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¿LA GRAN EUROPA O LA GRAN CATÁSTROFE?

¿LA GRAN EUROPA O LA GRAN CATÁSTROFE?

Pierre HILLARD

 

   En estos principios del siglo XXI, la construcción de Europa se acelera. Por un lado, la reunión de Jefes de Estado en Copenhague los días 12 y 13 de diciembre de 2002 abrió la puerta a diez nuevos candidatos: Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre y Malta. Estos países se integraron en la UE el 1 de mayo de 2004. Otros países como Rumanía y Bulgaria esperan su turno, quizá para 2007. Turquía, apoyada por los Estados Unidos, hace presión para incorporarse a esta Europa que a menudo combatió en el pasado.

 

El principio federal

 

  Por otro lado, observamos que la elaboración de una Constitución europea bajo los auspicios de Valéry Giscard d´Estaing toma forma. Se afirma el principio federal ampliamente. Por último, la política de descentralización del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin (mayo de 2002 -) dibuja una nueva Francia. En adelante, las regiones están en condiciones de adquirir un peso que las vuelve incontrolables. Por lo tanto, las reivindicaciones identitarias se hacen palpables. Cada vez más representantes bretones, corsos, vascos..., reclaman mayores derechos y nuevas libertades para permitir la expansión de sus características específicas. Todos estos elementos, aparentemente distintos, se basan en realidad en lo mismo. Se trata de construir una Europa federal etno-regionalista en el marco de la Unión Europea (UE), en relación con los Estados Unidos por medio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Varios textos permiten tener una visión global del proyecto europeo y el papel determinante desempeñado por Alemania y comprender mejor las evoluciones que se prevén de nuestro continente.

 

1. Los documentos etno-lingüísticos

 

  Podemos destacar dos documentos europeos en condiciones de promover los fenómenos identitarios: el Convenio Marco para la Protección de las Minorías (1) y la Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias (2). Estos dos documentos que entraron en vigor respectivamente el 1 de febrero de 1998 y el 1 de marzo de 1998 dan la posibilidad a los grupos étnicos de reafirmarse. La redacción de estos textos se debe, inicialmente, a un instituto: la Unión Federalista de las Comunidades Étnicas Europeas (UFCE), cuya sede está en Flensburg, al norte de Alemania. El Ministerio del Interior de la República Federal de Alemania, el Estado Federado del Schleswig Holstein, el Estado Federado de Carintia y la Fundación Hermann Niermann de Dusseldorf financian este organismo. El objetivo de la UFCE consiste en promover la emergencia de grupos étnicos a los que se atribuyen toda clase de derechos: políticos, educativos, administrativos... Su programa se cerró definitivamente en 1992 y se reunió en una obra: "Ethnos 46" (3). Los participantes son todos juristas alemanes y austriacos, sin contar con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Austria y el Ministerio de Interior de Alemania. Es esta fuente jurídica la que redactó estos dos textos europeos o, más exactamente, germano-europeos.

 

- La puesta en acción

 

  La Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias fue redactada en función de la Resolución 192 (1988) del Consejo de Europa. Su ponente fue un abogado alemán, Herbert Kohn, miembro del Comité Jurídico de la UFCE. Gracias a su trabajo, la Carta permite la utilización de las lenguas regionales en ámbitos tan distintos como la enseñanza (artículo, la justicia (artículo 9), los medios de comunicación (artículo 11), y facilita los intercambios transfronterizos (artículo 7 y 14). Es necesario retener bien estos artículos 7 y 14 que hacen mención a las fronteras. Además, estas medidas se reflejan también en otros documentos, en particular el que trata sobre el convenio-marco para la protección de las minorías... Basándonos siempre en los trabajos reunidos en la obra "Ethnos 46", es un alto funcionario del Ministerio del Interior alemán, Rolf Gossmann, quien consiguió durante el año 1994 insuflar la parte fundamental de este programa en este Convenio-marco. Es necesario saber también que este mismo personaje es el agente de conexión entre el UFCE y el Gobierno alemán. En cualquier caso, la aplicación de este documento desde su entrada en vigor representa una verdadera convulsión puesto que permite el reconocimiento oficial de todos los grupos étnicos en la Unión Europea.

  En cierto modo, este documento germano-europeo reanuda el ideal de los pangermanistas del siglo XIX: "desprender el substrato étnico de su ganga estatal antes de proceder a nuevas combinaciones". En todo lo que sea reconocer la promoción de todas las características propias de las minorías étnicas (artículo 5), el Convenio-marco para la protección de las minorías se asocia a la Carta de las Lenguas Regionales o Minoritarias y afirma en su artículo 17 los elementos que están en condiciones de debilitar a fondo el trazado de las fronteras en Europa.

 

  Dice esto: "Las Partes se comprometen a no obstaculizar el derecho de las personas que pertenecen a minorías nacionales a establecer y a mantener, libre y pacíficamente, contactos más allá de las fronteras con personas que se encuentran legalmente en otros Estados y, en particular, con aquéllas con las que tienen una identidad étnica, cultural, lingüística o religiosa, o un patrimonio cultural compartido".

  Esta etnización de toda Europa encuentra su toque final en la Carta de Derechos Fundamentales (4). Los jefes de Gobierno la firmaron en la última Cumbre de Niza, en diciembre de 2000. Entró en vigor después del voto positivo de los irlandeses en octubre de 2002. La Carta de Derechos Fundamentales confirma sin ambigüedad este principio, en particular, en sus artículos 21 y 22 donde expresamente se afirma que las discriminaciones étnicas, lingüísticas, sexuales y religiosas están prohibidas. Esta oficialización de la etnicidad despegará verdaderamente a partir del momento en que se le conceda un marco político adecuado. El federalismo es el apoyo.

 

2. La regionalización de Europa

 

  El reconocimiento del principio federal en las instancias europeas se basa en tres documentos que son, aquí también, germano-europeos. Son las Cartas de la Autonomía Local y Regional y el Convenio-marco sobre la Cooperación Transfronteriza llamada también Carta de Madrid.

 

  La Carta de la Autonomía Local se promovió gracias a un texto de 89 páginas titulado "Las instituciones regionales en Europa" por un ponente alemán de nombre típicamente francés: A. Galleta. Este documento permite la autonomía local en todos los ámbitos: político, administrativo, da derecho a disponer de recursos financieros propios suficientes... Pero en este asunto, los grupos étnicos que residen sobre una superficie de territorio reducida están en condiciones de reclamar la autonomía territorial que corresponde a su emplazamiento. Estas pretensiones tomarán un cariz más vivo con el proyecto de la Carta de la Autonomía Regional. Este texto fundamental se apoya en la recomendación 34 (1997) del ponente alemán y diputado socialista del Estado Federado de la Baja Sajonia, Peter Rabe. Fue en marzo de 1996 cuando se presentó el primer proyecto por el gobierno de este land. En ese momento, su Ministro-Presidente se llamaba Gerhard Schröder, canciller desde 1998.

 

- La parcelación

 

  El objetivo supremo de este documento es el mismo que en el caso anterior, pero a una escala más extensa. Permite la expansión completa de las "regiones-Estado" que están en condiciones de pasar por encima de la autoridad del Estado y tratar directamente con las instituciones europeas. Esta promoción de la autoridad política de las regiones irá a la par que la de los principios etno-lingüísticos citados más arriba. En efecto, el preámbulo del "Proyecto de Carta de la Autonomía Regional" estipula sin rodeos esto: "De acuerdo con el artículo 1 del Convenio-marco para la protección de las minorías nacionales, el respeto de los derechos humanos incluye el de las minorías. Las regiones pues deben respetar los derechos de las minorías que se encuentran en su territorio". Como se puede constatar, todo esto es simplemente el reconocimiento del etno-regionalismo.

 

  Por último, este proceso de desintegración de los Estados tomará su forma más completa con la Carta de Madrid. En apariencia, un organismo europeo propulsó este último documento, pero enteramente alemán por sus fundadores y sus dirigentes: la Asamblea de las Regiones Fronterizas Europeas (ARFE), cuya sede se encuentra en Gronau. Este organismo tiene por objetivo supremo transformar las fronteras de Estado en fronteras administrativas gracias a las euro-regiones. Estas entidades territoriales en una y otra parte de una frontera, actúan como disolventes volviendo caducas las fronteras estatales. Eso permite todas las modificaciones territoriales y los desplazamientos de fronteras. Obviamente, esto no puede sino agradar a los vascos y a los catalanes que pueden esperar una unificación de las partes francesas y españolas. Como bien dice el diputado europeo, Alain Lamassoure: "Europa unificará el País Vasco".

 

3. El ramillete final

 

  Francia se ha comprometido a promover sus regiones. El principio debe ser próximamente reconocido en una revisión de la Constitución de la V República (1958) durante una reunión del Congreso en Versalles. Esto no es más que la exacta aplicación del artículo 2 del proyecto de la Carta de la Autonomía Regional que afirma claramente que "el principio de la autonomía regional debe en la medida de lo posible reconocerse en la constitución".

  Las cosas van muy rápidamente puesto que es necesario completar todo esto para la elaboración de un Código Civil europeo (véase la recopilación Dalloz de 25 de julio de 2002). Fue bajo la dirección de un jurista alemán, Christian von Bar, cuando el Parlamento Europeo decidió en julio de 1999 crear un Código Civil europeo que debe erradicar a todos los otros. Esta uniformación jurídica acompaña a la revolución política y geopolítica que se desarrolla actualmente bajo nuestros ojos. En efecto, el Código Civil de cada país es de alguna manera la sustancia propia de la historia de una nación. Sustituirlo por un Código Civil común, es borrar la memoria jurídica de cada país y acelerar por ahí la pérdida de la conciencia nacional.

 

  La promoción de las regiones políticamente autónomas y de sus caracteres étnicos acompañan a este borrado de la memoria. Por otra parte, Christian von Bar afirmó con una franqueza heladora después de su conferencia el 12 de abril de 2002 en la Grand Chambre del Tribunal de Casación en París, que "Carlomagno nos recuerda que Europa es más antigua que los Estados que la componen. En nuestra comunidad, redescubrimos a Europa en su totalidad". Estas observaciones tiran por tierra mil doscientos años de historia de la lenta sedimentación de los Estados-nación. El ideal propuesto es en resumidas cuentas la vuelta al Imperio Carolingio. El Euro, que entró en circulación a principios del año 2002, ¿no sería finalmente más que una moneda de Imperio cuyo objetivo final sería servir de medio de intercambio entre las regiones que constituyen el Estado federal europeo que se avecina?

 

- El ideal étnico en el parlamento europeo.

 

  El fenómeno se arraiga en un partido político europeo, el Partido Democrático de los Pueblos de Europa - Alianza Libre Europea (PDPE - ALE) en relación directa con el grupo de los Verdes que elaboró un mapa de la Europa étnica en 1997 (por el momento, solamente la Unión Europea) bajo los auspicios del Parlamento Europeo. Como muestra este mapa, Francia estalla en distintas entidades, como Gran Bretaña. Se percibe una extraña relación con el mapa de la Europa de las regiones de las Waffen-SS, reproducida en el Anexo de mi libro (P. Hillard, "Minorías y regionalismo", éd. F.- X. de Guibert). El gran vencedor de estos repartos étnicos es el cuerpo germánico que, además de Alemania, asocia a Austria, a la Suiza germanófona, a Alsacia, al país de Metz, a Luxemburgo y a los cantones de habla alemana belgas. Al beneficiarse de una cohesión cultural, el mundo de habla alemana será el gran beneficiario de estas convulsiones "tribales".

  Es necesario razonar siempre en términos de informes de poder. La entidad de habla alemana, compuesta por 90 millones de individuos y económicamente la más potente de Europa, ejercerá un poder de atracción tal que todo el perímetro de su territorio entrará bajo su dependencia. Es de alguna manera, el renacimiento de un nuevo Sacro Imperio Romano de Occidente. Esta dislocación del cuerpo europeo irá en aumento, ya que el Ministerio de Interior alemán apoya a un centenar de movimientos autonomistas en Europa que incluye a los bretones, a los alsacianos, a los flamencos y a los saboyanos, sólo en Francia (véase Anexo 34 de mi libro). Estos últimos, al igual que los grupos étnicos de otros Estados de la Unión y como los de los nuevos miembros desde 2004 (Polonia, Hungría, Estados bálticos...), podrán entonces agitar el espectro de la secesión.

 

  Podemos incluso ir más lejos. Las poblaciones extraeuropeas, en el marco de los derechos humanos y del derecho a la diferencia estarán en condiciones de reclamar una extensión de estos derechos a su favor. Los textos germano-europeos los autorizan. Lo que es más, la entrada programada de Turquía en la Unión Europea acelerará esta implantación étnica musulmana sobre todo el continente. Numerosos Kosovos deben preverse. Europa se dividirá aún más. Inevitablemente rivalidades interétnicas vinculadas a los intereses económicos y al egoísmo inherente al hombre favorecerán múltiples guerras. Esto será como "la guerra del fuego" y "Mad Max" juntos. Europa ha caído desgraciadamente en una espiral infernal. En efecto, un sabio del siglo pasado decía: "De ordinario, en política, los efectos se perciben cuando comienzan a producirse, es decir, cuando es demasiado tarde "(5).

 

NOTAS:

1. Comité ad hoc para la proteccion de las minorias nationales (CAHMIN), Strasbourg, Editions Conseil de l’Europe, 1994.

2. Mapa europeo de lenguas regionales o minoritarias e informe explicativo, Strasbourg, Editions Conseil de l’Europe, 1993.

3. Felix Ermacora y Christoph Pan, "Volksgruppenschutz in Europa" (Protection des groupes ethniques en Europe), Ethnos 46, Braumüller, 1995.

4. Carta de los Derechos Fundamentales de la Union Europea, Strasbourg, Editions du Conseil de l’Europe, 2001.

5. Jacques Bainville, "Réflexions sur la politique", Paris, Librairie Plon, 1941, p. 18. Copyright 20 février 2003-hillard/ (diploweb.com)

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