. Fue un auténtico fiasco, que cercenó las ansias de libertad del pueblo saharaui. Como afirmó en un lúcido artículo el catedrático Carlos de Miguel: "El nuevo Plan Baker: viaje hacia el caos".
Las 79 propuestas de republicanos y demócratas, recogidas en el Grupo de Estudio de Irak, tras reconocer que se ha perdido la guerra, aconsejan que EE. UU. se retire de Irak lo antes posible mediante una "transición responsable".
Ahora, la Administración Bush trata de echar la culpa del caos y de la violencia que se vive en Irak a los propios iraquíes. En concreto, al gobierno títere que ellos eligieron, con métodos poco democráticos, tras asolar el país.
La estrategia de "echar balones fuera" ha comenzado con el Primer Ministro, Nuri Al-Maliki, al que la Administración norteamericana acusa de negligente y poco eficaz. Pero lo cierto es que la previsible salida de los EE. UU. de Irak nos recuerda bastante a aquella que tuvo lugar en Saigón el 30 de abril de 1975.
"Las cuestiones más importantes sobre el futuro de Irak son ahora responsabilidad de los iraquíes (…) Estados Unidos debe reajustar su papel de instar al pueblo iraquí a tomar el control (…) reducir el apoyo político, militar y económico del Gobierno iraquí si Bagdad no progresa sustancialmente hacia metas como la seguridad y la reconciliación nacionales…", son algunas de las recomendaciones, aseveraciones o amenazas, que hacen esos "expertos". Pero, quizás, lo más importante esté en esta frase: "Nadie garantiza que, llegados a este punto, alguna acción sirva para detener la guerra sectaria en Irak, la creciente violencia o la caída hacia el abismo"; sin desdeñar esta otra: "Irak debe ser el responsable de su propio destino".
¡Que vergüenza!, ¡que auténtica vergüenza! Es el colmo del cinismo. Después de arrasar un país, causando miles y miles de muertos, destruir sus infraestructuras, enfrentar hasta el límite a las comunidades religiosas, cercenar la Sanidad, la Educación, esquilmar su patrimonio cultural y apropiarse de los recursos energétics, ahora tratan de exculparse, atribuyendo a los propios iraquíes la responsabilidad de la situación en la que han dejado el país.
Eso, sin contar los terribles bombardeos, matanzas indiscriminadas de civiles y sucesos tan poco edificantes como la masacre de la cárcel de Abu Gnraib, de las que en el informe no se trata. Por otro lado, se oculta en ese mismo informe lo que dentro de poco se conocerá como "síndrome iraquí" entre las tropas norteamericanas, similar al que tuvo lugar en Vietnam.
Sin embargo, nos llama la atención que el pasado jueves, día 7, el presidente George W. Bush, en una conferencia de prensa que compartió con el Premier Tony Blair, descartó el retiro anticipado de las tropas de combate norteamericanas. De ser cierto ese "choque de opiniones" entre los redactores del informe del Grupo Estudios de Irak, con el presidente de EE. UU., sólo significa que la "era Bush" ha terminado y dejan paso a otra.
Para defender su tesis nada mejor que acudir a la amenaza de otro 11-S. El presidente Bush invocó los atentados del 11 de septiembre de 2001, afirmando que "el fracaso en Irak podría provocar nuevos ataques contra Estados Unidos".
Yo creo que no habrá otro 11-S, y así lo espero; pero no creo que la "Operación Sadam" haya sido un fracaso, al menos para los que la diseñaron.
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