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Inmigración

LA INVASIÓN TERCERMUNDISTA

LA INVASIÓN TERCERMUNDISTA

Torcuato LUCA DE TENA

 

   Todo hombre y toda nación tienen el sagrado derecho de preservar sus diferencias y su identidad en nombre de su futuro y en nombre de su pasado. Y esto lo proclamamos ante el riesgo que supone para Occidente la invasión pacífica de Europa por los indigentes del Tercer Mundo.

   Podemos precisar: por respeto a su pasado y por prevención de su futuro. Por respeto a su pasado, porque toda nación es como una nave ya anclada en la Historia con unas características determinadas -idioma, costumbres, religión, familia, tradición, escala de valores- cuidadosamente preservadas a través de los siglos, y que conforman su personalidad única y diferencial. Y por prevención de su futuro, porque no es admisible que una sola generación, en nombre de unos principios pasajeros, de ética dudosa (aunque se ampare en ella) transforme de un plumazo la idiosincracia de pueblos viejos y gloriosos que son su ciencia, investigación, audacia, descubrimientos y modo de ser, han ido elevando la dignidad de la especie humana a límites impensados. Esto es Europa: no un espacio geográfico determinado, sino una cultura en que cada uno de sus miembros jugó en su día un papel determinante, como si se hubiesen distribuido la especialidad del trabajo para transformar a la especia humana en algo muy superior a su condición animal: cuna del genio y del ingenio; de los descubrimientos geográficos, químicos, biológicos, físicos, astronómicos, atmosféricos y técnicos; traductores y enunciadores de las leyes de la Naturaleza; domadores y primeros usuarios de las ondas invisibles, el sonido y la electricidad que pueblan el espacio; taller inmarcesible de todas las artes; inventores del derecho internacional, civil, penal y político; pioneros del espacio extraterrestre; creadores del Estado moderno; fuente de riqueza y templo del bienestar.

   Todo ello está en riesgo de esfumarse, como niebla movida por el vendaval, si no se toman serias medidas comunitarias contra la lenidad en la aplicación de las leyes de inmigración. Europa es un formidable foco de cultura y prosperidad que irradia su luz sobre el resto del planeta, pero es un territorio mínimo frente a una inmensidad poblada por diez mil millones de seres de los cuales las nueves décimas partes pertenecen a lo que se ha querido llamar Tercer Mundo. La raza europea y sus prolongaciones en América y Australia son como una leve mancha de piel blanca, como la Vía Láctea en el firmamento, frente a la dermis afro-asiática-polinesia-americana del resto de la Tierra.

   Pero no se trata de hacer la apología de la raza blanca en detrimento o menosprecio de las de color. Se trata de defender un espacio cultural y político -Europa- de una invasión foránea de indigentes (si no lo fueran se quedarían en sus países) cuyos individuos son de evidente inferioridad cultural, educacional, higiénica y sanitaria, de otras costumbres, de otras religiones, con otra escala de valores, otros gustos y un muy diferente sentido reverencial del trabajo.

   Asombra, pasma enumenar lo que ha hecho Europa en el muNdo y para el mundo, y estremece pensar que todo ello puede perderse, difuminarse, obscurecerse -la piel también, ¿por qué avergonzarse de ello?- con la invasión pacífica de genes extraños que no portan con ellos ni el amor a la superación, ni la veneración al trabajo bien hecho, o simplemente al trabajo.

   Hay que poner un freno a esto. No sólo con la expulsión automática de los ilegales “sin posibilidad de reinserción por haber violado una vez las leyes del país”, sino con el uso de una extrema prudencia en la concesión de los permisos legales de inmigración, con la mirada puesta exclusivamente en las estadísticas y necesidades legales de mano de obra, y en la defensa de los superiores intereses del país. Pues, lo repetimos una vez más, todo hombre y toda nación tienen el deber sagrado de preservar sus diferencias y su identidad en nombre de su futuro y en nombre de su pasado.

 

   Artículo publicado en ABC, 28/12/1996.

LA RECONQUISTA MUSULMANA DE ESPAÑA LLEGA A SU FIN

LA RECONQUISTA MUSULMANA DE ESPAÑA LLEGA A SU FIN

Paul L. Williams

 

   La ciudad de Barcelona, conocida como “la meca europea de la posmodernidad anti-clerical”, ha acordado pagar casi 30 millones de euros en fondos públicos para la construcción de una mega-mezquita con capacidad para miles de fieles musulmanes.

   La nueva estructura en Barcelona, será la rival del Centro Cultural Islámico de Madrid, en la actualidad la mezquita más grande de España. En la última década, más de 1.000 mezquitas y centros de oración islámicos han surgido en todo el país, devoto católico en otros tiempos. Doce nuevas mezquitas están programadas para abrir en el noreste de España en los próximos tres meses. La construcción de nuevas mezquitas se produce en un momento en que los municipios vinculados al Partido Socialista han cerrado decenas de iglesias cristianas de toda España por la promulgación de leyes de zonificación nueva.

   El proyecto de la mezquita de Barcelona se anunció durante un seminario de una semana de duración titulado “Los musulmanes y los valores europeos”, patrocinado por el Consejo Europeo de los Ulemas de Marruecos y la Unión Islámica de Centros Culturales de Cataluña. Un representante de la oficina del alcalde de Barcelona, que asistió a la conferencia, dijo al madrileño periódico El País: “que el municipio se involucre en el proyecto de la mezquita; si bien se refiere la religión al ámbito privado, esto no quiere decir que no tenga un papel público“.

   La idea de construir un mega-mezquita financiada por los contribuyentes españoles se produce después de que Noureddine Ziani, un imán marroquí con sede en Barcelona, dijese que la construcción de grandes mezquitas sería la mejor manera de luchar contra el fundamentalismo islámico en España. “Es más fácil difundir ideas fundamentalistas en las mezquitas pequeñas establecidas en los garajes donde sólo los miembros de la congregación asisten, que en las grandes mezquitas que están abiertas a todos, con salas de oración, cafés y zonas de reunión”, comentó Ziani a la agencia de noticias española EFE.

   La mezquita de Barcelona es única porque es un proyecto público financiado por los contribuyentes españoles. Arabia Saudí ha construido grandes mezquitas en las ciudades españolas de Madrid, Málaga, Marbella y Fuengirola, y ha sido acusada de usar las mezquitas y centros culturales islámicos en España para promover la secta wahabí, predominante en Arabia Saudita. El wahabismo rechaza cualquier diálogo con otras religiones y cualquier apertura a otras culturas. Por definición, el wahabismo también rechaza la integración de los inmigrantes musulmanes en la sociedad española.

 

   No es sorprendente que el gobierno saudí apoye oficialmente la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa patrocinada por el primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, que se inspira en gran medida en el concepto de Diálogo de Civilizaciones, promovido por radicales islámicos en Irán en la década de 1990,  una iniciativa para negociar una tregua con los terroristas islámicos en los términos establecidos por los terroristas.

   En diciembre de 2000, el Centro Cultural Islámico de Madrid fue expulsado de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI) para frustrar los intentos de Arabia Saudita por controlar el Islam en España. La mayoría de los inmigrantes musulmanes en España son de origen magrebí (especialmente Marruecos y Argelia) o Pakistán; los analistas dicen que su bajo nivel de vida y bajos niveles de educación los hacen particularmente susceptibles a la propaganda islamista promovida por Arabia Saudí.

   En otras partes de España, los residentes de la ciudad vasca de Bilbao se sorprendieron recientemente al encontrar en sus buzones folletos en español y árabe de la Comunidad Islámica de Bilbao, pidiéndoles dinero para construir una mezquita de 650 metros cuadrados que cuesta 750.000 euros. El eco de Al-Andalus aún resuena en todo el valle del Ebro (es decir, España). “Hemos vuelto para quedarnos, Insha’Allah” (si Alá quiere). Los musulmanes anhelan el Al-Ándalus medieval y la nacionalidad española para los moriscos. Al-Andalus era el nombre árabe dado a la parte de España gobernada por los conquistadores musulmanes de 711 y 1492. Muchos musulmanes creen que los territorios que perdieron durante la Reconquista española todavía les pertenecen, y que tienen derecho a regresar y establecer su dominio allí – una creencia basada en el precepto islámico que los territorios ocupados por los musulmanes una vez, deben permanecer para siempre bajo la dominación musulmana.

   Los moriscos, los descendientes de la población musulmana que se convirtieron al cristianismo bajo la amenaza de exilio en 1502, fueron expulsados de España en última instancia por el rey Felipe III en 1609. Los líderes musulmanes dicen que España podía enemendar el mal al ofrecer la nacionalidad española a los descendientes de los moriscos musulmanes como una “disculpa y el reconocimiento de errores” cometidos durante la Inquisición española.

 

   En Córdoba, los musulmanes están exigiendo que el gobierno español les permita el culto en la catedral principal, que había sido una mezquita durante el reino medieval islámico de Al-Andalus y que ahora es Patrimonio de la Humanidad. Los musulmanes esperan recrear la antigua ciudad de Córdoba como un lugar de peregrinación para los musulmanes en toda Europa. Los fondos para el proyecto de convertir “Córdoba en la Meca de Occidente” se buscan de los gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, y las organizaciones musulmanas en Marruecos y Egipto.

   En Granada, una ciudad en el sur de España que fue el último reducto musulmán de Al-Andalus, antes de capitular ante los Reyes Católicos en 1492, un muecín llama ahora a los musulmanes a la oración en la primera mezquita que se abrió en la ciudad desde la Reconquista española. La Gran Mezquita de Granada “es un símbolo de un retorno al islam entre los españoles y los europeos indígenas”, dice Abdel Haqq Salaberría, portavoz de la mezquita. “Va a actuar como un punto focal para el renacimiento islámico en Europa”, dice.

   En Lérida, una ciudad en el noreste de España, donde 29.000 musulmanes representan el 20% de la población, la asociación local Watani Islámica ha pedido recientemente al rey de Marruecos, Mohamed VI, dinero para construir una mezquita en el centro de la ciudad. Los musulmanes locales están indignados porque el municipio les dió un terreno para construir una mezquita en las afueras y no en el centro de la ciudad. Aunque el municipio otorgó la tierra hace más de tres años, la comunidad musulmana local se ha negado a solicitar una licencia formal pdiendo una ubicación digna para la comunidad musulmana que exige una mejor ubicación.

 

   Mientras tanto, los informes de ABC, periódico con sede en Madrid, afirman que más de cien mezquitas en España tienen imanes radicales predicando a los fieles todos los viernes. El periódico dice que algunos imanes han establecido una policía religiosa para hostigar y atacar a aquellos que no cumplan con la ley islámica. ABC también informa que durante el año 2010, más de diez conferencias salafistas se llevaron a cabo en España, en comparación con sólo una en 2008. El salafismo es una rama del islam revivalista que llama a la restauración de glorioso pasado musulmán, mediante el restablecimiento de un imperio islámico en todo el Oriente Medio, África del Norte y partes de Europa. Los salafistas quieren ver a España como un estado musulmán, y por tanto debe ser conquistado para el islam.

   Al mismo tiempo, Noureddine Ziani, un imán marroquí, dice que es absolutamente necesario para aceptar los valores islámicos dentro de los valores europeos sustituir el término “judeo-cristiano” por la palabra “islamo-cristiano” para describir la civilización occidental.

EL SUICIDIO DEMOGRÁFICO DE ESPAÑA. Un problema gravísimo, del que se habla poquísimo

EL SUICIDIO DEMOGRÁFICO DE ESPAÑA. Un problema gravísimo, del que se habla poquísimo

Alejandro MACARRÓN

 

   No es un problema exclusivo de España, sino de casi todo el mundo desarrollado y en desarrollo, pero aquí es particularmente agudo. Nuestras tasas de natalidad son tan raquíticas que equivalen a un suicidio demográfico a cámara lenta del pueblo español. Y nos abocan a una estructura de población cada vez más envejecida y probablemente menguante, con consecuencias muy ingratas en materia económica y social.

   Es algo que no parece preocupar lo debido a los españoles y a sus clases dirigentes e intelectuales, a juzgar por lo poco que, para su enorme gravedad, se habla y publica sobre esta cuestión, y lo poquísimo que se hace para tratar de solucionarla.
En este artículo, que contiene datos muy impactantes, se analizará la evolución demográfica reciente de España, las previsibles consecuencias para nuestra economía y sociedad del tsunami de canas en ciernes, y los posibles remedios y soluciones.

 

El estado de la cuestión demográfica

 

   Desde 1861 a 1980, en España nacieron prácticamente todos los años entre 600.000 y 700.000 personas, salvo períodos tan difíciles como 1937-1939 y 1941-1942. Como la esperanza de vida no paró de mejorar desde 1900, gracias sobre todo a los avances de la medicina, la higiene y una mejor alimentación, aunque las tasas de nacimientos por mil habitantes descendieron de forma paulatina a lo largo del siglo XX, la población española crecía de forma continua, algo muy positivo para nuestra economía y signo de vitalidad de la sociedad española.

   Pero el número de nacimientos cayó en picado a partir de 1977, disminuyendo un 46% en menos de dos décadas (!!!), hasta unos 363.000 en 1995-1996, cuando nuestra natalidad tocó fondo. Desde entonces, gracias sobre todo a los inmigrantes, hemos llegado a 518.000 nacimientos en 2008, cifra que descendió ligeramente, hasta 509.000, en 2009. Pero la inmigración se ha frenado en seco con la crisis.

   Según el avance de datos del padrón municipal recién publicados por el INE, si a finales de 2007 había 749.000 extranjeros más empadronados que un año antes, y al terminar 2008 había 380.000 más, en los siguientes doce meses esta cifra apenas creció en 60.000 personas. Esta caída del 92% en dos años del incremento anual del número de inmigrantes empadronados, combinada con el hecho de que muchos extranjeros que abandonan España no acuden a su ayuntamiento a darse de baja en el padrón -por ahorrarse el trámite, y más si prevén, o cuando menos no descartan, un eventual regreso a España en el futuro, algo especialmente lógico en el caso de los rumanos / inmigrantes comunitarios y magrebíes-, indicaría un flujo migratorio neto negativo desde mediados o finales de 2009.

   Y como la fecundidad de los inmigrantes también suele caer drásticamente cuando se acostumbran a nuestro modo de vida, con la excepción parcial de los musulmanes, es posible que a lo largo de 2010 o en 2011 comencemos a perder población, algo que no sucedía desde la guerra civil, y que no ayudaría precisamente a una recuperación vigorosa de nuestra economía de la actual recesión.

 

 

   En la muy envejecida Alemania, donde el invierno demográfico comenzó antes que aquí, la población disminuye desde 2004, y muere más gente de la que nace desde, por lo menos, 1998. Esto explica mucho de por qué, en la última década, Alemania ha crecido menos que la eurozona prácticamente todos los años, su consumo es débil, y su tasa de ahorro, elevada.

   Algo similar pero peor cabe decir de Japón, el país más envejecido del mundo, cuya economía sigue sin recuperarse de la burbuja inmobiliaria-bursátil de hace veinte años, y que si antaño fue imperio “del sol naciente”, hoy se le podría llamar “del nipón menguante”, pues pierde población y sus perspectivas demográficas son horrorosas.

   Con nuestras actuales tasas de fecundidad (estimadas por el INE en 1,44 hijos por mujer en 2009), aun necesitaríamos casi un 50% más de nacimientos, unos 250.000 al año, simplemente para asegurar el reemplazo de la población (2,1 hijos por mujer, una tasa desconocida en España desde hace treinta años).

   Y si al comienzo del reinado de D. Juan Carlos I los nacimientos superaban a las muertes por millar de españoles en más de diez, a finales de los años 90 estuvimos al borde del decrecimiento vegetativo (más defunciones que nacimientos), algo que sólo evitamos por poco al acudir en masa inmigrantes a España.

   Pero este aflujo de extranjeros se ha reducido drásticamente con la crisis económica, y porque ya no es viable permitir una inmigración masiva, por su impopularidad y por la presión de la Unión Europea.

 

La España que languidece, y la que la sustituye en parte

 

   El INE estima que en 2009 murió más gente de la que nació en dieciocho provincias españolas, según puede apreciarse en la tabla adjunta, cuyos datos muestran un deterioro espeluznante de nuestra vitalidad demográfica. Entre las provincias con saldo vegetativo negativo figura la otrora boyante Vizcaya, en la que hace sólo un tercio de siglo nacían doce personas más de las que fallecían por cada mil habitantes.

   El año pasado fallecieron más de dos personas por cada bebé en Lugo, Orense y Zamora. En Asturias, murieron 1,6 personas por cada nacimiento. En siete de las ocho provincias castellanoleonesas falleció más gente de la que vino al mundo, y lo mismo sucedió en las cuatro provincias gallegas. Y aunque otras provincias y regiones, sin llegar ni de lejos a los nacimientos necesarios para el reemplazo de la población, presentan un mejor perfil demográfico (como Madrid, Murcia, Cataluña, Valencia, Baleares o Andalucía), en casi todos los casos esto se debe, en lo esencial, a los inmigrantes.

   Y si en 1996 sólo el 3,3% de los nacidos en España tenían madre extranjera, en 2008 este porcentaje alcanzó el 20,7% (siendo los inmigrantes sólo el 12% de la población actual de España), proporción que llegó casi al 36% en Gerona y superó el 30% en cinco provincias más (Lérida, Tarragona, Almería, Baleares y Castellón), sobrepasando el 25% en La Rioja, Madrid, Segovia, Soria, Teruel, Alicante, Murcia, Barcelona, Cuenca, Huesca y Zaragoza.

 

 

Los datos del INE sólo contienen dos noticias excelentes

 

   Una es magnífica para todos: nuestra esperanza de vida al nacer sigue creciendo, a razón de casi tres meses por año. Paradójicamente, como no tengamos más hijos / jóvenes que nos sostengan en la vejez, ese extra de esperanza de vida podría tener sabor agridulce a la postre, al desequilibrar aún más la pirámide de población, haciéndola cada vez más cabezona en las edades avanzadas respecto de las franjas de edades intermedias, las que mueven la economía.

 

 

   Y la otra noticia también es excelente, pero sólo para los amantes de la Alianza de las Civilizaciones, la religión islámica y sus valores: el porcentaje de nacidos en España de madre musulmana no deja de crecer. La madre de casi el 5% de los bebés españoles de 2008 es marroquí, porcentaje que crece año a año y que casi se duplica en Cataluña -donde, precisamente, están surgiendo los primeros partidos “inmigrófobos” de España-, Murcia o La Rioja. Lógicamente, la proporción es muy superior en Ceuta y Melilla, con un 17% y un 34%, respectivamente, de hijos de madre marroquí en 2008.

   Y si a los nuevos españoles de madre marroquí añadimos el resto de los de madre africana, en su gran mayoría de religión mahometana, y los de madre paquistaní o siria, los porcentajes de hijos de mujer musulmana superan el 9% también en Aragón o Baleares. Ahora bien, siendo justos, si los marroquíes y musulmanes ganan sin parar cuota étnico-religiosa en España es, sobre todo porque los seguidores de Mahoma, en su inmensa mayoría, hacen simplemente lo que deben, de acuerdo con su condición humana y su religión: tener hijos, buscarse la vida donde mejor puedan encontrarla, y propalar sus creencias.

   Y la raíz profunda del posible problema de esto para España -del que los recientes incidentes en la mezquita de Córdoba o el incidente del velo en un colegio de Pozuelo podrían ser apenas un aperitivo- no son quienes, no habiendo nacido en España y siendo de religión y/o costumbres muy distintas a las nuestras, tratan de ocupar el apetecible vacío que produce nuestra infertilidad colectiva, sino esta última, el rey desnudo de este triste cuento.

LO QUE EL ISLAM NO ES...

LO QUE EL ISLAM NO ES...

Peter HAMMOND

 

Extraído del libro "Esclavitud, Terrorismo e Islam: Raíces históricas y amenaza contemporánea" CLB, 2005

 

   - El Islam NO ES una religión, ni un culto. En su forma más amplia, es una forma de vida completa, total. El Islam tiene componentes religiosos, legales, políticos, económicos, sociales y militares y el componente religioso es sólo una tapadera de todos los demás.

   - La islamización comienza cuando se alcanza en un país un número suficiente de musulmanes como para poder comenzar campañas en favor de privilegios religiosos. Cuando en las sociedades políticamente correctas, tolerantes y multiculturales se aceptan las demandas de los musulmanes en favor de sus privilegios religiosos, algunos de los otros componentes tienden también a infiltrarse en el resto de los aspectos de la vida ciudadana.

 

PROCESO DE ISLAMIZACIÓN DE UNA SOCIEDAD:

 

   1 -En tanto la población musulmana permanezca alrededor, o por debajo del 2% del total en cualquier país, será vista por la población local como una minoría amante de la paz, y no como una amenaza hacia los demás ciudadanos. Éste es el caso de lo que ocurre en:

 

Estados Unidos0,6%
Australia1,5%
Canadá1,9%
China1,8%
Italia1,5%
Noruega1,8%

 

 

   2- Con una población que alcance entre el 2% y el 5%, los musulmanes comienzan su proselitismo entre otras minorías étnicas y grupos descontentos del lugar, a menudo con reclutamientos considerables en cárceles y entre las bandas callejeras. Esto está ocurriendo en:

 

Dinamarca2,0%
Alemania3,7%
Reino Unido2,7%
España4,0%
Tailandia4,6%

 

 

   3- A partir del 5% de población musulmana, ejercen una influencia desproporcionada en relación con la cuota real de población que representan. Por ejemplo:

     a) Insistirán en la introducción de los alimentos halal (limpios, según los preceptos islámicos), asegurándose de esta manera empleos de manipuladores de alimentos reservados a los musulmanes. Empezarán las presiones sobre las cadenas de supermercados para que muestren alimentos halal en sus estanterías - junto con las correspondientes amenazas si no se cumplen estos requisitos. Esto está ocurriendo en:

Francia8,0%
Filipinas5,0%
Suecia5,0%
Suiza4,3%
Holanda5,5%
Trinidad y Tobago5,8%

 

   b) Llegados a este punto, trabajarán para que la autoridad gubernamental les permita que ellos mismos se regulen bajo la Sharia, la Ley Islámica, dentro de sus ghettos. El objetivo último de los islamistas es establecer la Sharia en todo el mundo.

 

   4- Cuando los musulmanes se aproximan al 10% de la población, tienden a aumentar la anarquía como un medio de protesta por sus condiciones de vida en el país. En París ya vimos las revueltas imparables con quema de coches y de mobiliario urbano. En esta situación, cualquier acción no musulmana ofende al Islam, y deviene en insurrecciones y amenazas, como las de Amsterdam tras la oposición a las viñetas de Mahoma y películas sobre el Islam.

   Estas tensiones se convierten en cotidianas, particularmente en los sectores musulmanes de:

Guyana10,0%
India13,4%
Kenia10,0%
Rusia15,0%
 

 

   5- Tras alcanzar el 20%, las naciones pueden esperar disturbios espeluznantes, formación de milicias jihadistas, asesinatos esporádicos, y quema de iglesias

Etiopía:                       32,8% 

 

   6- Con un 40% de musulmanes, las naciones experimentan masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos, y guerra ininterrumpida de milicias, como las de:

Bosnia40,0%
Chad53,1%
Líbano59,7%
 

   7- Los países que alcanzan un 60% de población musulmana experimentan persecuciones sin límite contra los "infieles" de todas las demás religiones (incluyendo a los musulmanes no ortodoxos), limpiezas étnicas esporádicas (genocidios), el uso de la Ley de la Sharia como arma, y el establecimiento de la Jizya, el impuesto sobre todos los infieles, como está ocurriendo en:

 

Albania70%
Malasia60,4%
Qatar77,5%
Sudán70,0%

 

   8- A partir del 80% han de esperarse intimidaciones y jihad violenta sobre la población no islámica, algún tipo de limpieza étnica dirigida por el Estado, e incluso algún genocidio, a medida que estas naciones expulsan a los pocos "infieles" que van quedando, y se dirigen hacia el objetivo de un Estado 100% musulmán, tal y como se ha experimentado ya, o está en vías de consecución en: 

Bangla Desh83,0%
Egipto90,0%
Palestina98,7%
Indonesia86,1%
Irán98,0%
Irak97,0%
Jordania92,0%
Marruecos98,7%
Pakistán97,0%
Siria90,0%
Tajikistán90,0%
Turquía99,8%
Emiratos Árabes96,0%
                         

 

   9- Alcanzar el 100% marcará el comienzo de la Paz de "Dar-es-Salaam"  (el Paraíso de la Paz Islámico). Aquí, se da por supuesta la existencia de la paz, porque todo el mundo es islámico, las Madrás son las únicas escuelas, y el Corán la única palabra, como ocurre en:

Afganistán100%
Arabia Saudita100%
Somalia100%
Yemen100%
 

 

   10- Desgraciadamente, la paz nunca se alcanza, puesto que en estos estados con el 100% de musulmanes, aquellos más radicales intimidan y vomitan odio, y satisfacen sus ansias asesinando a los musulmanes menos radicales, por una variedad de razones.

 

   11- Es importante entender que en algunos países, con bastante menos que el 100% de población musulmana, como en Francia, la minoría musulmana vive en ghettos, dentro de los cuales constituyen el 100%, y en los que viven bajo la Ley de la Sharia. La policía nacional no osa entrar en esos ghettos. No hay Tribunales, ni escuelas nacionales, ni establecimientos religiosos no musulmanes. En estas situaciones, los musulmanes no se integran en la comunidad en general. Los niños asisten a las Madrás (escuelas musulmanas), y sólo estudian el Corán. Incluso relacionarse con un infiel es un crimen penado con la muerte.

   Por lo tanto, en algunas áreas de ciertas naciones, los imanes y los extremistas musulmanes ejercen más poder que el que la media nacional de penetración de la población podría indicar.

 

   12- Mil quinientos millones de musulmanes representan hoy el 22% de la población mundial. Pero su tasa de nacimientos eclipsa a la de los cristianos, hinduistas, budistas, judíos y todos los demás creyentes.

   Los musulmanes superarán el 50% de la población del mundo al final de este siglo. 

"FITNA", UN DOCUMENTAL HOLANDÉS QUE DICE LO QUE MUCHOS CALLAN SOBRE EL ISLAM

"FITNA", UN DOCUMENTAL HOLANDÉS QUE DICE LO QUE MUCHOS CALLAN SOBRE EL ISLAM

 

   Geert Wilders, diputado holandés del Partido Nacional de la Libertad, es conocido por su activa política contra el Islam en Holanda, y ha solicitado repetidamente un freno a la inmigración de musulmanes a su país y la prohibición del Corán, por lo que ha recibido varias amenazas de muerte. Wilders vive bajo protección policial desde el asesinato del cineasta holandés Theo van Gogh, el 2 de noviembre de 2004, a manos de un islamista radical debido a la película ‘Sumisión’, en el que se criticaba la falta de libertad de las mujeres musulmanas. La coproductora del documental, la exdiputada de origen somalí Ayaan Hirsi Ali, tuvo que refugiarse en un paradero desconocido en Holanda y también en el extranjero a causa de las amenazas de muerte que se sucedieron tras la emisión del cortometraje.

 

   Wilders es responsable de la cinta "FITNA", donde se divulgan versículos (suras) del Corán muy poco conocidos en el mundo occidental. Son poco conocidos porque los propios musulmanes se cuidan de divulgarlos, dado su mensaje bestialmente fanático y completamente inhumano. Pero son también desconocidos porque el progresismo mundialista, amante de la "alianza de civilizaciones", de la multiculturalidad, y de los derechos humanos se horroriza ante la sola idea de que la gente normal, usted y yo, seamos conscientes de que la igualdad universal es una falacia. Los progres susbsisten gracias a la mentira de la igualdad, equivalencia e indiferencia entre culturas y civilizaciones. Los progres desean ocultar que la civilización cristiana y occidental está amenazada de muerte por la barbarie islámica que penetra en nuestros países, como nuevo caballo de Troya, por medio de una inmigración incontrolada.

 

   Juzguen ustedes mismos. "FITNA" ha sido vetada en Holanda por las emisoras de televisión, tanto por su mojigata corrección política como por miedo a sufrir las salvajes represalias que el Islam reserva a los "infieles". Así pues, Geert Wilders exhibe su cinta a través de internet. Tomémosla como una seria advertencia.

 

UNA RESPUESTA SERENA A LOS DETRACTORES DEL “INFORME SOBRE LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA”.

UNA RESPUESTA SERENA A LOS DETRACTORES DEL “INFORME SOBRE LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA”.

Gema y Rubén SÁNCHEZ MEDERO

 

"Es mejor encender una luz que maldecir la oscuridad". Proverbio árabe.

 

   Desde el primer momento en el que, tanto el Prof. Verstrynge como a nosotros, se nos pasó por la cabeza escribir un artículo sobre la inmigración, y que posteriormente recibiría el nombre, bajo bautismo apócrifo, de "El llamado Informe Verstrynge sobre Inmigración", éramos conscientes del peligroso terreno, abonado por la demagogia y la progresia de pose, que pisábamos. Cualquier cuestión relativa a la inmigración, aún que sea tratada con el mayor de los cuidados, levanta ciertos recelos. La manera de acometer su análisis se vincula, casi de manera inevitable, y siempre que no se trate de hablar con beneplácito de este fenómeno, con posiciones racistas o xenófobas. Nada más lejos de nuestra realidad la de hacer el juego a determinados partidos o intereses. Pero vincular cualquier crítica al actual modelo de inmigración, si es que se está desarrollando un modelo como tal, con las posiciones defendidas por la extrema derecha, resulta pueril, maniqueo y terriblemente decepcionante desde el punto de vista del espíritu crítico del que la izquierda presume y del que adolece en esta cuestión.

   Hemos decidido con el objeto de enriquecer en lo posible el debate suscitado, proceder a la contestación de los artículos que el "El Viejo Topo" ha publicado en relación con el "Informe" y, al mismo tiempo, abrir nuevas líneas de investigación y debate, publicar una segunda parte, o apéndice del mismo. Agruparemos, en éste artículo, los principales argumentos que barajamos en lo que consideramos bloques temáticos que, creemos, responden a lo expuesto por los detractores del "Informe" y a la necesidad del avance que se propone. No sin antes realizar una serie de apreciaciones concernientes al espíritu contenido de algunas de las críticas publicadas en EVT.

   Buena parte de los argumentos que intenta rebatir Stobart se sostienen en una inapelable verdad, en la enorme tragedia humana que asola una de las principales vías de entrada de inmigrantes a España. No es el único que recurre a esta argumentación a la hora de sustentar sus posiciones, pues Cañadell recurre a una casi dramática vinculación entre nuestros argumentos y un "machacar África" (EVT nº 233), por ejemplo. Tanto en un caso como en otro, y lejos de querer evitar una polémica por guardar las apariencias, la asepsia sentimental con la que se ha procedido en nuestro trabajo, en el tratamiento de los datos, no responde a un intento de pasar por alto esta realidad, sino a no cometer la imprudencia de alterar de manera demagógica el análisis de un fenómeno complejo. Estamos seguros de que tanto Stobart como Cañadell, cuando les duele la cabeza, toman una aspirina, aliviando su dolor y no demasiado su bolsillo, pues cuesta poco más de tres euros de euros la caja. No plantearán reparo ninguno a las políticas de explotación que siguen muchas industrias farmacéuticas en África, continente que se emplea como tradicional banco de pruebas. Y estamos convencidos de que tampoco lo harán al marcar el número sus familiares o amigos en su teléfono móvil fabricado en una China sin ningún tipo de respeto a los Derechos Sociales o Laborales de los trabajadores. Efectivamente, "detrás de cada estadística hay una tragedia personal y familiar que rara vez se cuenta en los medios" (Stobart EVT nº 241). Del mismo modo, y siguiendo esta línea demagógica en extremo, y ya que de números se trata, detrás de cada bajo precio de un producto fabricado en un país del Tercer Mundo o en vías de desarrollo, también hay una enorme tragedia de explotación en la que rara vez reparamos.

 

   En un segundo orden, en estas cuestiones previas que deben ser aclaradas, o al menos tenidas en cuenta, algunos de los autores que rebaten el "Informe", lo hacen debido a la falta de confianza que tiene en las cifras que se ofrecen. Puede resultar pretencioso cuestionar los datos ofrecidos por los organismos oficiales, pero resulta especialmente grave despreciar, como hace Stobart, al igual que Torres López y Gálvez Muñoz, la independencia del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), acusándolo de trabajar con un sesgo ideológico. En nuestro caso, continuaremos sin dudar del buen hacer y rigor científico del organismo público y autónomo dirigido por Fernando Vallespín. Del mismo modo que no pondremos en cuestión los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales o el Observatorio de la Inmigración de la Comunidad de Madrid.

 

Estados Unidos como el falso paradigma de la inmigración actual.

 

   Habitualmente se recurre a los Estados Unidos, y en las réplicas al "Informe" no podían faltar referencias a este país, como uno de los paradigmas (positivo) de la inmigración. Sin bien es cierto, y creemos que esto es indiscutible, Estados Unidos ha crecido gracias a este fenómeno desde los primeros compases de su independencia de la metrópoli. Pero también lo es que el desarrollo del fenómeno en este país no guarda relación con los movimientos migratorios que se están produciendo en la actualidad en Europa. A lo largo del siglo XIX y XX han recibido, según estimaciones, más de setenta millones de inmigrantes. Una cifra que podría parecer inasumible para cualquier Estado moderno, pero que debe matizarse con la realidad de un país que, tras su independencia, se encuentra en permanente construcción. No podemos pasar por alto que en el S. XIX, la mayoría de los Estados europeos se consideran acabados, al menos, en sus formas esenciales. Al contrario que Estados Unidos, que se encuentra en sus primeros pasos.

   Efectivamente, se trata de un país de inmigrantes, pero eso no quiere decir, al contrario de lo que presume el mito, que sea un país de puertas abiertas. A finales del S. XIX aparecen los primeros síntomas de rechazo a la inmigración, un rechazo protagonizado por la segunda o tercera generación de los "nuevos nativos". En 1882 se dicta la "Chinese exclusion act", un intento de limitar la inmigración china y asiática para preservar la identidad y cultura estadounidense, en otras palabras, la homogeneidad étnica (europea). Ya en el S. XX empiezan las limitaciones de mayor calado, en un primer momento continúan centrándose en los inmigrantes de origen asiático, con medidas como la "Asiatic barred zone" o la "The quota law" en 1921, con las que se imponen las primeras cuotas y con las que se tratan de beneficiar a determinados países o zonas emisoras, la inmigración europea, principalmente británica, para continuar con el intento de mantener la homogeneidad étnica. Medidas que se mantienen y acentúan con la instauración del sistema oficial de cuotas en 1952, la "Immigrant and nationality act", que se ha mantenido, con constantes reformas, hasta la actualidad.

   La importancia de estas medidas [principalmente las de los 50 y 60] radica en que ninguna presenta una restricción racial, pero sí de origen y, mucho más importante, se tiene un sistema de preferencia por formación y conocimientos. Se da prioridad y facilidades a todo aquel inmigrante que vaya a contribuir de una manera decidida con el desarrollo de los Estados Unidos, dando origen, en parte, a la famosa fuga de cerebros de terceros países. Sin bien es cierto, y no podemos pasarlo por alto, que pese a los esfuerzos restrictivos que han tomado los Estados Unidos, la inmigración ilegal ha proliferado, especialmente desde la década de 1970, en la que se acometieron medidas más restrictivas que no obtuvieron el éxito deseado por las autoridades.

 

Europa como receptora de inmigración en la segunda mitad del S. XX.

 

   En algunos países europeos la inmigración comenzó a ser importante, tras la II Guerra Mundial. Hasta entonces, el viejo continente había sido una zona emisora de emigrantes. El cambio se produce cuando países como Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido, Holanda, etc., devastados por la contienda mundial y ante la pérdida de buena parte de su juventud en los campos de batalla, empezaron a buscar trabajadores en los países periféricos y en las antiguas colonias para poder acometer la reconstrucción y atender a las nuevas fases de desarrollo económico que se encontraban experimentando gracias al Plan Marshall. Por tanto, el origen de la emigración masiva de los países periféricos hacia los países industrializados tenía como fundamento el reclutamiento activo de mano de obra por parte de los empresarios, ayudados por los Estados, con el objetivo de crear puestos de trabajo específicos (1). Pero esta situación cambia con la crisis económica y el reequilibrio poblacional que experimentan estos países desde 1973. Es a partir de entonces, cuando la Europa Occidental cierra sus fronteras a la inmigración laboral con el argumento de que ya no se necesitan más inmigrantes. Política que se mantiene hasta hoy, aunque introduciéndose matices importantes.

Por ejemplo, en Alemania el acceso a los puestos de trabajo seguirán cerrados para los ciudadanos de países no miembros de la Unión Europea, y sólo a través de reglamentos especiales como son los acuerdos bilaterales para trabajos de temporada, podrán optar a un puesto de trabajo (2). Mejor parados quedan los trabajadores altamente cualificados y los autónomos, ya que según la legislación actual los primeros no tienen que abandonar el país trascurrido los cinco años y los segundos recibirán un permiso de trabajo si invierten un millón de euros y crean 10 puestos de trabajo. En Francia, el proyecto de ley de "control de la inmigración" impone nuevas restricciones a la reagrupación familiar y permite el polémico uso de test genético para probar la filiación materna. En Bélgica, la policía ha reintroducido los controles sistemáticos en las fronteras terrestres, aéreas y marítimas, y al mismo tiempo, se ha llevado a cabo una amplia operación de regularización de los cerca de 70.000 extranjeros que residen sin papeles. Y el Reino Unido ante la demanda de los servicios sociales de los emigrantes, ha creado un fondo para los inmigrantes contribuyan en los gastos del Estado. De esta forma, los que aspiren a ser ciudadanos británicos estarán a prueba durante todo un año para demostrar que hablan inglés, que pagan los impuestos y que cumplen con la ley. Pero también se pedirá que contribuyan para ayudar a las comunidades a enfrentarse a la creciente inmigración, y aquellos que supongan una carga mayor para los servicios públicos pagarán más que el resto. Por tanto, el mito de la inmigración en Europa también ha desaparecido.

 

Madrid-Cataluña vs España, la parte y el todo.

 

   Otra cuestión, no menor, es el pretendido maquillaje que los diversos críticos pretenden realizar de un fenómeno como la inmigración, tratando de diluirla en cifras nacionales frente a cifras autonómicas o provinciales que nosotros aportamos. El "Informe", como saben, encontraba su base en la Comunidad de Madrid, y no lo hacía únicamente por ser el ámbito geográfico de sus autores. En esta Comunidad se encuentra el segundo mayor volumen de inmigración registrado en España, sólo superado por Cataluña. Parece evidente que si se desea analizar los efectos de la inmigración, se recurra a un estudio de aquellas zonas en las que el fenómeno se ha desarrollado con una mayor intensidad, con el objeto de completar un análisis con la mayor complejidad posible. Respecto a esta cuestión, tendremos que recordar que tras "el salto" poblacional que se produce entre 1996 y 2007, y que el INE cifra en el paso del 1’38% de inmigrantes en el año 1996 frente al 9% del total que suponen en 2007, más de 4.000.000 de personas, y éstas no se distribuyen de igual manera en la geografía española. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en su Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, cifra la proporción de población extranjera en Cataluña en un 22%, y en Madrid en un 20% (3). Por lo tanto, si queremos observar cómo incide la inmigración tendremos que detenernos a estudiar el fenómeno en Cataluña o Madrid, donde el porcentaje de población inmigrante es más del doble que la media nacional.

 

Cifras.

 

   Stobart considera que "no están entrando tantos inmigrantes en el país" (EVT nº 241). Una apreciación que dependerá, en gran medida, de su sentido de las cantidades. Puede que lo que para él no sea mucho para otros sí lo sea. En nuestra opinión sí lo ha sido, tal y como demuestran los datos del INE. Según este organismo (4), en el año 2001 la cifra de inmigrantes era de 1.370.657 (3’33% del total) y en 2007 era de 4.482.568 (9’93%), lo que supone un incremento del 202%. Si el crecimiento de un 202% no supone un alto crecimiento, es que no hicimos correctamente los ejercicios de cerca-lejos, mucho-poco de Barrio Sésamo.

   A estos datos, y en relación con el tratamiento alarmista que se suele dar a la entrada de cayucos, por lo que supone de tragedia humana, y sin perjuicio de lo expresado en párrafos anteriores, habría que aclarar que, según el padrón que maneja el INE, los inmigrantes procedentes del África Subsahariana y África del Norte empadronados en España son 785.279 (el 18’95% del total de población inmigrante legal), mientras que los inmigrantes procedentes de Europa del Este, la mayoría pertenecientes a países que han entrado recientemente en la Unión Europea y que por tanto están perdiendo la condición de inmigrante para obtener la de residente, son 735.506 (el 17’75%) y los iberoamericanos son 1.500.785 (36’21%). Por lo que quizás convendría revisar la percepción que se tiene de las fronteras sur de España como la principal vía de entrada de la inmigración.

 

Deslocalización de mano de obra.

 

   La economía española se asienta sobre la base de dos "fortalezas", discutibles, pero cuyo peso es incuestionable. La primera de ellas, de carácter más tradicional, es el estratégico sector servicios. Y, la segunda, y desde momentos posteriores al año 2000, en la construcción. El importante peso de estos dos sectores se hace evidente en el PIB. El 60% lo ocupa el sector servicios, mientras que la construcción se sitúa en un poco más de un 10%. Es decir, dos sectores que suponen casi las tres cuartas partes de una economía. Proporción que se mantiene si desgranamos el empleo en función del PIB. Así el sector servicios representa más del 65% de los empleos y la construcción más de un 12%. El sector industrial concentra más de un 17% del empleo español.

   Estos datos no son nada baladíes en la lógica del capitalismo salvaje del que hacen buen uso las economías actuales. Dentro de este modo de proceder, lo habitual es desmontar las fábricas de los países más desarrollados y llevárselas a países en vías de desarrollo o del Tercer Mundo, donde se abarata la mano de obra. Un fenómeno que se conoce como deslocalización y que ha alcanzado un gran desarrollo tanto en su puesta en funcionamiento como en su estudio, por lo que no nos detendremos en su explicación. No obstante, la deslocalización no depende del volumen de beneficio que la empresa o multinacional obtiene. Recientemente hemos podido leer en los medios de comunicación cómo el gigante de la telefonía móvil, la finlandesa Nokia, la empresa que más cuota de mercado tiene y la que más beneficio obtiene [7.205 millones de euros en 2007, un ascenso del 67% respecto al anterior ejercicio (5).] ha anunciado el cierre de su fábrica en Alemania para trasladarla unos cientos de kilómetros al Este, a un país en el que los derechos laborales de los trabajadores se encuentran bastante reducidos y en el que los salarios son mucho más bajos.

   Pero, ¿cómo abaratar el coste humano en un país cuyo principal motor económico no produce nada en una cadena de montaje? El sol, la playa, los centros comerciales y de ocio, los hoteles, los comercios, etc., no se pueden deslocalizar. Es una verdad tan evidente que no necesita discusión alguna. Por tanto, ¿cómo se pueden bajar los costes y aumentar los beneficios? Pues tal y como se ha venido haciendo en los últimos años, con una decidida apuesta por el aumento de precios y el control de los salarios. Y puesto que los "centros de producción" del sector terciario no pueden ser trasladados a países del Tercer Mundo o países en vías de desarrollo, pues se traslada la mano de obra a los primeros. Puede que por ello el 59% de la población inmigrante trabaje en el sector servicios, el 21% en la construcción, el 12% en el industrial. Parece que la patronal ha tenido claro que ni los servicios ni la construcción se puede deslocalizar, y que la única manera de rebajar los costes de producción era rebajar los costes humanos.

 

Crecimiento económico, "el milagro español".

 

   Se cuestiona, y tacha de liberal, la tesis sostenida por diversos autores, y que vincula la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, Unión Europea posteriormente, con el crecimiento económico español. Vinculando, de una manera un tanto soslayada pero bien dirigida, el aumento de la inmigración con el crecimiento de la riqueza. A este respecto caben dos objeciones, la primera de ellas es que el crecimiento económico español se inicia tras los primeros compases de la Transición en los que la crisis era la nota destacada, y que coinciden con la entrada en la Comunidad Europea, 1986, y la percepción de los primeros fondos. El paro, por ejemplo, descendió, tras el ingreso de España en la CEE, del 23% al 15% en sólo tres años (6). Buena muestra del aprovechamiento de los fondos europeos y su incidencia en la marcha de la economía y la generación de empleo.

   Además de la Unión Europea, el crecimiento económico español de los últimos años se ha asentado en un sector concreto, la construcción. Así lo indican todos los informes, suponiendo, como hemos visto, algo más del 10% del PIB y ocupando a gran parte de la población extranjera en este sector. Por eso cuando por la crisis económica ha hecho mella en este sector, el porcentaje de paro entre la población extranjera se ha visto incrementado.

   Así, según INEM los datos del paro no ha dejado de aumentar en el 2007, y el 40% de los nuevos parados son extranjeros (7). Evidentemente porque las actividades ligadas al ladrillo son las que han registrado el mayor aumento anual del paro extranjero con un 19,89%, seguido del sector servicios con 9%. En sólo un año, 2007, el desempleo ha crecido un 24% entre los trabajadores inmigrantes, frente al 5,3% de la media nacional. Como consecuencia, la factura en subsidios por desempleo de este colectivo ha engordado un 54% hasta los 116,1 millones de euros, - un 8,4% del gasto total (8). Y no sólo eso, sino que podrá aumentar los tiempos de duración del desempleo de los nativos, puesto que la cola de los solicitantes de empleo se alarga y, por tanto, también el tiempo de espera. Con lo cual no es cierto como sostiene Lucke Stobart que desde la segunda mitad de los años noventa, el paro no haya hecho otra cosa que bajar.

   Pero tampoco podemos decir que los inmigrantes contribuyan a la riqueza del país cuando envían sus ahorros a sus países de origen y gastan lo que es imprescindible en el de acogida. En España las remesas no han hecho más que crecer, en los primeros nueve meses de 2007, los fondos que enviaron los inmigrantes alcanzaron los 5.942 millones de euros, lo que supone un 23,3% más que en el mismo periodo del año anterior. Es más, las estadísticas del Banco de España muestran que el volumen de remesas se ha multiplicado por 5 entre 2000 y 2006 (9). Por tanto, no es de extrañar, que España sea el tercer emisor de remesas a nivel mundial, por detrás de Estados Unidos y Arabia Saudita. Así, las remesas se han convertido en un factor estratégico para el desarrollo de los países de origen, hasta el punto que desborda con creces la ayuda exterior que reciben, por ejemplo, de la Unión Europea (10), pero en cambio, apenas tienen repercusión para las arcas de la nación de acogida. Aunque son muchos los que pueden pensar, que el Estado de acogida se beneficia de las comisiones que cargan sobre estos envíos. El problema es que este tipo de comisiones oscilan entre el 2% y el 20%, y en España el coste medio de las mismas es del 4,1% mientras que en el Reino Unido, por ejemplo, alcanzan hasta el 40% para los envíos de 100 euros. De esta manera, la banca española ingresa por estos conceptos en torno a los 250 millones de euros anuales, pero eso no quiere decir que repercuta directamente en las arcas del Estado, aunque a la larga sí lo haga indirectamente. Lo mismo ocurre con los impuestos que gravan el consumo de IVA, debido al menor poder adquisitivo de los inmigrantes y la mayor tendencia al ahorro de los inmigrantes. Así, la cesta de la compra de un extranjero supone 3.995 euros al año frente a los 6.577 que invierte un nacional (11).

 

La inmigración y los salarios.

 

   En relación con lo expuesto en el apartado anterior deberíamos indagar en la posible incidencia, como ya hemos avanzado, de ese traslado de mano de obra, a los países receptores. A pesar de las subidas salariales son marcadas por el IPC y los convenios colectivos, no estamos en condiciones de afirmar que la inmigración no haya tenido ninguna repercusión en los salarios de los trabajadores. Evidentemente, la entrada de mano de obra adicional puede provocar: a) un descenso del salario de equilibrio limitado al nivel del salario mínimo; b) un aumento del desempleo entre la obra de mano nacional porque algunos de los trabajadores ya no están dispuestos a trabajar por el nuevo salario; c) la contratación de una fracción de la mano de obra no nacional; y d) el desempleo de algunos trabajadores no nacionales que, aun estando dispuestos a trabajar por un salario inferior al salario mínimo, no encuentran trabajo (12). Incluso, Altonji y Card, han llegado a demostrar cómo el impacto de la inmigración sobre los salarios puede depender de la distribución de cualificaciones de los inmigrantes en relación con la de los nativos. Para ellos, los salarios de los trabajadores cualificados como de los no cualificados permanecen invariables cuando la proporción de trabajadores no cualificados en el flujo de inmigrantes es igual a la proporción de trabajadores no cualificados en la población nativa. Sin embargo, si la proporción de no cualificados entre el contingente de inmigrantes es mayor que la proporción respectiva entre la población nativa, el efecto es un aumento de los salarios de los cualificados, pero un descenso de los salarios de los no cualificados (13). Entonces el impacto de la inmigración sobre el mercado de trabajo depende de las propias características de la población extranjera y del nivel de oferta y demanda.

   Así, se considera que los efectos en los salarios y el empleo son más negativos para algunos trabajadores nativos, debido al efecto de sustitución, y son positivos para trabajadores altamente cualificados. En este mismo sentido, Zimmermann, usando los datos del West German Socio-Economic Panel, concluye que en los años setenta la considerable proporción de mano de obra extranjera aumentó la frecuencia del desempleo entre los alemanes, mientras que en los ochenta el efecto negativo se produce sobre los salarios (14).

   Hatzious obtiene resultados similares, y sostiene que la inmigración no parece afectar al desempleo nativo sustancialmente, pero en cambio si parece que lo hace negativamente en los salarios. Es más, en estudio reciente se ha llegado a demostrar que el salario medio de los inmigrantes procedentes de países desarrollados es superior al de los trabajadores españoles tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres. En cambio, para los inmigrantes procedentes de países en desarrollo el salario medio es, por el contrario, inferior para ambos sexos (15).

 

Percepción ciudadana de la inmigración.

 

   "[...] más inmigración es igual a más racismo", por mucho que lo niegue Luke Stobart en su artículo publicado en enero por el EVT (nº 241). Y es que la tolerancia hacia las minorías étnicas ha sido menor en aquellos Estados que poseen una mayor proporción de inmigrantes, mientras que en aquellos que han contado con menor presencia extranjera la intolerancia presenta escasa incidencia (16). Es decir, en el racismo, la xenofobia y la intolerancia con los inmigrantes juega un papel fundamental la visibilidad. Si atendemos a los datos que nos proporciona Delgado Godoy podemos comprobar como los porcentajes más bajos de tolerancia los ostentan los tres países que tradicionalmente han sido receptores de inmigrantes en Europa (Alemania, Francia y Gran Bretaña), mientras con los índices más altos los poseen los países que en 2002 apenas contaban con inmigración, es decir, España e Italia (17). Ahora bien, estos dos últimos países han visto cómo poco a poco a medida que ha ido aumentado el número de inmigrantes residentes se han ido incrementando los niveles de intolerancia de su ciudadanía respecto a la inmigración. Así, lo demuestran las cifras que arroja la encuesta del CIS de noviembre de 2005. Sin ánimo de ser reiterativos, debemos recordar que el porcentaje de españoles que consideran que los inmigrantes que viven en España son demasiados o bastantes es de 92,9%. En este mismo sentido se han manifestado los madrileños en el último informe realizado por el Observatorio de Inmigración de la Comunidad de Madrid en diciembre de 2007. En éste, el 67% de los ciudadanos consideran que en Madrid empieza haber demasiados extranjeros, incluso ya el 74,6% de los inmigrantes que residen en nuestra comunidad están de acuerdo con esta afirmación. Cosa que por otra parte, nos parece normal, porque como señala Samir Naïr, una vez que el inmigrante está integrado en el país de acogida se vuelve más intolerante hacia los extranjeros e inmigrantes que llegan posteriormente (18).

   En otra encuesta elaborada por Díez de Nicolás y Ramírez Lafita en 1995 para el ISSP se llegaron a las siguientes conclusiones (19). En primer lugar, se observó que más de la mitad de los entrevistados en la casi totalidad de los países (20) afirman que el número de inmigrantes en su país debería disminuir algo o mucho. En segundo lugar, en la mayoría de los países predominaba el desacuerdo con la afirmación de que la inmigración era buena para la economía del país. Así se manifestaron Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Italia, Letonia, Noruega, República Checa, y Rusia. En tercer lugar, en nueve de los veintitrés países analizados, más del 50% de los entrevistados estaban de acuerdo en que los inmigrantes quitaban puestos de trabajo a los naturales del país (Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Alemania Oriental, Eslovaquia, Letonia, Polonia, Rusia y Gran Bretaña). En cuarto lugar, la gran mayoría de los países predominaba la opinión de que la inmigración provoca un aumento de la criminalidad. En quinto lugar, diecisiete países se mostraron en un 60% de acuerdo a que su país tomará medidas más duras para impedir su entrada. En definitiva, pese a la gran disparidad económica, política y cultural de los países seleccionados, existe una enorme coincidencia entre los países con actitudes negativas ante la inmigración, y los que se muestran más favorables son los países que mantienen políticas gubernamentales claramente favorables, como Canadá y Nueva Zelanda, o los que poseen escasa experiencia de flujos de inmigrantes, como era el caso de Irlanda, Filipinas, o Japón.

   No podemos pasar por alto una realidad evidente, el conflicto de clase se ha extendido de alguna manera a la percepción que se tiene de este fenómeno, puesto que no se tiene la misma opinión de los inmigrantes cualificados o de los que poseen cierta posición socioeconómica que de los denominados "inmigrantes económicos". Los primeros no sólo son aceptados sino que son admitidos, mientras que los segundos son rechazados y marginados, ya que se les tienden a vincular con el aumento de la delincuencia, la violencia e inseguridad. Por tanto, no todos son extranjeros, sino sólo aquéllos que poseen unos rasgos étnicos y/o unas características socioculturales y socioeconómicas que se jerarquizan como inferiores a las nuestras. No debemos ser hipócritas, no es el mismo el grado de tolerancia que consigue un europeo o norteamericano que un hispanoamericano (exceptuando a argentinos y chilenos, donde podríamos encontrar además un factor étnico, esto es, el color de su piel), africano o asiático. Por tanto, el tipo de características que posee el propio inmigrante contribuye o dificulta su integración y su aceptación en la sociedad de acogida.

   Pero el grado de aceptación-rechazo también depende de la proximidad. Así, no es lo mismo la percepción que pueden tener las clases más desfavorecidas, que son las que soportan en mayor medida los costes de los flujos migratorios, difiere enormemente de la percepción que pueda tener la clase media-alta. Los primeros ven en el inmigrante un competidor y una persona que termina por degradar sus barrios, que les quitan sus trabajos, que favorecen la precariedad, que ponen en peligro su seguridad, etc. Mientras que los segundos, en cambio, ven en el inmigrante a un trabajador a bajo coste para sus empresas y hogares.

 

Gastos y Prestaciones Sociales.

 

   La expresión más generalizada entre los defensores a ultranza de los procesos migratorios, es que los inmigrantes cuestan menos de lo que ingresan. Como nos advierte Stobart (y otros), en su artículo "Contra la lepenización del discurso", en 2005 los inmigrantes aportaron a las arcas del Estado 23.402 millones de euros mientras que originaron un gasto de 18.618 millones, lo que significa que hicieron una aportación neta positiva de 4.784 millones de euros. Nosotros no vamos a negar la validez de los datos que nos aporta el mencionado autor. Es más, creemos que esta situación es cierta. El problema es, como afirma en 2006 el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, que el Estado ha tenido un superávit de 4.784 millones de euros pero las Comunidades Autónomas no se han beneficiado de este hecho, sino que son las grandes perjudicadas del aumento del gasto público que han supuesto para ellas la atención de inmigrantes. Así, por ejemplo, La Rioja ingresó 65 millones, pero sus gastos ascendieron a 151 millones de euros. Eso supone un déficit de 86 millones de euros, que sumados a la repercusión en los capítulos de inversiones elevarían el agujero presupuestario de la comunidad a 112,68 millones de euros (21). En el mismo caso, se encuentra Madrid que también arroja un saldo negativo, ya que el aporte global de los inmigrantes residentes en esta comunidad ascendió en 2005 a 1.115 millones de euros, mientras que los gastos en servicios sociales, sanidad y educación se situaron en 1.374 millones, por tanto, el déficit alcanza la cifra de 259 millones de euros.

   Pero la inmigración no sólo ha repercutido en la hacienda de las comunidades autónomas sino también en la propia del Estado español. Sólo hay que observar los presupuestos de 2007, donde por primera vez se introdujeron dentro de los gastos sociales una partida destinada exclusivamente a la inmigración. Así, "el Estado destinó 250 millones de euros a medidas relacionadas con la atención a los inmigrantes, como un fondo de apoyo a la acogida y programas de refuerzo educativo. Además, a través de los ministerios de Interior y de Administraciones Públicas se dotaron otros 60 millones a actuaciones no específicamente policiales" (22). Con esto no queremos decir que el Estado haya incrementado su partida presupuestaria en gasto social, pero lo menos si la ha redistribuido. Por tanto, la inmigración sí está repercutiendo y no siempre de forma positiva en el gasto social de las comunidades autónomas y del Estado.

 

- Prestaciones Sociales:

 

   Cada vez son más los que consideran que los inmigrantes son los grandes beneficiarios de las prestaciones sociales en detrimento de la población autóctona. En este sentido se manifestó el catedrático de Sociología de UNED, José Félix Tezanos, en el curso de verano "Tendencias en inmigración y exclusión social y sus impactos sociales en la España del S. XXI", al afirmar: "Las familias españolas de bajos ingresos están perdiendo prestaciones y servicios, pierden posiciones relativas, frente a familias inmigrantes, lo que les genera un sentimiento de rechazo". La cuestión es que las prestaciones y los gastos sociales son prácticamente los mismos, pero por contra hay más población demandante de este tipo de servicios. Las clases más desfavorecidas se encuentran ante la pérdida de prestaciones pero no ante el acceso o pertenencia a una nueva clase que le posibilite un mayor nivel o calidad de vida. Favoreciendo la aparición de conflictos cuando se atribuye a los "nuevos trabajadores" la captación de un buen número de programas y servicios sociales que conceden las instituciones públicas (23). La solución la encontraríamos, como es obvio, en el aumento del gasto en protección social, para que las familias españolas no vean a los inmigrantes como "competidores" para determinadas prestaciones. Porque está claro que con la actual asignación presupuestaria no se puede satisfacer las demandas sociales de la ciudadanía.

 

- Sanidad:

 

   En España la asistencia sanitaria es universal, por tanto, todos los inmigrantes, legales o ilegales, que se encuentren empadronados cuenta con una cobertura sanitaria (el empadronamiento no es necesario en los casos de urgencia). Esto supone un aumento de la población que adquiere derecho a ser atendido médicamente, lo que conduce inevitablemente a un aumento del gasto farmacéutico y un descenso del ratio del número de camas en hospitales por cada mil habitantes. Respecto a la primera cuestión, el aumento de la población extrajera está incidiendo en el gasto farmacéutico, tal y como apunta el informe "Determinantes de la evolución del gasto farmacéutico público en el ámbito autonómico", elaborado por FARMAINDUSTRIA, y que subraya, además, que si "se extrapola el gasto farmacéutico [de la población extranjera] total (no per cápita) en un contexto de crecimiento de la población, su efecto será aún mayor" (24), y que las Comunidades con un mayor porcentaje de población extranjera "experimentan un incremento de su gasto farmacéutico público per cápita superior a la media nacional".

   Si nos detenemos en la segunda cuestión, el ratio del número de camas hospitalarias por habitantes, según el Informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) sobre el entorno económico y social que se publica periódicamente, se ha registrado un descenso que ha pasado de 3,9 camas hospitalarias por cada mil habitantes en 2001 3,58 en el año 2007. Descenso que se ve agravado, en opinión de José Félix Tezanos, por la sobredemanda que se ha producido en el sistema de salud pública, sobre todo en los servicios de urgencias que ha visto cómo se han incrementado las pruebas en esta unidad. Además la barrera del idioma está planteando grandes problemas a los médicos que deben dedicar mucho más tiempo para hacer un diagnóstico, lo que indudablemente conlleva la utilización de más pruebas complementarias (25). Un esfuerzo, el que realiza la Sanidad Pública, que puede verse compensado por los ingresos que los inmigrantes realizan en concepto de Seguridad Social. Sin embargo, si descendemos al nivel autonómico, nivel de gobierno en el que se encuentran transferidas las competencias en materia sanitaria, en la Comunidad de Madrid los inmigrantes suponen un 12% de los afiliados a la Seguridad Social, pero sus cotizaciones, apenas llegan al 6% del total (26).

 

- Educación:

 

   En la Comunidad de Madrid un alumno extranjero supone un gasto anual de 2.976 euros, cien euros más que uno nacional (27). Además, el fenómeno de la emigración ha disparado el número de alumnos procedentes de familias inmigrantes en las escuelas españolas, multiplicando su número por diez, lo que supone ya el 7,39% sobre el total de alumnos matriculados en enseñanzas no universitarias.

 

Notas:

(1) BOLZMAN, C (1999) "Políticas de inmigración versus políticas del inmigrante", en Educación Social, Ene-Abr, pp. 10-15.

(2) ABC, 13/04/2007.

(3) http://extranjeros.mtas.es/es/general/DatosEstadisticos_index.html

(4) http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft20%2Fe260&file=inebase&L=

(5) http://www.elpais.com/articulo/economia/Nokia/dispara/beneficios/netos/67/2007/elpepueco/20080124elpepueco_11/Tes

(6) http://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa_reest_paro_pdftot.pdf

(7) Según los datos oficiales del Ministerio de Trabajo, del 31 de diciembre de 2006 a igual fecha de 2007, los extranjeros inscritos en los Servicios Públicos de Empleo se incrementaron en 41.814 personas, lo que supone un 24,57% más de desocupados.

(8) En: www.expansion.com (08/01/2008).

(9) Estudios Económicos de Caja Inmaculada, 30/12/2007.

(10) El volumen total de la Acción Exterior de la Unión fue de 5.867 millones de euros para todo el año 2006, según el informe del presupuesto que presentó el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea-

(11) En: www.expansión.com (15/07/2006).

(12) González Ferrer, A. (2002) Efectos macroeconómicos de la inmigración. Impacto sobre el empleo y los salarios de los nativos. Papers Instituto Juan March, nº 66, pp. 133-153. p. 8.

(13) Altoni, J y Card, D. (1911) "The effects of inmigration on the labor market out comes of less-skilled native", en Bowd, A; Freeman, R. B. (eds) Inmigration, Trade and the Labor Market. University of Chicago Press, Chicago.

(14) Zimmermann, K. F. (1994) "Some general lessons for Europe´s migration problem", en Giersch, H. (ed.) Economic aspects of International i migration. Springer-Verlang.

(15) Simón, H. J.; Ramos, R y Sanromá, E. (2007) Segregación laboral y estructuras salariales de nativos e inmigrantes en España. Un análisis con datos emparejados empresa-trabajador. Workpaper Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, S. A.

(16) DELGADO GODOY, L. (2002) La inmigración en Europa: realidades y políticas. Documento de Trabajo, 02-18. Unidad de Políticas Comparadas (CSIC). p. 4.

(17) Actitud antes las minorías étnicas (2002)

PAÍSTOLERANTESAMBIVALENTESINTOLERANTES
Alemania53%29%18%
España77%18%4%
Francia55%16%19%
Finlandia71%21%8%
Suecia76%15%9%
Reino Unido58%27%15%

Fuente: DELGADO GODOY, L. (2002) La inmigración en Europa: realidades y políticas. Documento de Trabajo, 02-18. Unidad de Políticas Comparadas (CSIC). p. 4.

(18) NAÏR, S. (2001) "Inmigración e identidad", en El PAÍS, 12 de marzo.

(19) Díez Nicolás, J y Ramírez Lafita, M. J. (2001) La inmigración en España: Una década de investigaciones. IMERSO, Madrid

(20) La encuesta se realizó en: Alemania Oriental, Alemania Occidental, Italia, Bulgaria, Hungría, República Checa, Letonia, Noruega, Rusia, Eslovenia, Irlanda, Nueva Zelanda, Eslovaquia, Austria, Japón, Polonia, Gran Bretaña, Filipinas, Suecia, España y Canadá.

(21) En: www.larioja.com.

(22) En el Diario Hoy, 27/09/2006.

(23) La población inmigrante en Madrid consume el 46% de la factura en programas sociales de la región, entre los que se incluyen, prestaciones por desempleo, fomento de la inserción laboral o seguridad ciudadana, entre otros. En: www.expansión.com (15/07/2006).

(24) http://www.farmaindustria.es/farmaweb/7pb43811prod.nsf/0/a3f42686103a80bdc1256e770025dbdb/$FILE/25%20-%2034%20gasto%20farmaceutico.pdf

(25) Parrilla Ruiz, FM; Cardenas Cruz, Dp; Vargas Ortega, DA; Martínez Cabezas, S; Díaz Castellanos, M. A; Cárdenas Cruz, A. (2003) Reflexiones de la asistencia sanitaria al inmigrante en una unidad de urgencias. Medicina de Familia, vol. 4, nº 3, noviembre. (p. 44).

(26) En: www.expansión.es (15/07/2006).

(27) En: www.expansión.com (15/07/2006).

LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE LA INMIGRACIÓN

LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE LA INMIGRACIÓN

Alberto RECARTE

 

   En los párrafos que siguen, en otras siete secciones diferentes, he procurado sistematizar los aspectos negativos de una inmigración del tamaño e imprevisibilidad como la que nos afecta.

   Dentro de lo que cabe, lo más sencillo es explicar el aumento del gasto público, que distorsiona las cuentas de las autonomías y corporaciones locales, y lo más difícil acertar con el grado de importancia de los otros fenómenos que, en el caso español, están acompañando a este proceso, como la presencia de mafias, que intervienen ya en la propia organización de la inmigración, y su posible efecto corruptor en un sistema político no preparado, ni legal ni prácticamente, para enfrentarse a ese tipo de problemas.

   En estos últimos meses, por otra parte, estamos asistiendo a un nuevo fenómeno, la llegada a Canarias de miles de subsaharianos, atraídos por la política de "papeles para todos" de este gobierno. Hasta ahora, y a pesar de su dramatismo y espectacularidad, las pateras y los cayucos eran desde un punto de vista cuantitativo anécdotas en un mar de inmigrantes. Están dejando de serlo y son ya un problema de magnitud equivalente al que tuvo que enfrentarse Estados Unidos con la llegada de todo tipo de embarcaciones procedentes de todo el Caribe, y que les obligó a modificar las leyes de acogida. Un cambio político que el actual gobierno, populista y demagogo, no se atreverá a afrontar.

El aumento del gasto público

 

   Donde se produce un aumento inmediato del gasto por la presencia de inmigrantes es en la educación. En conjunto, según el Ministerio de Educación, hay al menos 460.000 alumnos de padres inmigrantes matriculados en primaria y secundaria en toda España. El coste medio por alumno para la administración correspondiente, en este caso la autonómica, fluctúa entre los 2.600 y los 3.600 euros anuales por alumno, por lo que el total puede ascender a 1.360 millones de euros anuales. Un gasto que recae totalmente sobre las autonomías, mientras los ingresos fundamentales derivados del trabajo y legalización de inmigrantes los recibe la administración central (cotizaciones a la seguridad social e IVA, como hemos visto en el apartado anterior). Un gasto que la administración central no está compensando a las autonomías.

   El gasto en sanidad también es relevante con una población extranjera residente. Con un número de altas del entorno de las 3.700.000 personas, según el padrón municipal, y un coste por persona y año de 1.000 euros aproximadamente –una cifra probablemente más alta, aunque ése sea el gasto medio–, los gastos sanitarios totales de la población inmigrante que paga la administración autonómica alcanzan, al menos, los 3.700 millones de euros. Y también en esta ocasión lo soportan las autonomías, con una compensación mínima por parte de la administración central.

   El coste derivado de las prestaciones y subsidios de desempleo ascenderá en 2006, probablemente, a 770 millones de euros y su tendencia es a crecer a ritmos superiores al 20% anual. Téngase en cuanta que la tasa de desempleo de los inmigrantes es superior a la de los españoles y que está aumentando.

   No hay, por ahora, gasto por pensiones contributivas, porque lo reciente del fenómeno implica que prácticamente ningún inmigrante ha cotizado un número de años suficientes para generar derecho a pensión. Por eso la situación financiera de la seguridad social es tan positiva. Recibe cotizaciones sociales y no paga nada a los inmigrantes. Los gastos educativos, sanitarios, por desempleo y otras eventualidades no corren a cargo de la seguridad social.

   El total, por tanto, directamente cuantificable, del incremento de gastopúblico provocado por los inmigrantes, asciende a un mínimo de 6.000 millones de euros.

El aumento del gasto público no cuantificable

 

   El incremento de población que suponen los inmigrantes está obligando a hacer inversiones extraordinarias en todo tipo de infraestructuras: carreteras, conducciones de agua, urbanización de nuevos centros de población, construcción de colegios, hospitales y centros de salud, de comisarías, juzgados y prisiones. Las necesidades de una población de 44 millones de personas obligan a invertir masivamente en todo tipo de infraestructuras. ¿Cuánto supone esa nueva inversión? No dispongo de ningún dato solvente que pueda aproximar la cifra.

   Al margen de las infraestructuras, los gastos anuales derivados de las mayores necesidades en salarios y otros gastos consuntivos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, juzgados y prisiones es relevante, aunque difícil de calcular. Por más que, por ejemplo, cerca del 40% de todos los presos que cumplen condena en cárceles españolas (en total, alrededor de 80.000 personas) sean extranjeros.

   Otro dato relevante es el gasto en el que incurren los ayuntamientos, con presencia significativa de inmigrantes, por la prestación de todo tipo de servicios sociales y por ayuda para la vivienda de los menos favorecidos que, en muchas ocasiones, también son inmigrantes.

El crecimiento de la economía sumergida

 

   He señalado anteriormente que la presencia de inmigrantes en la mano de obra introduce flexibilidad en la economía española. Pero también es cierto que la continua presencia de cientos de miles de ilegales, animados por los sucesivos procesos de regularización del PP y del PSOE (el último, el más escandaloso, el correspondiente a 2005, que ha supuesto un sonoro efecto llamada), obliga a operar a trabajadores y empresas con dinero negro en muchas ocasiones.

   El dinero negro distorsiona el cálculo económico y significa competencia desleal para todos los que cumplen estrictamente con la legislación. Es difícil valorar cuánto de la economía sumergida está provocada por los inmigrantes ilegales y sus empleadores y cuánto por el comercio de drogas, la multiplicación de robos y hurtos y por los todavía muy altos impuestos. Tenemos datos que indican que es un fenómeno importante y descontrolado; uno de ellos es la enorme cantidad de billetes de 500 euros en circulación en España, una acumulación que ha llamado la atención al propio Banco Central Europeo.

La inseguridad pública

 

   Bastaría con que el 1% de los inmigrantes fueran delincuentes para que tuviéramos un problema de orden público de gran magnitud. Problema que sí tenemos. Un 1% de 4.000.000 personas son 40.000 personas. En la cárcel hay más de 30.000 extranjeros y son muchos miles más los delincuentes que están en búsqueda y captura, en libertad condicional o en libertad sin cargos, pero delinquiendo.

   Los problemas de orden público se pueden convertir en irresolubles si los delincuentes operan a través de mafias, lo que parece está ocurriendo en España. Por la experiencia de otros países, las mafias pueden acabar con cualquier estado de derecho o en transición a una posible democracia; lo hemos visto en Italia, en Rusia y en toda Latinoamérica. Y es evidente que no tenemos ni leyes, ni jueces, dispuestos a luchar contra ese fenómeno. El problema de las mafias es que corrompen a las distintas administraciones públicas y los organismos que las integran.

   Es verdad que es más llamativo el problema de asesinatos, robos, con violencia y sin ella, y hurtos, pero el problema es más grave si esa violencia se ejerce a través de mafias, que con enormes cantidades de dinero a su disposición influyen sobre grupos de funcionarios, policías, jueces y políticos. Sin minimizar el coste económico de tener que protegerse contra la violencia. Muchos de los puestos de trabajo que se están creando son absolutamente improductivos, y no me refiero sólo al conjunto de funcionarios ocupados para protegernos a todos, nacionales e inmigrantes honrados, sino a los gastos en seguridad personal y las inversiones en incrementar esa seguridad.

   Otro apartado diferente, y que también genera gasto público, que es lo que estamos analizando en esta ocasión, es el de la denominada "violencia de género". Si más de la tercera parte de todas las mujeres asesinadas son inmigrantes, es evidente que se trata de un fenómeno importado con la inmigración, que se suma a la violencia existente en nuestra sociedad antes de la llegada de inmigrantes.

 

Los costes económicos, sociales y políticos derivados de una población que no se integra

 

   En la experiencia europea, con inmigraciones consolidadas desde hace 40 años, como ocurre en el caso de Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda y países nórdicos, la religión musulmana, en su interpretación más integrista, impide la convivencia a largo plazo y la integración con la población autóctona de las personas con esa religión. El coste de la no integración puede ser brutal, no ya por la violencia terrorista de los radicales islámicos, sino por las inversiones, gastos y reorganización de la vida social a que obliga el fenómeno terrorista. En España, tenemos la experiencia de cómo ETA ha influido y condicionado el desarrollo de muchas instituciones sociales y políticas. Las elevadísimas cifras de radicales islamistas entre la población musulmana, que hemos cifrado en torno a las 800.000 personas, multiplica la gravedad del fenómeno.

   En países como Francia la radicalización y el enquistamiento social y político de una enorme masa de inmigrantes se ha traducido en xenofobia, la constitución de partidos de ultraderecha y la desaparición del estado de derecho en las zonas donde se asientan los inmigrantes radicales.

La explotación fraudulenta del estado del bienestar

 

   Nuestro sistema de protección social, denominado vulgarmente estado de bienestar, sin ser tan extremo en sus ayudas como los de los países de la Europa continental desarrollada, está pensado para una población determinada, la española, de escaso crecimiento demográfico y con una población activa relativamente reducida.

   La llegada masiva de inmigrantes y su incorporación al mercado de trabajo supone ingresos por cotizaciones sociales para la seguridad social y compromisos a muy largo plazo en pensiones. Los posibles problemas son los derivados de la absoluta gratuidad de la educación y sanidad y el acceso generoso a las prestaciones y subsidios de desempleo y a todo tipo de pensiones no contributivas. En caso de una crisis que afectara con especial virulencia al sector de la construcción, por ejemplo, los pagos por desempleo podrían dispararse. Esta es la experiencia, por otra parte, de los países europeos más desarrollados. Sus legislaciones tampoco previeron la integración masiva de inmigrantes. Por presiones políticas y sindicales han sido incapaces de adaptar su legislación a esa nueva realidad y han terminado por tener un problema financiero de primer orden en sus respectivos sistemas de seguridad social.

El crecimiento de la población no productiva de origen inmigrante

 

   Ya hemos visto en los datos sobre inmigración que la tasa de actividad de los inmigrantes no europeos es altísima, en torno al 70%. Esa situación puede cambiar en cuanto el fenómeno del reagrupamiento familiar se extienda. Lo lógico es que, si el país de origen es un estado fallido, el cabeza de familia reclame a toda su familia. No sabemos de qué magnitudes estamos hablando. Posiblemente de millones de personas. Directamente no productivas, que tendrán que vivir con los bajos salarios que, en general, logran los inmigrante y a los que habrá que ayudar, de acuerdo con nuestra legislación, con todo tipo de transferencias sociales.

   Que yo sepa nadie ha podido calcular ni las posibles personas implicadas ni el coste adicional para las administraciones públicas de integrar a esas familias reconstruidas.

INMIGRACIÓN, CAPITALISMO, PROTECCIONISMO E IDENTIDAD. EL CASO ESPAÑOL

INMIGRACIÓN, CAPITALISMO, PROTECCIONISMO E IDENTIDAD. EL CASO ESPAÑOL

Informe Verstrynge sobre Inmigración

 

"¿Y si ese encarnizamiento de los de arriba en obligar a los de abajo a abrir los brazos  [a la inmigración] no fuese más que una nueva modalidad del desprecio de clase? La cuestión de la inmigración es la que expresa en toda su profundidad el divorcio entre las elites y la Nación".

Christine Clero "Le cri étouffé des petits blancs", en la Revista Marianne, 24-XI-06.

 

     LA MUERTE DE LA INMIGRACIÓN.

 

   Es cierto (y sabido) que, cuando amenaza crisis económica, de pronto los medios de comunicación comienzan a mostrar mozas dotadas de esplendidos caracteres sexuales segundarios; mensaje subliminal, vaya, para indicar a las féminas que lo bueno es la maternidad, el hogar y... dejar puestos de trabajo libres para los varones. Ahora es extremadamente revelador (y alarmante) ver como el concepto de raza y su utilización en las ciencias sociales vuelven al galope. ¿Es para separar los que deben ser privilegiados de los demás? Por ejemplo, se comenta la aparición de un libro de Didier y Eric Bassin titulado "De la question sociale a la question raciale?"(1). Un paso importante desde que, en su libro "Face au racisme" (2), P. A. Taguieff subrayara que "la incapacidad de una determinada izquierda progresista para pensar el renacimiento de los estereotipos xenófobos y antisemitas..., y el ascenso del Front Nacional, precisamente han permitido tomar conciencia de las ilusiones y de los límites de la acción antirracista tal y como ha sido llevada hasta ahora... La lucha contra el racismo o la xenofobia... no puede ya obviar trabajos e investigaciones de las ciencias sociales... Esto es un aviso a los antirracistas del futuro: un día, tendrán que adaptarse". Jean Birnbaum, a su vez, explica que "hoy el movimiento antirracista conoce una crisis sin precedente... Algunos investigadores sociales intentan considerar no ya el ... sino la como representación colectiva y como categoría ya inobviable:... Lo que era ocultado se ha tornado omnipresente, lo callado es hoy un lugar común... [Se habla de] recolocar el hecho racial en primera fila y ello por dos motivos: por una parte, se asiste a la liberación de un discurso tendente a la estigmatización de tal o cual población en función de sus orígenes o de su color de piel... Por otra parte, hay que reconocer que los mismos marcadores identitarios pueden, a la inversa, ser utilizados para luchar contra la discriminación" (3). Concluye Taguieff que "la raza se ha transformado en un arma política, utilizada por los actores para defender intereses, atraer electores, reivindicar posiciones y consolidarlas".

 

   Lo cierto es que, el 06-XI-2006, el diario británico "The independent" publicaba una "carta étnica de Gran Bretaña" en la que distingue entre "blancos"; mestizos "subdivididos en hijos de blancos y negros del Caribe", ídem "de África", de "blancos y asiáticos", y "otros de origen mixto"; "asiáticos o ingleses de Asia", subdivididos en iraníes, paquistaníes, blangladíes, y otros; "negro o ingles negro", subdivididos en caribeños, africanos, y otros origen negro; "chinos y otra población étnica", subdivididos en chinos, y "otros"... Y así ya están identificadas, por ejemplo, las zonas donde hay más paquistaníes (el barrio de Frizinghall, en la ciudad de Bradford: 73% de la población), judíos (en Salford), mestizos (Princes Park, en Liverpool: 11%).

   Y en la misma dirección se va en Francia: la encuesta del INSEE (o sea la Seguridad Social) se prepara, en el futuro, a "recoger informaciones sobre el origen de las personas, las pertenencias étnicas declaradas y los factores discriminatorios (color de la piel, acento, prácticas alimentarías, etc)". Y es que, como afirma la socióloga Dominique Schnapper, "el establecimiento progresivo de estadísticas étnicas se ha tornado, sin duda, inevitable". El propio Presidente de la República, Sarkozy, se ha declarado "favorable a la mención de los orígenes tanto en las empresas como en las estadísticas de delincuencia" (4).

   Igualmente, en los USA, y ya desde el año 2000, se pregunta si la persona es "Spanish/Hispanic/Latino" o "Puerto Rican", o bien "Mexican, Mexican Am, Chicano" o "Cuban", y si son de raza blanca, o "Black, African Am, or negro" etc, etc, etc. En Holanda a su vez se pide, en el censo, el lugar de nacimiento del censado más el de los dos progenitores.

 

   Es cierto que, en algunos casos, hurgar en el origen racial se ha debido originariamente a los efectos de la concesión de conocer la situación e importancia de las minorías raciales discriminadas a afecto de compensaciones administrativas y de otro tipo; pero, en otros casos, el mensaje es claro: dejar de escuchar a los que afirman (inmigraccionistas de extrema izquierda, liberaleslibertarios, y determinados neo-liberales ultras) que no hay que hacer nada para impedir la inmigración salvaje pues de lo que se trata, con la inmigración, es de un aspecto más de la mundialización neoliberal, y que la inmigración salvaje no sería rechazable si de lo que se trata es de cambiar el mundo. Pero hoy, prohibir las regulaciones masivas y regular el flujo migratorio se esta transformando en un imperativo político, económico y social (cuando no incluso también religioso); y, cuando eso no es posible, se termina procediendo a repatriaciones cada vez más intensas (caso de Europa), o masivas (caso de Malasia, por ejemplo), o edificando muros y vallas (USA, España,...), o/y zonas tampón (por ejemplo el Maghreb ante de la frontera sur de la UE).

   Demasiado Estado o demasiado mercado matan, respectivamente, al Estado o al mercado... y demasiada inmigración matará, tarde o temprano, a la inmigración, previo pase por cerrojazos, broncas, enfrentamientos étnicos, y lepenización de las mentes. Así, según sondeo de TNS-SOFRES (5) 26% de los franceses "se declaran de acuerdo con las ideas de J. M. Le Pen... y sólo un entrevistado de cada tres franceses juzga sus posiciones inaceptables...".

   Tomemos ahora el caso español: 5 millones de españoles se estima que emigraron a América Central y del Sur posteriormente a Colón. La misma cifra ha entrado en España en los últimos 5 años; sólo que tan sólo a España, y no a las dos terceras partes de un inmenso continente. ¿Entonces? Siendo el pueblo español un pueblo acogedor, consciente de haberse instalado, a veces violenta y masivamente, por todo el ancho mundo, es lo cierto que "demasiado es demasiado", tanto en cantidad como en velocidad de los flujos. Y no es exagerado pensar que, para cada vez un mayor número de españoles, esta inmigración es tan masiva que recuerda el aserto de Jordis Lohausen (6): "Una inmigración puede sustituir una invasión" (7).

 

   Van cambiando las percepciones, y de forma inquietante pero lógica. Porque a los españoles nos van a malograr. Por ejemplo: Sobre si los inmigrantes pueden traer sus familias, la respuesta es, generosamente, "si" para el 73%; acceder a la educación pública, generosamente: 92,5%; tener asistencia sanitaria gratuita: generosamente 81·%; obtener un puesto de trabajo en igualdad de condiciones que los españoles: generosamente 86,4%, etc. No nos importa mucho, generosamente, que lleguen a ser a nuestros jefes o casarse con un familiar nuestro, o que vayan a los mismos colegios que nuestros hijos... Sí, pero, cuando en el Barómetro del CIS de Noviembre de 2005, la inmigración era el tercer problema (detrás del paro y del terrorismo), en el de Septiembre del 2006, se transformó en el primer problema (casi el 60%), el segundo el paro, y el tercero la vivienda (pero es que ambos tienen que ver con la cuestión migratoria). ¡Cuanta ceguera frente hacia donde nos encaminamos! Pues ya en el Barómetro noviembre del 2005: 1) el 92,9% de los españoles consideraban que los inmigrantes eran, entre "bastantes" y "demasiados"; 2) 6,8% consideraban que había que permitir la "entrada libre" frente a 90,7% que se muestra partidario de algún tipo de limitación. Y sin embargo la clase dominante, claramente apoyada por patronales, sindicatos, y medios de comunicación, no sólo no se da por aludida, o escurre el bulto, sino que insiste una y otra vez en que lo que la "sobreinmigración" no sólo es "inevitable", sino "beneficiosa"...

 

PRIMER MITO: "TODOS CONTENTOS".

 

   La inmigración se hallaría, dicen, en el origen del crecimiento español. En realidad, el agente principal del crecimiento español ha sido el ingreso en la UE, el 01-01-1986. Desde entonces hemos crecido 20 puntos, es decir, un punto por año. Como señala Concha Martín (8) "buena parte de los avances se explican por los fondos a los que España ha podido acceder y que suman más de 150.000 millones de euros en estos últimos 20 años". Financiación de la agricultura, de las infraestructuras, ayudas a empresas, al desarrollo regional, a la cohesión, a la formación: una auténtica lluvia de dinero que hay que sumar a algo menos aludido (y por ello menos conocido): los latigazos económicos provocado por el acceso del mercado europeo, la devolución de la moneda, cuando se pasó al euro, y además por los colosales déficits y endeudamientos tanto de las autonomías como de los municipios (9). No significa esto que el aporte económico de la inmigración haya sido despreciable pero, como veremos, ha sido mucho menor de lo que afirma el "molinillo de rezos" del "pensamiento cero", y con muchas más disfunciones de lo reconocido... De hecho hay toda una mitología sobre la inmigración, sostenida tanto por la izquierda "bien pensante" "caviar", y por las clases dominantes y... también por las ONG, tan atentas ellas a un mercado tan expansión como es el de los pobres, de allá y de acá (10), tan en expansión y tan rentable a la hora de mamar de los presupuestos estatales.

 

SEGUNDO MITO: "LOS INMIGRANTES VIENEN A DESEMPEÑAR TRABAJOS QUE LOS AUTÓCTONOS YA RECHAZAMOS"

 

   Falso.Vienen a desempeñar trabajos que están muy mal pagados. Si la remuneración fuera decente, esos puestos de trabajo estarían ocupados por los españoles o por los "comunitarios". Y cualquier sociólogo sabe que (desgraciadamente) el estatus social está hoy prácticamente determinado por la remuneración (antaño lo era por el prestigio social). Lo bien pagado es lo hoy valorado, y no es abandonado a terceros. Comparen ustedes estas dos noticias, 1) "Uno de cada tres nuevos médicos en España ya es extranjero" (11); y 2) "Mil médicos españoles emigran cada año mientras las autonomías fichan a extranjeros" (12). Y no es sólo aquí: afirma Heidi Przybyla (13) que, en los USA, "un creciente número de economistas no cree que los estadounidenses no estén dispuestos a aceptar empleos modestos; son los salarios, y no el trabajo en si, lo que los mantienen al margen. Los estudios de esos economistas demuestran que muchos estadounidenses quieren los empleos que toman los inmigrantes, sólo que no pueden aceptarlos por las menguantes pagas y prestaciones.... [Por todo ello] la idea de que se necesitan personas para cubrir los empleos que no aceptamos es una locura".

   Pero, y además (y seguimos siendo los españoles "buenos chicos" pues, en el Barómetro de Noviembre de 2005, tan sólo el 47% pensaban que "por lo general, los sueldos bajan como consecuencia de la llegada de personas que vienen a vivir y a trabajar a España"), es evidente que la inmigración tira los salarios a la baja (14). Hasta hace poco había una relación inversa entre la desigualdad interior y la exterior. Así, 1) la Francia de Luís XIV no tenía un nivel de vida medio inferior del Imperio chino, pero en ambos países la desigualdad interior era brutal; 2) la desigualdad se redujo en Europa durante la era del Keynesianismo, a la par que aumentaba la desigualdad entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado. Hoy, da la casualidad de que, aumentan simultáneamente la desigualdad interior y entre naciones.... Pues bien: en ese proceso mucho tiene que ver la inmigración, y (como veremos) también las deslocalizaciones. Es sabido que existe una ley en economía de libre-cambio: los salarios tienden a alinearse sobre aquellos pagados en los países en los que peores salarios se pagan. Súmese a eso el hecho de que la inmigración permite importar los salarios bajos de los demás y se podrá comprender por que el salario medio de los españoles no ha aumentado desde ¡1997! El obrerito español (y europeo) ha podido ser "calmado a la fuerza" en sus reivindicaciones, antaño mediante un ejercito nacional de parados, y hoy por uno mundial. De ahí la felicidad de las patronales por una parte, y de los sindicatos "compradores", vendidos (15), por otro: en el primer caso, producto de una miopía económica drástica pues salarios más bajos implican demanda global deprimida (excepto endeudamiento de las familias hasta las cejas, caso de España; pero ¿por cuánto tiempo sostenible?) y, lo que es peor para los patronos, freno a ganancias reales productividad. Así, explica Guillermo López Casanovas, de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que hay que rechazar la idea de que la inmigración aumenta la productividad: "La mayoría de los inmigrantes trabajan en sectores de productividad débil y en peor forma de toda la UE. La llegada de inmigrantes permite quizá evitar que algunas fábricas cierren, pero sólo hace retrasar la solución del gran problema de la economía española, a saber la productividad. Sin la inmigración, el necesario proceso de adaptación ya habría comenzado". Mismo sonido de campana desde Xavier Salai Martín, de la Universidad de Columbia: "los inmigrantes, cuando llegan aquí, empujan los salarios a la baja e interrumpen las evoluciones tecnológicas" (16). En cuanto a los sindicatos, favorecer sistemáticamente a los inmigrantes, o sea alinearse sobre la patronal y aceptar la competencia desleal para con el trabajador autóctono en material salarial, les conducirá, no a lo que ellos creen (a aumentar la afiliación o a compensar las pérdidas de la misma), sino a perder la base estable nacional, europea, sobre la que se asientan. Corren hoy los sindicatos por la misma pendiente de una izquierda por la que es cada vez más difícil hacer votar a las clases obreras....

 

TERCER MITO: "ACOGIENDO LOS POBRES DE LOS PAÍSES EMISORES, CONTRIBUIMOS A ALIVIAR, ALLÁ, ADEMÁS DE COYUNTURAS NEGATIVAS PERSONALES, COYUNTURAS NEGATIVAS NACIONALES".

 

   Si la inmigración impide, acá, la mutación necesaria en la productividad, impide en parte allá, es decir en origen, el necesario despegue económico y científico. Y ello porque esos países son sangrados de los mejor de sus cuadros... Porque no son aquellos con una mano delante y otra detrás los que mayoritariamente vienen acá, sino los que están formados (a costa del erario público) y los que tienen capacidad (individual, grupal, o familiar) de generar el excedente con el que pagan el cayuco, al traficante,... y al funcionario del Estado que mira para otro lado. En otras palabras, como afirma Ángel Aranda (17), dando cuenta del "Estudio sobre Inmigración y Transformación Social en España" (18): "Sorprendentemente, y contrariamente a lo que suele pensarse de forma generalizada, la pobreza de los inmigrantes no es un factor predominante a la hora de trasladarse a miles de kilómetros de distancia con la esperanza de iniciar una vida mejor". De hecho, según los catedráticos Enrique Argullol y Guillem López (también de la Pompeu Fabra, de Barcelona), "los inmigrantes que se asientan en España no son los más pobres de sus países. Cuando más pobre se es, menos se emigra"....

 

   El drenaje de cerebros: En cuanto a la formación, el 20,7% de los inmigrantes a España la poseen universitaria (contra 23,2% en los autóctonos) (19)". Y se trata de un fenómeno generalizado: El informe "International Migration, Remittances & Brain Drain" del Banco Mundial (20), afirma que "una proporción importante de las poblaciones con educación de los países pobres abandonan estos, lo cual es particularmente preocupante en ámbitos tan cruciales como la salud o la enseñanza" (21). El daño provocado a los países de origen puede reflejarse en la noticia de que hay más médicos de Malawi en Manchester que en todo Malawi... ¿Suplen las remesas esa hemorragia?

 

CUARTO MITO: "LOS INMIGRANTES APORTAN MÁS DE LO QUE CUESTAN".

  

   Falso doblemente, ni con carácter inmediato, ni a término, es cierta esa afirmación. Y además, depende de "¿para quién?". Es evidente que, si a largo plazo, los inmigrantes frenan los incrementos de productividad, a corto plazo son muy rentables para el capital, tratándose de mano de obra barata, sumisa y paciente. Ello por ahora; porque téngase en cuenta que con la generación aquí nacida, o aquí traída desde la infancia, el panorama variará considerablemente, acabándose (véanse Francia y sus suburbios) lo que para muchos suple el "mito del buen salvaje". Tomemos esta afirmación de H.M. Enzensberger (22): "Nadie emigra sin promesa. Antaño, lo que vehiculaba la esperanza eran las leyendas y los rumores. La Tierra Prometida, la Arabia feliz, la legendaria Atlántida, el Dorado, el Nuevo Mundo: tales eran los relatos mágicos que incitaban a las masas a emprender el camino. Hoy, son sustituidos por la imágenes... que la red mediática planetaria manda hasta el último pueblecito del Tercer Mundo". Ahora bien, aquí reside uno de los factores que explicarían la relación real, existente, entre sobrecriminalidad y sobreinmigración.

   Porque ese mundo ideal descrito es ficticio también en este caso. Volvamos a Enzensberger (pág. 25): "Dichas imágenes contienen aún menos realidad que las leyendas de moda en el inicio de los tiempos modernos, pero su efecto es incomparablemente más potente. En particular, la publicidad es vista..., en el Tercer Mundo, como la descripción fiable de un modo de vida posible". Con consecuencias muy graves. Porque ¿qué pasa con los hijos de los inmigrantes, aquí instalados? Se tratará de personas que, mentalmente, han pasado de agradecer (más o menos), a exigir (más), y ya no se conformarán con un "salario de clandestino". Y, o bien obtendrán más que aquello con que sus padres conformaban, o bien tenderán a la sobredelincuencia, generando por cierto un incremento del gasto público y privado en materia de lucha contra la delincuencia, pero también en otros ámbitos...

 

   Y con la cuestión de la inseguridad estamos entrando en si la inmigración es un gran negocio no sólo para el capital, sino también para él español de a pie. Ya hemos visto que se disparan, por la inmigración, los gastos públicos en materia de seguridad ciudadana y justicia (23). También lo harán en otro ítem como es la sanidad. Lo harán vía muchos factores, pero en particular por las interconsultas y los medicamentos; y si no se incrementa el gasto (porque se comprima), entonces asistiremos a una degradación de la asistencia sanitaria: de hecho las listas de pacientes de muchos médicos de la Seguridad Social no recogen aquellos numerosos enfermos carentes de tarjetas sanitarias. Lo mismo acontece con la enseñanza en la que hay que gastar mucho más si queremos detener la caída en picado del nivel en las escuelas públicas a pesar de los esfuerzos desesperados del profesorado. El caso de Madrid es perentoriamente ilustrativo: La población inmigrante en Madrid representa el 12,1% del total. Sin embargo, consume el 46% de la factura en programas sociales de la región, entre los que se incluyen prestaciones por desempleo. El fomento del alumno extranjero cuesta anualmente 2.976 euros, cien más que un nacional (24).

 

   Siete factores más empeoran el panorama:

     1º. En breve, y como es lógico, la parte de la Europa Central ingresada en la UE detraerá una cantidad cada vez mayor de los fondos que hasta ahora eran destinados prioritariamente a España.

     2º. El Sistema Impositivo español es, de hecho, cada vez más regresivo. Por ello, los sobregastos derivados de la inmigración serán financiados, sobre todo por lo que paguen las clases medias y bajas (y no por las clases altas, que son, además, las más beneficiadas por la inmigración).

     3º. Cada vez más el paro recae sobre los inmigrantes, y (recuérdese el punto anterior) se disparan los gastos que los demás tenemos que financiar para cubrir el seguro de desempleo. Ya Guillem López Casanova (otra vez de la Pompeu Fabra) (25) señaló recientemente que no sólo "sin la inmigración el proceso de adaptación [de la economía española] ya se habría iniciado, [sino que] a la inversa, acumulamos hoy una población en edad laboral que, en caso de crisis puede tornarse un problema". Pues bien éstas son las últimas noticias: "Casi la mitad de los nuevos parados en noviembre [del 2006] eran extranjeros... El paro se ha concentrado en sectores con gran presencia de inmigrantes (servicios y construcción)" (26). Y así seguirá y se incrementará.

     4º. Y no digamos ya la sangría que se prepara cuando haya que pagar transferencias afuera de nuestras fronteras por las pensiones de jubilación.

     5º. En cuanto al tan cacareado aporte de los inmigrantes frente al déficit de la Seguridad Social, el caso de Madrid es definitorio: los inmigrantes suponen un 12% de los afiliados a la Seguridad Social, pero sus cotizaciones apenas llegan al 6%....

     6º. Y, además, lo que pagan los inmigrantes como fiscalidad es mucho menos de lo que suponen como gasto. Según Fernando Merry del Val y Lucía Figar (en una investigación para las Consejerías de Economía e Innovación Tecnológica y de Inmigración, ambas de Madrid) (27): "el aporte global de los inmigrantes residentes en Madrid a la Hacienda estatal ascendió a 1.115 millones de euros en el 2005; mientras su gasto en servicios sociales, sanidad y educación se elevó a 1.374 millones". O sea que "el aporte fiscal que realizan los inmigrantes es exiguo: cada inmigrante paga una media anual de 1.468 € en concepto de IRPF, IVA y cotizaciones a la Seguridad Social, mientas que sus gastos en servicios sociales, sanidad y educación ascienden a 2.097€. Por tanto, cada extranjero genera un saldo negativo de 629 € anuales a las arcas públicas".

   Añadamos a esto que si la cesta de la compra media española es de 6.577€, la de un inmigrante apenas rebasa el 50% de aquella; en ese aspecto no contribuyen sensiblemente a la inflación, pero tampoco al consumo. Sí que está claro, sin embargo, que en el sector de la vivienda, el españolito medio sufre la presión inmigratoria: durante el primer trimestre del 2006, un 13,41% de los pisos fueron comprados por extranjeros, contribuyendo a disparar los precios del metro cuadrado.

     7º. Atención al gasto público "no cuantificable": porque aumentos de la población inmigrante tan brutales como el sufrido por España, y además en un tiempo record, suponen una auténtica explosión de inversiones en carreteras, conducciones de agua y gas, urbanizaciones, nuevos colegios, hospitales y centros de salud, comisarías, juzgados, prisiones, ayudas especiales a extranjeros (guarderías, comedores, ayudas para la educación...) (28).

 

   Pero insistamos sobre la cuestión de las ayudas y de las remesas: en julio del 2006, el número de parados extranjeros era de 133.109 personas, o sea un 21,6% más que un año antes; sin embargo el aumento de las prestaciones percibidas había aumentado (en el mismo plazo) un 33%. La importancia relativa en el gasto total pasó del 4,3 al 5,2%. Pero hay que algo peor: porque si lo percibido en concepto de paro sirviera para sostener el consumo interior, el problema sería menor. Sin embargo, en realidad, una parte considerable tanto de los salarios, como de los seguros de desempleo percibidos, sale para el extranjero bajo forma de remesas. Que ello sirva para paliar, al menos parcialmente, en el país emisor la hemorragia de personal formado a expensas del mismo (29) es una cosa sin duda menos desagradable que la desinversión relativa que suponen para España esas transferencias de capital. Se sabe que, en el mundo, las transferencias financieras de los inmigrantes "se han multiplicado por más del doble en 10 años y alcanzan ahora 150.000 millones de dólares según cifras oficiales (en realidad más), es decir, dos veces el volumen anual total de ayudas al desarrollo" (30). En España, en el 2004, de una masa de 20.000 millones de euros percibidas en concepto de salarios, una estimación por lo bajo daría 8.710 millones transferidos lo cual nos sitúa en el octavo lugar en el ranking de países transferidores (31), pero ¡el primero en la UE!: en el 2004, las remesas que de aquí salieron supusieron 3.258´3 millones de euros, es decir más de un tercio más que las que salieron de Alemania, y más del doble de las francesas. Cuando el peso en el PIB de nuestras remesas es de 0,39% (frente al 0,09 de Alemania y el 0,08 de Francia), el incremento de las remesas en los últimos cinco años ha sido de 14,9% (cuando en Francia ha disminuido en un 0,8%) (32). De lo que acabamos de describir, se puede pensar que es una moralmente justa compensación por el daño causado al país de los inmigrantes; pero objetivamente, para nosotros, se trata de una desinversión....

 

QUINTO MITO: "LOS INMIGRANTES TIENDA A REJUVENECER LA POBLACIÓN Y, POR ELLO A ASEGURAR NUESTRA VEJEZ".

 

   Realmente aquí coexisten (y se alimentan mutuamente) dos mitos. O mejor una estafa y un mito. Comencemos por la estafa: se nos dice que corresponde a la población activa mantener a los que dejan de trabajar. ¿Sólo a ella? Es decir, ¿no tienen nada que aportar las enormes ganancias de productividad de las que año tras año se beneficia el capital? Por ejemplo: si hace 20 años se necesitaban tres turnos de 8 horas para producir 300 automóviles, y hoy tan sólo se necesita uno. ¿Nada tiene que ver esa empresa en el mantenimiento de los ya inactivos? Es decir, a productividad mayor obtenida por las empresas ¿no corresponde mayor obligación social? Por lo visto, al trabajador toda la obligación, pero al capital "si te he visto no me acuerdo...."

   Ahora el mito: a saber la mayor natalidad de los inmigrantes. De hecho, estos se adaptan muy rápidamente al patrón dominante de la madre española. Es decir dos hijos por pareja como media. Contribución a una sobrenatalidad: prácticamente nada. Y, de hecho, las parejas inmigrantes adoptan ese patrón de comportamiento por los mismos motivos que las parejas españolas: no se hacen hijos con salarios bajos y con inestabilidad laboral. Pero, además, ese alineamiento sobre el patrón dominante no se consigue por la vía, barata, de la contraceptación, sino por la cara, del aborto. Así casi la mitad de los inmigrantes que abortan lo habían hecho ya antes al menos dos veces. Peor: el 10% de las inmigrantes que abortaron ya lo había hecho entre 5 y 10 veces más antes, a lo largo de su vida. Y eso no son los datos reales, pues muchas irregulares recurren al aborto clandestino. Resultado: entre el 40 y el 50% de los abortos practicados en España corresponden a inmigrantes (33).

 

Dos realidades futuras (si se permite).

 

   Demasiada inmigración, hemos dicho, matará la inmigración. Y será entonces el momento de volver a planteamientos inmigratorios mucho más selectivos (34). Pero esas compuertas en muchos países abiertas de par en par (35) nos van a dejar dos lamentables herencias. La primera es la evolución divergente, aquí, de la situación del obrero y del patrono. Asemejan una autopista, es decir de doble vía, donde se circula en paralelo pero en sentido inverso: el obrero hacia atrás y el patrono hacia delante. Este último se apoya en la complicidad del Estado, de los sindicatos, del poder mediático y del eclesiástico para ganar dinero como nunca. Y como con la inmigración clásica parece no bastar para detener esa bulimia de ganancias, pues les llevamos las empresas a casa: así en España según noticia del 04-12-05 "los beneficios empresariales siguen creciendo más del 20% mientras la economía crece un 3,5%..."(36), pero un tal Instituto de Estudios Económicos "ligado a la CEOE".... recomienda a las empresas que se trasladen a países con costes más bajos" (37). Aquí, en España, o no hay datos o, sencillamente, no los dan; pero en Francia han quedado muy tocados por las deslocalizaciones sectores como el textil, la vestimenta, y el cuero, los electrodomésticos y el electrónico y se calcula la disminución de puestos de trabajo desde 1.270.00 en 1980 a 670.000 en el 2002 (38).

 

   Habitualmente, los inmigrantes son los primeros en poner el grito en el cielo cuando se habla de restringir la inmigración, y, sin embargo, una inmigración excesiva les perjudica tanto como al trabajador nacional. No es sólo que el salario del nacional esté estancado, sino que, además en el 2005, el sueldo real de cada extranjero cayó un 2%. Pensando en toda Europa, escribe Serge Maury (39), que "alentar irresponsablemente una inmigración masiva constituye un crimen cara a millones de inmigrantes ya instalados, en situación legal o no, cuyas condiciones de existencia de vivienda, de trabajo constituyen un escándalo. Toda nueva explosión migratoria hace retroceder sus posibilidades de acceder a una vida decente".

 

   Segunda gran cuestión: el racismo. Y una cosa es condenar el nazismo por lo que fue, es decir, un régimen autoritario, xenófobo e imperialista, y otra cosa tragarse todo lo que la propaganda de la postguerra ha dicho sobre él. Por ejemplo, el antisemitismo antijudío fue central en el nazismo pero, créalo o no el lector, el nazismo incorpora el racismo en general como un elemento más, y no central. Y, sobre los trabajos del báltico Alfred Rosenberg empeñado en demostrar la superioridad de la "raza germánica", es conocido el sarcasmo de Hitler según el cual "Cuando Roma era ya Roma, los germanos aún vestíamos pieles de oso" (40). Y no se conocen restricciones impuestas a los/as ciudadanos alemanes para contraer nupcias con los demás ciudadanos europeos excepto la chorrada de ser "arios". Paradójicamente sin embargo, se equivocaba Maurice Bardeche, el mayor teórico del fascismo en la postguerra (41), cuando afirma que nunca se había visto no quedar nada de un régimen que fuera tan popular. Nos guste o no: algo quedó, quizá porque responde a un elemento básico de la biología del comportamiento, cual es la llamada "ley de proximidad genética". Y ésta nos dice que el grado de sacrificio para con otra persona está en función directa de la similitud genética. Es decir, que excepto sometiéndose a un autocontrol decidido, primero cuido a mis hijos, luego a sus primos, y sólo en tercer lugar al vecinito de la esquina. El racismo lo llevamos pues en los genes, nos guste o no. Y combatirlo requiere un nivel de conciencia y de voluntad no desdeñable. Pero, si lo llevamos en los genes, significa que cualquier error, cualquier abuso, cualquier sobrepasamiento o descuido le beneficia. Y por ello el racismo parece la única herencia del nazismo destinada a sobrevivir, y a expandirse si no se la controla, y a hacer inútiles los esfuerzos en contra si se dejan crear condiciones objetivas favorables para su alimentación. Más aún: cuando se produce sobreinmigración, se produce esa cosa tan aparentemente inesperada como la que describen Sami Nair y Enzensberger Nair: "el inmigrante, una vez integrado se vuelve... intolerante hacia los extranjeros e inmigrantes que llegan posteriormente". Enzensberger: "Dos viajeros en un comportamiento de tren... Están confortablemente instalados, como en su casa... Las plazas libres están ocupadas por periódicos, abrigos, bolsas. Se abre la puerta y entran otros dos viajeros. Manifiestamente existe repugnancia en apretujarse, en liberar los asientos libres y espacio para las nuevas maletas. Los dos primeros viajeros, aunque no se conozcan, manifiestan una sorprendente solidaridad. Frente a los recién llegados, se comportan como un grupo. Se está disponiendo de su territorio. Cualquier que en él penetra es considerado un intruso. Se sienten naturalmente como la gente del país, del que reivindican la totalidad del espacio. No es una visión racional de las cosas. Pero está muy anclada en ellos. [Sólo que] he aquí, ahora, que otros dos viajeros más abren la puerta del comportamiento. El estatus de los dos que previamente han llegado se modifica en el mismo instante. Eran intrusos, marginales; helos aquí, de pronto, transformados en autóctonos. Desde ese momento, forman parte del clan de los sedentarios, propietarios del compartimiento, reivindicando todos los privilegios que se atribuían los predecesores. Paradójicamente defienden así un territorio [y] no sienten la menor simpatía por esos últimos llegados.... Téngase en cuenta que todo el proceso está condicionado (a la postre, determinado) entre otros, pero con especial inmediatez, por la capacidad del departamento... variable en función, volvamos a tierra, de factores económicos a su vez condicionados por la no tendencia al empobrecimiento per cápita de los ocupantes "instalados" e incluso por la no tendencia a la merma de sus expectativas" (42). Por ello es por lo que cada vez más inmigrantes en Francia votan por Le Pen o por Sarkozy.

 

   Las gentes de a pie piden protección para el Pueblo frente a la mundialización y sus consecuencias (inmigraciones y deslocalizaciones masivas; arbitraria circulación de capitales; sometimiento de los bancos centrales a los imperativos del mercado, es decir a los 2000 nombres de oligarcas dominantes), y ello es absolutamente normal. Y si defender ese punto de vista es populismo o/y proteccionismo ¡pues bienvenido sea! Alguien tiene que contraponer los intereses del pueblo a los de las elites. El peligro no reside en defender al Pueblo, que falta hace, sino en qué se entiende por éste, y el exceso de inmigración puede transformar la oleada populista vislumbrada (43) en un tsunami etno-populista que implique a sociedades duales, con blancos protegidos por una parte, y otras poblaciones incitadas de una forma u otra a retornar a sus países de origen. Así, pueden coexistir en el tiempo, y en relacióna un país como Canadá, país impensable sin la inmigración, dos noticias: la primera, del 12-12-05 explica que "Canadá quiere aún más inmigrantes. Modelo de integración, este país vive la inmigración como un enriquecimiento" (44); la segunda: "Fin del sueño multicultural: Canadá figuró mucho tiempo como modélico en materia de integración. Pero con la llegada masiva de nuevos inmigrantes no europeos, el país descubre la exclusión y el racismo" (45). Todo lo anterior explica la alarma de ver "un racismo inquieto, más locuaz y más agresivo sustituir a un racismo tranquilo" (46).

 

Epílogo.

 

   América Latina esta virando en algunos casos hacia una izquierda populista que obviamente va a repartir rentas petroleras o/y mineras (47) (ejemplo: Hugo Chávez), y en otros hacia una seudoizquierda que terminará siendo social-liberal pero mientras algo hará para la galería (ejemplo, Lula); a su vez, en el 2006, el Producto Interior Bruto del continente africano crecerá casi un 6% (48). Es pues el momento de aplicar políticas claras en relación con una "sobreinmigración" insoportable no sólo para el país en si sino, y sobre todo, para las clases más desfavorecidas; política cuyos puntos mínimos serían:

     1º. Hasta poder asistir correctamente a los inmigrantes ya dentro de España, cerrar puertas a los inmigrantes no europeos.

     2º. Devolución incentivada de todos los inmigrantes que hayan cometido delitos importantes y, desde luego, de todos los ilegales. Primero porque no existe ningún derecho humano (ni en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa ni en la onusiana) que permita forzar la entrada a la casa del vecino (y menos aún sin aceptar cumplir con las normas básicas de convivencia de la casa huésped). Segundo, porque si la inmigración tira los salarios a la baja, la ilegal los lleva al abismo....

     3º. Inmigración sólo aceptada en base a contratos previamente obtenidos y temporales (y validados, por un visado en buena y debida regla en el caso de inmigrantes no europeos): si la precariedad afecta al trabajador español y al inmigrante legal ya establecido, lo menos es que al mismo rasero sea sometido el "aspirante" no europeo.

     4º. Numerus clausus en las empresas: en tanto se cumpla dicha limitación, aportaran las empresas una cantidad a la Seguridad Social destinada a financiar los gasto de vivienda, sanidad y educación tanto del inmigrante como de su familia "reagrupada" y coste del transporte de repatriación. En el caso de que la empresa emplee ilegales habría que duplicar esa aportación (49).

     5º. Políticas estrictas de visados para el llamado "falso turismo".

     6º. Legalizaciones sólo caso por caso.

     7º. Nacionalizaciones sólo caso por caso, tras 5 años de residencia permanente, siempre y cuando la entrada en el país sea legal y no se haya delinquido gravemente.

     8º. Reagrupación familiar sólo en el caso de familias de nacionalidad europea. Lucha contra el fraude en la materia.

     9º. Cuatro años de vida en común demostrada para obtener la nacionalidad por matrimonio o pareja de hecho.

     10º. Consideración final: Los españoles somos europeos. Ciertamente tuvimos una deuda con Hispanoamérica tras la colonización de ésta, deuda ya saldada, vía inversiones, emigración, inmigración, y lo que allá dejamos. Tenemos una deuda con África por tráfico de esclavos, que habrá que saldar con ayuda masiva al desarrollo; pero somos ante todo europeos, y además Europa nos ha inundado de riqueza y solidaridad en los últimos 20 años. La apertura de Europa hacia el Este, nos obliga, moralmente, a un esfuerzo solidario en materia de inmigración procedente de dicha zona.

 

Junio-Septiembre, 2007.

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(1) 2006, 264 pags.

(2) 1991.

(3) Rhetoriques de la race", "Le Monde", 01-XII-06.

(4) Ver "Recensement ethnique: le debat français", en Le Monde, 10-XI-06.

(5) Le Monde del 15-12-06. Ya, en su día, Laurent Fabius barón del socialismo francés decía que Le Pen formulaba "buenas preguntas"....

(6) In "Mut zu Macht: Denken in Kontinenten", Berg am see 1981: 312 págs.

(7) En Francia, Giscard d´Estaing habló en su día de "invasión". Chirac, de "sobredosis de inmigrantes", y Mitterand de "umbral de tolerancia rebasado". Pero nada serio hicieron para contrarrestar.

(8) "Dos décadas de impulso a las economía". El País, 02-01-06.

(9) Éste es uno de los temas más "tabú" de la realidad económica y financiera española. El endeudamiento y el déficit regional y municipal son tan descomunales que no hay manera de obtener información veraz al respecto. Sencillamente, la información es ocultada...

(10) Ver El País del 31-08-06, pág. 19.

(11) "El País", 02-12-06, pág. 45.

(12) "ABC", 26-02-06, pág. 54.

(13) En "Cinco Días" del 17-07-06.

(14) "Conforme los inmigrantes entran a una ocupación, los salarios bajan", afirma George Borjas, de la Universidad de Harvard, citado por Heidi Przybyla, op. cit.

(15) Especialistas en recurrir, para su personal, a las ¡ETP!.

(16) Recogida por Raimon Aymerich para el "Courrier Internacional" 08-11-06, pág. 49. Se trata de un fenómeno generalizado.

(17) En "aprende más" 17-11-06.

(18) De la Fundación BBVA y el Instituto de Estudios Autonómicos.

(19) En Madrid, el 15,8% de los extranjeros tienen carrera y el 18% formación profesional. "El Mundo", 19-01-06. Pero ¡ojo!: si los inmigrantes procedentes de África son los que presentan el nivel educativo más bajo, los de la Europa del Este superan con creces la media española. Son los nacidos en los países de la antigua órbita soviética los mejor formados, ya que casi la tercera parte de los que vienen a trabajar a España poseen títulos universitarios, algo que queda muy lejos al día de hoy en los países como el nuestro (www.parendemas.com).

(20) Autores Caglar Orden y Maurice Schiff.

(21) Le Monde del 17-01-06.

(22) En su obra "La grande migration" París, 1995, págs. 25 y ss).

(23) Según el "Real Instituto Elcano" "la percepción de que un creciente porcentaje de los delitos perpetrados en España es obra de delincuentes extranjeros resulta confirmada por los datos policiales, judiciales, y penitenciarios disponibles: la tasa de delincuencia de los residentes extranjeros es mayor que la de los autóctonos, tanto en España como en otros países europeos. Los extranjeros representan el 4 o el 5% de la población española, pero casi el 9% de los condenados y el 27% de los detenidos por delito en el 2001". Dicho informe, data del 2003 y con datos del 2001, y es insuficiente: los datos del ministerio de Interior para ese mismo año son 116.139 extranjeros detenidos para un total de 233.147. Hoy, todos esos datos han considerablemente empeorado. Entre el 2001 y el 2005, por ejemplo, el número de extranjeros ha pasado de 1.370.657 a 3.730.610 en el 2005 y el 40% de todos los presos de cárceles españolas son extranjeros. Y conviene prestar atención a la evolución de las distintas propensiones nacionales a la delincuencia: aparte de que el 61% de los menores infractores son extranjeros, se asiste a una disminución de la delictividad de los españoles (42% de los delincuentes en el 2003 y 30% en el 2005) y de los Maghrebíes (respectivamente 40% y 25%), pero si a un aumento geométrico de los sur y centro americanos (9,6% y 24%); lo que pone en solfa otro mito: a saber la mayor capacidad para integrarse de los latinoamericanos en comparación con los magrhrebíes. Dato positivo para la capacidad de integración de los maghrebies, pues es evidente que el integrado delinque menos (Ver "El Mundo" del 23-01-06)

(24) Economía y Europa, David Gracia. "Los inmigrantes avivan la factura del gasto", Madrid 15-07-06.

(25) R. Aymerich, op. cit.

(26) "El País", 05-12-06.

(27) David Gracia, op. cit.

(28) En el próximo ejercicio, los Presupuestos Generales del Estado recogerán una partida de cerca de 33 millones de euros para repatriaciones, cifra que supone un incremento de ocho millones de euros respecto al periodo anterior. Además, en el 2007, se invertirán aproximadamente 250 millones de euros en la atención a la integración de inmigrantes, de los que 185 se reservarán para el Fondo de Apoyo a la Acogida e Integración de Inmigrantes y refuerzo educativo. Otros 18 millones se destinarán a la atención humanitaria de los indocumentados, y algo más de 16 millones de euros servirán para subvencionar a Cruz Roja, el Comité Español de Ayuda al Refugiado y la Asociación Accem (Comisión Católica Española de Migraciones) (ABC, 18-12-2006).

(29) Lo cual tampoco es seguro; así, según Kurt Blanchet y Regina Keith (en "L´Afrique tente de retenir ses medecins", Le Monde Diplomatique, 12-06), a partir de ya serán necesarios 6.000 millones de dólares al año para paliar la fuga de profesionales de la medicina, cifra que se elevará a 7.000 millones a partir del 2010... En Zimbabwe sólo quedan 360 médicos de los 1.200 formados en la década de los 90; 200 sobre 800 en Ghana, lo que representa una pérdida de 50 millones de dólares en formación ahora al servicio de europeos y norteamericanos. Y los gobiernos africanos recurren a medidas y trucos de todo tipo para paliar esta hecatombe: subidas salariales, ayudas alimentarias, créditos a muy bajo interés, inversión en más facultades de medicinas, ayudas a fondo perdido para los que retornan, prestamos para vivienda, educación de los hijos a cargo del Estado, etc.

(30) Pierre Jacques: "Tirer parti des migraions", Le Monde 17-01-06.

(31) El País vía Courrier Internacional del 02-11-05.

(32) "El País" del 26-12-06.

(33) Diario ABC al 28-11-06, pág. 26. Según el Diario El País del 27-09-07 en la región madrileña, el 50% de los abortos a adolescentes lo son a inmigrantes...

(34) Por ejemplo, sólo intereuropeos.

(35) En España el empleo ocupado por extranjeros ha aumentado un 541% en una década ("El País", del 18-06-06). Y entre 1994 y 2004, España sextuplicó su mano de obra extranjera.

(36) Deia de la fecha, página 51.

(37) Y añade esta otra lindeza: que "para las subidas de sueldo no se tenga en cuenta la alta (¡¿?!) tasa de inflación [sino]... la productividad" (El País 20-12-05).

(38) "Le monde: Dossiers et documents", 11-06.

(39) Revista Marianne del 29-09-06: "Inmigration de Masse: Cessons de faire l´autruche".

(40) "Conversaciones de sobremesa".

(41) Ver su libro "Qu´est ce que le fascisme", Ed "Le Sept Couleurs", París.

(42) Ver "Inmigración, Inseguridad y Violencia", de Eva Díez Poza.

(43) Eric Le Boucher: "Le relour mundial des populistas", Le Monde 11-12-06.

(44) Le Monde.

(45) Más del 50% de los canadienses creen que hay demasiados inmigrantes; 40% creen que la contribución de los inmigrantes a la riqueza del país depende de su origen étnico, y que los europeos sí que contribuyen más (80%) seguidos por los asiáticos (59%), los surasiáticos (45%) y lejos los caribeños (33%). En 1981 había 6 enclaves étnicos, hoy son 254... Ver Courrier internacional del 06-12-06, pág. 64 y ss.

(46) Le Monde, 27-12-05.

(47) Ver de Eric Le Boucher "Le retour mondial des populistes", en Le Monde del 11-12-06.

(48) Le Monde, del 18-05-06.

(49) Si el 66% de los franceses son partidarios de tasar a las empresas que abusen de la precariedad laboral, otro  tanto puede hacerse en relación con el abuso de contratación de trabajadores inmigrantes sean legales o no.